Diez restos rescatados de fosas comunes del 36 serán inhumados en el panteón oficial
Mañana a las 11.00 será estrenada la tumba habilitada en el cementerio de Pamplona
pamplona - Los restos de diez personas asesinadas en la guerra del 36 que han permanecido hasta ahora diseminadas en fosas comunes y cuya identificación no ha sido posible serán inhumados mañana en el panteón oficial levantado en el cementerio de Pamplona. Se trata de los primeros restos humanos que finalmente tendrán una sepultura “en un lugar respetado y reconocido por las instituciones” tal y como destaca la Sociedad de Ciencias Aranzadi, autora de las exhumaciones y encargada de las identificaciones.
Estos restos, que serán inhumados mañana a las 11.00 horas en el panteón de la calle Santa Felicia, proceden de Añezcar (1), Oteiza de Berrioplano (2), Antxoriz (6) y Ripa (1). Las exhumaciones, destaca Aranzadi en su informe, se han realizado de conformidad al protocolo propuesto por el Ministerio de Presidencia, la ley estatal de Memoria Histórica y las leyes forales sobre la materia. “En todos los casos -puntualiza el médico especialista en Medicina Legal y Forense de Aranzadi Francisco Etxeberria- se realizaron los correspondientes informes que fueron remitidos a las autoridades de Navarra”.
Etxeberria explica en su informe las circunstancias en las que aparecieron los restos. Así, a solicitud de los familiares de represaliados y muertos en el Fuerte de San Cristóbal, los técnicos de Aranzadi llevaron a cabo las exhumaciones de distintos enterramientos en los cementerios de los concejos de Añezcar, Berriosuso y Oteiza de Berrioplano a lo largo de noviembre y diciembre de 2010.
En Añezcar, se realizaron las labores de excavación en la zona situada frente a la puerta de entrada al cementerio y se localizó un enterramiento humano que, por sus características, se interpreta que puede pertenecer a uno de los presos del fuerte que no aceptó los oficios religiosos y que por ello fueron enterrados extramuros del cementerio.
En Oteiza, las prospecciones en los alrededores del cementerio se realizaron los días 1 y 4 de diciembre de 2010 y se localizaron dos enterramientos en sus respectivos féretros que, al igual que el anterior, puede tratarse de presos que rechazaron los oficios religiosos. Se trata de dos varones, uno de edad superior a los 30 años y el otro, de edad adulta madura.
En Antxoriz, se actuó después de que por las investigaciones de la Sociedad Txinparta sobre el citado fuerte se conoció de la existencia de varias fosas comunes en el valle de Esteribar. Se obtuvieron testimonios que aseguraban la existencia de una fosa común con seis personas enterradas en la proximidad del río Arrakala, afluente del Arga. Las tareas de exhumación se realizaron los días 10 y 11 de noviembre de 2012. La fosa se encontraba en un terreno de cultivo y los restos aparecieron a 90 cm de profundidad. Los cuerpos, todos masculinos, estaban vestidos, con las manos atadas y cuya causa de muerte fue violenta de tipo homicida con disparos, evidencias que se ajustan a las versiones conocidas de los hechos, así como que podría tratarse de alguno de los desaparecidos de Lerín. El informe de Aranzadi precisa que la identificación solo puede realizarse mediante pruebas genéticas.
Por último, en noviembre de 2012, se exhumaron los restos de una persona enterrada fuera del cementerio de Ripa, que se supone fue inhumada en este lugar por no aceptar la confesión, y cuya osamenta no evidencia lesiones por arma de fuego.
Entregados a Affna’36. Los restos serán entregados en la sede de la Sociedad de Ciencias Aranzadi a la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (Affna’36), para su traslado al cementerio de Pamplona.
Acto público. Mañana viernes día 12 de diciembre a las 11 horas, los restos serán enterrados en el panteón oficial, que tiene capacidad para 60 cajas, y cuyo acceso es por la puerta del crematorio del cementerio de Pamplona. Affna’36 invita a la población en general a asistir a este acto de “justicia, reparación, reconocimiento y dignidad” hacia estas diez víctimas, “y que no se puede dar por finalizado hasta poner nombre a sus restos”.
Identificación. Cada uno se conserva en una caja individual clasificada con los datos referentes al año y lugar de la exhumación.