pamplona. Los vecinos de las viviendas de las urbanizaciones Lasaitasuna y El Inglés de la localidad navarra de Yesa organizaban y recogían ayer sus pertenencias para trasladarse a otra vivienda, después de que el Ayuntamiento anunciara el pasado viernes el desalojo preventivo de la zona, que deberá estar concluido antes del lunes, por peligro de un deslizamiento de tierra. Según los vecinos, las autoridades municipales han estimado que el proceso de acondicionar la zona, que incluye tanto retirar pesos del alto del monte como reforzar la estabilidad de la ladera, podría llevar unos diez meses, aunque muchos comentaban ayer que "podría superar el año".
A pesar de que son un total de 60 las viviendas que hay que desalojar, solo ocho son utilizadas como residencia habitual, siendo el resto, segundas viviendas y casas de veraneo. En el caso de estas ocho, algunos de sus habitantes, como María Ángeles Ruiz, todavía no sabían a donde iban a ir. "En teoría nos van a dejar un apartamento en el pueblo a cada uno, pero por ahora solo hay cinco, por lo que faltan tres", señaló Ruiz. Además, para ella el desplazamiento es más complicado que para el resto, ya que en su casa tiene algunos animales, patos, palomas, gallinas, conejos y dos perros, a los que no puede llevarse. En una reunión que tuvieron el viernes por la noche con los responsables municipales, le indicaron que tanto ella como otros vecinos podrán regresar a sus casa en determinados momentos para coger objetos puntuales o algo que necesiten. María Ángeles Ruiz utilizará estas oportunidades "para subir a dar de comer a los animales", aunque tendrá que ser "acompañada por la Guardia Civil".
Junto a Ruiz se encontraban su hermano, Antonio, su cuñada, Conchi Azcárate, y su hijo, Aitor López, que acudieron para ayudarle a llevarse cosas de primera necesidad para su nuevo alojamiento. "En principio vamos a coger algo de ropa y una televisión pequeña para que pueda tener en su cuarto", señaló López mientras ayudaba a su madre a cargar algunas maletas en el coche.
Los vecinos se juntaron ayer por la mañana en las puertas de las casas a charlar acerca del desalojo. Todos coincidían en culpar de los problemas que está dando la ladera a las diferentes obras que se suceden "desde hace doce años", como "todos los edificios que han tirado, incluido el hotel El Inglés o los bungalows, además de las voladuras para hacer los túneles de la autovía de Jaca encima de la urbanización", criticaba María Jesús Mikeo, que reside junto a su marido, Gregorio Echabarri, en el número 8 de Lasaitasuna. Mikeo aseguró que, en verano, se llegaban a escuchar las explosiones "hasta por la noche" y otra vecina señaló que "hacían temblar las tres plantas de su edificio". A esto Mikeo añadió que se están realizando excavaciones debajo de la urbanización, por lo que "han hecho un buen agujero buscando rocas, pero lo único que hacen es quitar tierra". Este hueco, según explicó, coincide con "las casas que están en peligro, por lo que no puede ser casualidad que justamente seamos los de encima del boquete los afectados". Dicha crítica, que era apoyada por prácticamente todos los vecinos, fue completada por Ambrosio Arce. Este vecino, que se compró una vivienda en la urbanización tras jubilarse en 2011, añadió a la explicación de las obras otras razones como "la mala construcción, la situación del terreno y las aguas subterráneas que pasan por debajo de las casas".
Arce lamentó que su casa pueda sufrir algunos daños, ya que acaba de reformarla. "Hasta había cambiado las ventanas", indicó. Sin embargo, ya han empezado a aparecer grietas en las paredes como en otras casas, por el desplazamiento de la tierra. Actualmente, Arce también tiene "un piso en Pamplona" pero prefiere quedarse en Yesa, ya que "estoy más a gusto, puedo subir a la sierra cuando hace buen día y en Pamplona no tengo nada que hacer", por eso espera que le puedan "realojar en algún apartamento del pueblo".
Entre los objetos que quiere llevarse destacó "algunos libros y algo de música". Además, si tiene posibilidad de conectarse a Internet, cogerá su ordenador. Pero eso no lo hará hasta que inicie su traslado a lo largo del día de hoy, ya que ayer decidió pasar la noche en casa. "Tenía pensado irme a dormir a Pamplona pero al final he preferido dormir aquí y así esperar a ver si consigo trasladarme mañana a una casa del pueblo", concluyó. Por otra parte, patrullas de la Guardia Civil estuvieron ayer por la zona hablando con los vecinos y orientándoles. Además, serán los encargados de controlar que los pisos queden vacíos y que no se produzcan robos en los mismos.
ayuntamiento El alcalde, Roberto Martínez Luyando, indicó el viernes que la alerta se ha producido debido a que las intensas lluvias de estos últimos días han "acelerado el movimiento de la tierra y la ladera empapada está empujando más de lo previsto". Los vecinos, por su parte, no descartan que este hecho haya "podido influir en lo que está ocurriendo" pero consideran que solo es "uno más". Para ellos, "todo comenzó con las obras del pantano", ya que este año "ha llovido pero no más que en otras ocasiones". Martínez, que estuvo reunido con técnicos del Gobierno de Navarra y de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), también mantiene que fue el martes cuando se le "comunicó que había que aumentar la seguridad en la ladera y reforzarla". Sin embargo, María Ángeles Ruiz insistió en que "desde diciembre se empezaron a escuchar rumores de lo que iba a ocurrir, y que "al final se está cumpliendo".
Por otra parte, los trabajos para retirar tierra en lo alto de la montaña con el objetivo de asegurar las urbanizaciones han provocado el cierre de la carretera NA-2420, que conecta Torres de Elorz con la Autovía del Pirineo, debido a que se desprenden rocas y tierra sobre la calzada. El cierre afecta a los kilómetro comprendidos entre el 39 y el 43 y solo pueden pasar aquellos transportes especiales que avisen la necesidad de circular por dicha carretera 24 horas antes.