pamplona - Ángel Aguirre fue uno de los primeros 10 insumisos de Navarra, uno de los que iniciaron el movimiento aquel 22 de febrero de 1989 con tan solo 20 años. Paradojas de la vida, y a pesar de enfrentarse a seis años de prisión, no pisó la cárcel por el retraso en los trámites administrativos. Sí lo hicieron, en cambio, varios de sus amigos y conocidos de esa gran familia que poco a poco se fue formando en torno al antimilitarismo. Como él mismo explica, en el proceso, "hubo momentos muy duros" pero mantiene que a pesar de todo "en la mayoría de las fotos de la época, había muchas sonrisas". Desde la perspectiva que le ofrecen 25 años, Aguirre -que desde hace 15 regenta la tienda de manualidades Trebea del barrio de San Juan-, afirma que la insumisión para él fue "un punto de partida para tomar conciencia de las cosas, de que de las cosas no son como nos las venden y de la importancia de que hay que estar informado, ser crítico y tener compromiso".

Más allá de la supresión del servicio militar, considera que el gran logro de aquella época fue la gran concienciación antimilitarista que se consiguió en sectores sociales de lo más variopinto. "Actualmente cuesta mucho más hacer fuerza con cualquier reivindicación, por el individualismo que impera a nivel general", concluye, no antes de añadir que "vendrán tiempos mejores". - E. Urabayen