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“Hay profesores de castellano preocupados por el inglés, pero ¿a dónde irán a parar si Bildu gobierna e impone la enseñanza en euskera?”

Inicia su 4º curso sin el equipo impulsor del PAI pero con el propósito de mantenerlo. Han sido años “difíciles” pero le gustan los retos y si le dejan, Iribas tiene cuerda para rato

“Hay profesores de castellano preocupados por el inglés, pero ¿a dónde irán a parar si Bildu gobierna e impone la enseñanza en euskera?”OSKAR MONTERO

pamplona - Es nuestro cuarto cara a cara. Siempre en las horas previas al inicio del nuevo curso escolar. Pero en esta ocasión no tenemos mucho tiempo, ya que el consejero tiene una cita en Cascante, junto a la presidenta Barcina, para inaugurar el nuevo colegio, así que, como no es la primera vez que concede una entrevista a este periódico, empezamos directamente, sin rodeos.

A finales de agosto conocimos la salida de casi todos los integrantes del servicio de Idiomas, impulsores del PAI, incluido el propio jefe. Alegan motivos personales pero resulta sorprendente su huida a falta de un curso para el final de la legislatura. ¿No compartían ya las directrices del departamento?

-A mí los motivos que me han dado no han sido esos. El relevo ha sido ordenado y las personas que se han incorporado han sido propuestas por el jefe del servicio saliente Marcelino Arrosagaray. Tenemos una línea de continuidad. No tengo más que palabras de agradecimiento hacia la labor realizada estos años, hemos cumplido una etapa que ha culminado en un excelente macrodecreto. En cualquier caso, la política de aprendizaje en inglés, más allá de las personas, es una política del Gobierno. Todos somos necesarios pero ninguno indispensable.

Entiendo que el PAI sigue adelante, que no se han replanteado el programa...

-Hemos hecho una apuesta muy clara por el aprendizaje en inglés y el PAI está funcionando muy bien. Desde el mundo abertzale se está en contra del aprendizaje en inglés como lengua vehicular y lo están, lo dicen ellos, porque combate el aprendizaje del euskera. Yo no creo que esto sea así. Aquí, como en el País Vasco o en Catalunya, se pueden aprender tres lenguas sin problema. En mi opinión cometen un error grave, ya que están perjudicando a sus hijos.

Pero las críticas proceden de todo el arco sindical. Los representantes docentes alertan de que se está implantando sin planificación y sin recursos. También rechazan que se rebaje la exigencia de nivel de inglés del profesorado (del C1 al B2). ¿Todos están equivocados?

-Nosotros en el decreto hemos sido más restrictivos. Antes el C1 era requisito pero cabían niveles inferiores, y ahora ese B2 sólo cabe para aquellos que hayan tenido responsabilidades en la impartición del PAI durante 20 meses. De todas formas hemos pedido una comparecencia donde voy a desmentir, con datos, muchas de las aseveraciones que se dicen. Veo legítimo el movimiento sindical, pero aquel profesorado que no conoce el inglés tendrá su destino porque tenemos muchas posibilidades. Ahora, hay profesores de castellano que están muy preocupados porque estamos impartiendo un 40% en inglés en el PAI y no se dan cuenta de que el proyecto de Bildu prácticamente elimina el castellano. ¿Dónde van a ir a parar esos profesores si un día Bildu gobierna e impone como obligatorio el aprendizaje en euskera? Los profesores de inglés tendrían un futuro muy negro y el de castellano, muy oscuro.

Más allá del rifirrafe político, ¿qué le diría a una familia que teme que al impartir una asignatura en inglés pueda disminuir el nivel de esa materia?

-El nivel académico se lo garantizo yo y también los resultados. Sé que en la oposición hay quien conoce algunos de esos datos y no habla. Igual porque son buenos y no le interesa. Entiendo la controversia política, aunque no la comparto. Creo que los euskaldunes también tienen derecho a aprender inglés como lengua vehicular y además estamos modulando su implantación, damos menos sesiones, para que no afecte al aprendizaje del euskera. Entiendo que los cambios generan incertidumbre y vértigos, pero tenemos resultados. Ahí están las pruebas diagnósticas, en PISA, la Selectividad, donde hemos logrado la mejor nota de la historia. Ha pasado en todos los modelos, en institutos con secciones bilingües. ¿Y qué pasa, que han perdido conocimiento por el hecho de que se han impartido en inglés? No.

Otro de los temas de actualidad es la financiación del ciclo 0-3 años. El Parlamento aprobó en junio una ley que obliga a Educación a pagar el 100% de su parte a los consistorios. ¿La van a cumplir?

-Voy a hacer lo que marca la ley, siempre intento cumplir las leyes. En el momento en que tengamos la plena disponibilidad presupuestaria aportaremos lo que resta por pagar. Además, estamos trabajando con la Federación de Municipios y Concejos para intercambiar sugerencias que hagan que el sistema público del 0-3 pueda mejorar, ser eficiente y de calidad.

¿Se baraja un cambio en el sistema de financiación?

-Estamos abiertos a hablar de todo.

¿Pero se plantean reducir el porcentaje que aporta el Gobierno foral?

