pamplona - Los escolares del colegio público Obispo Irurita de Larraintzar son los únicos de Navarra que siguen dando clase en módulos prefabricados. Al menos en aquellas edificaciones que se generalizaron a finales de los años 90, por el boom de la matrícula escolar, y que han ido desapareciendo de los centros educativos (o cumplen otras funciones) en los últimos años.
En 1996, el departamento de Educación del Gobierno foral instaló en este centro comarcal cuatro módulos para albergar otras tantas clases. Se colocaron de forma provisional, para cuatro años, y acaban de cumplir la mayoría de edad. Sus responsables exigen su eliminación, ya que hay filtraciones de agua y aire, y abogan por ampliar el centro.
Los módulos prefabricados, también llamados barracones, se instalaron en varios centros educativos navarros a finales de los 90. Los primeros datan de 1996 y se aparcaron en el colegio público Obispo Irurita de Larraintzar y en el instituto Julio Caro Baroja-La Granja. Un año después también se colocaron en otro instituto, en el Sancho III El Mayor de Tafalla. Su generalización prosiguió en años posteriores, si bien este sistema modular fue mejorando, y desde 2007 ya no se usa de forma provisional y pueden quedarse como obra definitiva.
Sin embargo, en los últimos años, los viejos módulos prefabricados han ido desapareciendo o, al menos, han dejado de ser utilizados como aulas. En el caso de los dos institutos anteriormente citados, el departamento de Educación procedió a su ampliación, y en el IES Julio Caro Baroja-La Granja los barracones se suprimieron, mientras que en el instituto de Tafalla los utilizan como almacén. En otros colegios donde también se han mantenido los utilizan las apymas para talleres o reuniones.
La excepción está en mitad del valle de la Ultzama. La comunidad educativa del colegio público Obispo Irurita lleva varios años pidiendo al departamento de Educación que elimine los cuatro módulos provisionales instalados hace 18 años y lleve a cabo una ampliación de este centro comarcal, en el que estudian 285 escolares desde Infantil hasta ESO (3 a 16 años).
En los primeros años, el centro utilizó los cuatro módulos prefabricados como aulas ordinarias. Después unieron dos de los módulos, en las que por ejemplo el pasado curso dieron clase los escolares de 4º de Primaria, mientras que en los otros dos módulos se imparten clases de Música, Inglés o clases de apoyo. "Hemos planteado más de una vez hacer una nueva construcción pero siempre nos daban largas y solventaban el problema con pequeñas obras como la que hicieron en 2011, cuando se hizo una retabicación y de cuatro aulas se sacaron seis, con el consiguiente perjuicio", explica el director del centro de Larrain-tzar Luis Lizarribar.
Ante esta situación, el equipo directivo, con el respaldo de la Apyma y de los ayuntamientos implicados (el centro es comarcal), solicitó el pasado año una reunión con responsables del departamento de Educación. Y les propusieron dos opciones. La primera era trasladar la Biblioteca a los módulos y convertir ésta en clases, "idea que el propio departamento descartó por un problema de altura". En segundo lugar les plantearon llevar el aula de psicomotricidad a los módulos y dividir esta última en dos clases para acoger a más escolares. "En la reunión se decidió que el ayuntamiento se haría cargo de la adecuación de las dos nuevas aulas y el departamento de acondicionar los dos módulos dónde se iba a habilitar el aula de psicomotricidad", recuerda Lizarribar. El consistorio cumplió su compromiso, cosa que no hizo Educación. "Alegan que fue una decisión de un claustro pero desde el principio se vio que era la única opción viable a no ser que hiciera una construcción nueva", asegura el director, que explica que este curso el aula de psicomotricidad, reubicada en los dos módulos prefabricados unidos, "lo utilizan sobre todo los 80 escolares de Educación Infantil, pero muchos cursos la utilizan para hacer gimnasia por lo que está casi todo el día ocupada".
En diciembre y febrero, el equipo directivo envió informes del arquitecto municipal al departamento de Educación alertando de la situación en la que se encontraban los módulos: filtraciones de aire, filtraciones de agua, falta de protección de los radiadores, escasa calefacción. "Pero seguimos sin respuesta por lo que nos vemos obligados a seguir utilizando unos módulos que tienen 18 años y tienen muchas deficiencias", asegura Lizarribar, que añade que "nos dicen que como en el aula de psicomotricidad están en movimiento no hace falta calefacción, pero cuando entras en ese aula en invierno a las 9 horas...".
Las necesidades son presentes e irán a más en el futuro, ya que este centro prevé un progresivo incremento del alumnado procedente de Jauntsarats. Por ello insisten en que la única solución es ampliar las instalaciones. Por los de ahora y por los que vendrán.