La declaración de dos médicos "impulsa" otro proceso abierto por presunto robo de bebés
Testificaron ayer en calidad de testigos por tener conocimientos sobre el casoSe corresponde con una denuncia realizada por una vecina de Hernani que dio a luz en la residencia Aranzazu en 1978
Donostia. La declaración de un pediatra y un ginecólogo en calidad de testigos ayer por la mañana en el juzgado número cuatro de Donostia sirvió para "impulsar el caso procesalmente", señaló a este periódico el abogado de Karmele Múgica, una vecina de Hernani que sospecha que pudieron robarle a su hijo nacido en octubre de 1978 en la residencia de Nuestra Señora de Aranzazu de Donostia.
El juez, que previamente había requerido el testimonio de una enfermera que en la actualidad se encuentra jubilada y que vive fuera de Gipuzkoa, llamó a declarar al ginecólogo particular de la familia y a un pediatra. "Se trata de dos personas que tienen conocimiento de este caso, pero no por ello significa que estén implicadas", explicó el letrado.
Según sus palabras, el testimonio de estos dos sanitarios sirvió para "tener más información". "Lo que se ha hecho esta mañana -por ayer- ha sido ver, en relación a este caso concreto y aunque han pasado muchos años, una serie de detalles para tener un mayor conocimiento", contó.
Objetivo: la exhumación "Todavía no tengo claro qué voy a plantear y qué no voy a pedir, pero que la exhumación es un objetivo está claro", reconoció el abogado. Y es que la exhumación practicada el martes en Donostia por un presunto caso de robo de bebés ha abierto la puerta para que se puedan autorizar nuevas intervenciones y, con ellas, un posible análisis de ADN.
"La exhumación es la prueba mater que podemos pedir, con el cotejamiento del ADN, pero sabemos que no es cualquier prueba y más viviendo en la sociedad que vivimos, donde sabemos que exhumar un cadáver tiene muchas reticencias y esto condiciona mucho los casos", había señalado al respecto el pasado miércoles.
Sin embargo, la realizada el martes en el cementerio de Polloe ha sido celebrada por las familias afectadas por otros presuntos casos de robo de niños, ya que ha creado un precedente. "Está claro que el martes se dio un primer paso y que las exhumaciones se van a tener que hacer. Al final, es algo similar a las personas desaparecidas en la Guerra Civil o en el franquismo. La única manera de descubrir qué pasó con esas personas es la exhumación", declaró.
un caso de 1978 Karmele Múgica dio a luz a su hijo el 27 de octubre de 1978 en la residencia de Nuestra Señora de Aranzazu de Donostia. La criatura nació en el séptimo mes de embarazo y, aunque pesó dos kilos y 300 gramos, tuvo que ser ingresada en la unidad de neonatos, ya que requería de una incubadora.
Aunque el niño estaba aparentemente bien, 25 días después de estar en la incubadora, el 20 de noviembre, personal de la residencia comunicó a Múgica que había muerto.
Entonces comenzaron todas las irregularidades. En lugar de entregarles el cuerpo del bebé, en la residencia expresaron su deseo de estudiarlo. Finalmente, cuando acudieron a por él, les entregaron una caja precintada, por lo que no pudieron ver lo que había dentro.
Aunque la sombra de la sospecha de que algo extraño había rodeado la muerte de su hijo planeaba sobre la cabeza de Karmele, la denunciante no retomó el tema hasta el pasado año. Fue a raíz de que se conocieran los primeros casos que afectaban a madres guipuzcoanas que habían parido en clínicas del territorio cuando ella se puso en contacto con la asociación SOS Bebés Robados.
Desde que denunciara su caso hasta hoy, Karmele ha puesto todo su empeño en recopilar documentos de aquella época, aunque apenas ha podido encontrar un parte de defunción en el que pone que el niño falleció por una parada cardiorespiratoria. Karmele, al igual que el resto de familias afectadas por esta presunta trama, espera que el doloroso proceso iniciado sirva para conocer qué pasó en realidad con ese niño.
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