Proyecto pionero en la búsqueda de empleo para reclusos en tercer grado o en libertad
10 personas que terminan diferentes penas reciben orientación y prácticas en empresas El proyecto, financiado por la Fundación la Caixa, ha logrado dos autoempleos y la contratación de 4 personas
pamplona. Dejar atrás su pasado, aprovechar una oportunidad de prepararse para reencontrarse con la sociedad y aprender a ganarse de nuevo la vida. Es lo que han hecho diez personas que han cumplido penas por diferentes motivos: consumos de alcohol y drogas, tráfico de estupefacienes, robo, agresiones... Romper sus propias cadenas y enfrentarse a las que la comunidad mantiene atadas con sus prejuicios. "Uno de los aspectos que más sorprende de este colectivo es su motivación, la capacidad que tienen de estar activos, de aprender, las ganas de formarse, de dejarse orientar y de buscar un trabajo, en definitiva, las ganas de tirar para adelante". Así resume Lola Figueras, de la Fundación Gaztelan, su propia experiencia a mitad del trabajo realizado con diez personas reclusas o que acaban de abandonar la cárcel y esperan una segunda oportunidad social y laboral.
Cuando uno sale de prisión es cuando siente que empieza a "arrastrar la pesada bola" con un grillete, cuando sale a la calle, no antes. Entonces comienza el verdadero reto, lograr que "los demás vuelvan a confiar en ti", asegura Lola. Han cumplido con la pena impuesta, se han responsabilizado de lo que han hecho, y ahora queda que la sociedad les crea. Es lo que relata una de las reclusas que colabora en la revista Galería.
La fundación Gaztelan trabaja en un proyecto dirigido a la población reclusa y exreclusa para favorecer su incorporación sociolaboral. Financiado por la Fundación la Caixa, se trata del primer proyecto que lanza al empleo a personas que han estado entre rejas. Este mes se ha puesto en marcha un segundo proyecto, Reincorpora, con población reclusa, también apoyado por esta entidad, y centrado en el aprendizaje de hostelería.
En su transición de la reclusión a la libertad, ocho hombres y dos mujeres han trabajado con Gaztelan en tareas de formación y orientación, y este mes iniciarán las prácticas en empresas abordando a su vez la última etapa del proceso: prospección de un duro mercado laboral. Se trata de un circuito profesional de "intervención integral, social, laboral y jurídico", de acompañamiento a la población privada de libertad que se encuentra en tercer grado, en libertad condicional o provisional y exreclusa.
Salhaketa y los servicios sociales del CIS de prisión derivan aquellos casos de personas que están fuera de la cárcel o a punto de salir, y que mantienen cierto grado de motivación. El proyecto arrancó en enero participando en talleres de informática, comunicación, limpieza, entrevistas laborales, y formación en autoempleo. "Se trabaja en diferentes niveles, formación en competencias básicas, trabajo en equipo, resolución de conflictos, y todo ello acompañado de un itinerario personalizado", explica Lola Figueras, psicóloga y coordinadora del programa. "Es un trabajo preventivo y que requiere de apoyos sociales, pero que valoramos positivamente", admite. Este mes darán comienzo las sesiones prácticas, a cargo de Araceli Cueli, que lleva a cabo la intermediación laboral. Normalmente duran tres semanas, con empresas con las que previamente contacta Gaztelan y que pueden adaptarse a las características de estas personas en función de "su objetivo laboral", en "tareas de atención a la dependencia, limpieza y administración". "Por un lado es un aprendizaje técnico, por otro lado, se valoran los recursos de cada persona, aquellos aspectos en los que hay que trabajar un poco más, lo que nos permite seguir trabajando en la orientación laboral para seguir mejorando en su preparación de cara a buscar un trabajo real. Y cuentan con mayores herramientas para buscar trabajo", indica Araceli.
En el proyecto participan personas que llevan meses en prisión, un año o varios, algunas han reincidido y es, en esos casos, cuando las oportunidades son menores. Porque "si alguien ha vuelto a cometer un delito, la gente piensa que puede volver a hacerlo una tercera o una cuarta vez", abunda Figueras.
De las diez personas, cuatro ya han conseguido un trabajo y otras dos se han hecho emprendedoras (en ámbitos tan variados como son transporte y servicios técnicos), un recorrido empresarial en el que han contado con el apoyo de Alicia Ustarroz.