¿Puede matar un puñetazo?
es excepcional un traumatismo craneal mortal con un golpe de la mano, pero no imposible. Dos peleas en Navarra este verano han puesto la cuestión sobre la mesa
sabemos más de algunas estrellas y planetas que del cerebro humano. “Hoy podemos identificar galaxias a años luz, o estudiar partículas más pequeñas que el átomo, pero todavía no hemos desvelado el misterio de las tres libras (1.300 gramos) de materia que tenemos entre las orejas”, admitió el presidente de EEUU, Barak Obama, al presentar la Brain Initiative, un gran proyecto de 100 millones de dólares cuyo objetivo es cartografiar el cerebro humano hasta sus últimos recovecos y permitir generar terapias de todo tipo a partir de ese gran mapa. Los expertos confían en que de ese proyecto surjan avances para tratar, entre otras alteraciones, los traumatismos craneoencefálicos y sus secuelas. Las estimaciones cifran en algo más de 3.000 las personas afectadas en Navarra por daño cerebral adquirido con carácter crónico, de estas 597 por traumatismo craneoencefálico y una de sus causas, aunque no mayoritaria, son las agresiones.
Este verano en Navarra se han producido dos peleas en las que dos personas acabaron hospitalizadas aunque con diferentes desenlace tras recibir un puñetazo. La primera de ellas se produjo en Sanfermines, el 13 de julio, cuando un estadounidense propinó un golpe a un mozo pamplonés que estaba importunando a su pareja en la calle Estafeta, y la segunda, el pasado día 16, durante las fiestas de Burlada. En ambos casos los hombres sufrieron fuertes golpes en la cabeza al caer tras recibir los puñetazos, pero mientras el primero fue dado de alta tras permanecer varios días en coma inducido, Alfonso Cueva Pardo moría este martes. Aunque los casos están pendientes de dictamen judicial, la pregunta surge de forma natural: ¿Puede ser mortal un puñetazo? ¿O es el impacto de la caída lo que provoca la muerte? “Matar de un puñetazo es excepcional. La intensidad de un golpe varía muchísimo. Un traumatismo craneal puede ser aparentemente menor, el enfermo pierde el conocimiento, queda un poco conmocionado y se recupera, pero, en otros casos, un golpe puede producir una lesión en el cerebro muy importante. El ejemplo clásico lo tenemos en el boxeo, que causa daños crónicos y también lesiones agudas que pueden ser mortales. Cuando los mecanismos se suman, cabe la posibilidad de que el resultado sea diferente y más grave. Un golpe puede provocar una caída y ésta otro golpe y a su vez una lesión mucho más grave”, explica Jaime Gállego, jefe del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN). “Un traumatismo craneal puede ser muy leve o, desgraciadamente, puede complicarse. Todo depende de la intensidad y las circunstancias que rodean al trauma, pero cualquier traumatismo, si es grave, puede producir lesiones en el cerebro“, añade.
Un ejemplo de concurrencia de golpes se da en los accidentes de tráfico. “En ellos, además del impacto que puede sufrir la cabeza por el choque contra algo, la propia deceleración derivada de pasar de 120 km/h a 0 también tiene sus consecuencias. Es como una caída libre. Este daño por deceleración es muy frecuente”, señala Gállego, quien, asimismo, explica que en un traumatismo de importancia el cerebro sufre el golpe, pero también el contragolpe: “La parte opuesta también sufre una lesión por el movimiento y aparecen lesiones más tardías”.
Gállego se refiere en estos casos a traumatismos importantes, pero la ciencia también se ha ocupado de otros más leves, como los causados por el balón. Investigadores de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) analizaron una serie de marcadores químicos presentes en el líquido cefalorraquídeo que rodea el cerebro y la médula espinal de 20 jugadores de fútbol amateur tras golpear varias veces el balón con la cabeza durante una semana de entrenamiento. Y comprobaron que no había ningún signo de traumatismo.
El TCE, no obstante, es un importante problema sanitario. De media, el 39% de los pacientes con traumatismo craneoencefálico grave mueren y el 60% tienen evolución desfavorable según la Glasgow Outcome Scale. “Es tan frecuente que hay protocolos bien establecidos. Como es tan prevalente son muchos los factores que influyen, por eso es importante conocer muy bien el estado del cerebro y si han concurrido otros factores asociados, por ejemplo, en qué parte de la cabeza se ha producido el golpe o patologías previas”, indica Gállego.
Este tipo de alteraciones pueden tener una recuperación completa o dejar secuelas neurológicas que incluso se manifiesten meses o años más tarde. “La epilepsia puede ser una manifestación de haber tenido un traumatismo craneoencefálico meses o años antes”, dice.
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