-No, no vamos con la intención de reducir nuestra aportación sino con la idea de ver cómo mejoramos. Hay casos de escuelas infantiles que tienen una unidad escasa y deben dedicar muchos recursos. Se podrían mancomunar o utilizar por varios ayuntamientos colindantes.

Es cierto que han aumentado el número de vacantes pero en este ciclo la demanda es variable ya que depende mucho de la situación económica y laboral de los padres. Y las tarifas no se han reducido.

-Las normativas deben tender a servir a las personas, por tanto hay que atender a la realidad. El aumento de vacantes en los centros de 0-3 nos ha lanzado un aviso objetivo claro. Puede haber localidades donde siempre hay un nivel de demanda relevante, pero hay ayuntamientos sin escuela infantil que ven a otros con unidades cerradas y que ahora deben afrontar un coste importante, que me han dicho: “más vale que no me metí ahí”.

Siempre dice que es el consejero de Educación sin adjetivos, pero como representante público, la enseñanza pública debería ser su prioridad.

-Yo tengo que gestionar directamente el funcionamiento de la red pública y por eso puse al mando de la dirección general a uno de los suyos, a alguien que era director y docente de un instituto público. Y eso ha facilitado que se tendieran muchos puentes.

Sin embargo, las dos federaciones de asociaciones de padres y madres de la red pública le acusaron de favorecer a la enseñanza concertada y alertaron de que hay deficiencias en una treintena de centros públicos

-Es verdad que una mentira repetida hasta la saciedad y utilizada mediáticamente puede acabar calando.

¿Creen que las federaciones mintieron en sus afirmaciones?

-No creo que algunos de ellos, muchos de ellos, pretendan mentir, pero creo que hay datos acertados, otros que no se corresponden con la realidad y otros que no son competencias del departamento sino municipal. Todas las apymas son respetabilísimas pero fue un movimiento coordinado y no soy tan ingenuo para no pensar que a veces, desde el ámbito político, se llevan a cabo actuaciones. Reconozco que hemos vivido la mayor crisis económica de la democracia y eso nos ha impedido llevar a cabo un nivel de inversiones como el que hubiéramos deseado y hemos tenido que priorizar. No he metido un euro en ninguna dotación concertada, como es lógico, y sin embargo he metido todo y más en la pública. Pero siempre digo que los niños no son responsables de donde son escolarizados sus familias y creo en la libertad de enseñanza, por eso digo que apoyo la educación sin adjetivos.

Hay dos infraestructuras que han sido más demandadas. El colegio de Sarriguren, que tras sucesivos retrasos se espera en 2015-16, y un instituto para la zona norte, que descongestione Biurdana. ¿Por qué optan por parches en vez de invertir en un nuevo centro que, a juzgar por los datos, se hace imprescindible?

-Nos encantaría dar las soluciones que se nos piden y crear nuevas dotaciones, pero realmente tenemos que priorizar. Me muevo por informes técnicos, atiendo las necesidades de escolarización y luego hay una cuestión que hay que analizar. No se puede ir actuando con una visión coyuntural. Por ejemplo, actualmente en Mendillorri hay muchos espacios vacíos en los colegios. Tenemos que ser más conscientes de que, cuando manejamos recursos públicos, hay que atender a una visión racional.

Nuevo curso, nueva ley. Usted dice que la LOMCE no es su ley pero tampoco se muestra muy crítico.

-Vamos a ver, si hay alguien que quiere que insulte al ministro que sepa que no lo voy a hacer. A Wert se le ha demonizado y ha tenido errores, algunos notorios, también ha hecho alguna aportación interesante. Nosotros hemos mantenido un política propia. En política de becas no hemos hecho seguidismo y en Primaria vamos a utilizar la reforma para seguir trabajando como lo estábamos haciendo: para poner en marcha el plan de éxito escolar, adelantar el francés a 4º de Primaria, incorporar formación de software... Pero son cambios que se puedan hacer sin la LOMCE. La LOMCE a qué nos obliga... en Primaria a muy poco. Desaparecen los ciclos, sí, pero puedo tener unos ciclos internos.

Da la sensación de que se está aplicando la ley sin cambiar demasiado las cosas ante la posibilidad de que se extinga tras las elecciones.

-Sobre esta ley pende una espada de Damocles que todo el mundo conoce, ya que no tuvo el consenso suficiente y fue precipitada. Pero no es que se vayan a introducir pocos cambios por esa provisionalidad sino porque la Educación Primaria funciona muy bien en Navarra. Hemos tenido reuniones con equipos directivos para plantearles lo que iba a haber, hemos colgado el proyecto de currículo en la web y lo aprobamos en julio, lo hemos difundido en redes sociales... No hay inquietud porque en Primaria no va haber grandes cambios. Religión sigue siendo voluntaria de oferta obligatoria y tiene una alternativa, como ahora, no vamos a modificar nada. No vamos a cambiar el currículo salvo para mejorarlo con aportaciones que no van a causar estridencia.

Por no cambiar incluso han aconsejado mantener los libros de texto.

-Sí, se dio la opción de renovar o mantener. Mayoritariamente se han mantenido. Los que habían cumplido con los años de préstamo se les ha ofertado renovar un 25% de los antiguos, y a los cursos que no les tocaba cambiar, un 8%. Además se ha ofertado un incremento de aportación para que quien quiera elaborar materiales propios.