Reflexión en la aulas, silencio en el patio
los compañeros de roberto intentan volver a la normalidad entre el dolor por su muerte y el rechazo a la violencia
Con semblante serio y visiblemente apesadumbrados, los compañeros del tafallés Roberto Requena Hita, el joven de 16 años fallecido el martes como consecuencia de un fuerte traumatismo craneal sufrido en el transcurso de un enfrentamiento con otros dos menores, volvieron a concentrarse ayer en señal de duelo.
Juan Camilo Galindo, alumno de primero de Grado Medio de Instalaciones Eléctricas y Automáticas del CIP Tafalla, donde estudiaba el chaval, fue el encargado de leer un comunicado en nombre del centro. Representando a los delegados de clase, por su parte, intervino Asier González. Tras reiterar sus condolencias y mostrar su solidaridad a la familia, amigos y comunidad educativa en general, los jóvenes reflexionaron sobre el significado de la palabra violencia. “Es rabia, dolor, ira y siempre desemboca en sufrimiento” subrayaron. “Nosotros no elegimos la violencia, ha venido de la manera más inesperada y nos envuelve el sentimiento del dolor que recorre todo tu cuerpo hasta llegar al corazón” relataron, poniéndose en la piel del fallecido. En la misma línea confesaron que “lo fácil es escuchar lo que ha pasado, dar media vuelta, y seguir con la vida que llevábamos hasta ahora” aunque “con este tipo de comportamiento conseguimos que la violencia siga paseándose libremente por nuestro entorno “advirtieron. En definitiva, “la violencia es pura injusticia”, resumieron. Aunque vencidos por el abatimiento, los alumnos no faltaron al instituto e invirtieron las primeras horas de clase en trabajar valores de convivencia y diseñar pancartas en las que se podía leer: Ante la violencia, tolerancia cero;La vida es lo más sagrado y nadie tiene derecho a quitarla; o La violencia es el último recurso. Además crearon una hucha, a partir de una caja de cartón, para que todo aquel que quisiera pudiera colaborar en la compra de un ramo de flores.
Tras permanecer dos minutos en silencio, los chavales apuntaron que “la violencia ha sido siempre el camino fácil, cuando en realidad se debe recurrir al diálogo” comentó Asier González, natural de Pamplona y estudiante de Peluquería. El olitense Álex Santana, por su parte, razonó que “tan importante es la educación que se recibe en casa como en los colegios. Los hijos hacen lo que ven en casa y si la raíz está podrida, el árbol dará malos frutos”.
Concluida la concentración, se retomaron las clases. “Es importante volver a la normalidad para superar el duelo” indicó Pedro Flamarique, director del centro. Los profesores, todavía afectados por la pérdida, recordaron al muchacho como “un buen chaval, incapaz de meterse en problemas”.
El pueblo, asimismo, continúa sobrecogido. La vecina que encontró al chaval en el callejón en el que se produjo la pelea, seguía ayer consternada. No puede borrar la imagen del chico tirado junto a las escaleras de su casa. Tampoco ayuda que el callejón, en el que todavía son visibles las marcas de tiza amarilla dibujadas por la Policía Foral, haya estado frecuentado durante los últimos días por curiosos y medios de comunicación.
En el tanatorio en el que fue velado el cuerpo, asimismo, el goteo de vecinos que se acercaron a dar el pésame a la familia y a acompañarles en este trance fue incesante. El padre del chaval, Joaquín Requena, agradeció a través de las redes sociales el apoyo recibido durante la multitudinaria concentración del martes, en la que 2.000 tafalleses se manifestaron en señal de duelo por la muerte del menor. Tafalla intenta recuperar la vida en el día después a una jornada negra
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