Pamplona - La encuesta Edades, por segunda edición consecutiva, alerta de una notable subida del consumo de los llamados hipnosedantes o psicofármacos de manera que el porcentaje de consumidores diarios pasa del 4,6% en 2011 al 6,8% en 2013, es decir, unas 33.000 personas estarían tomando en la Comunidad Foral algún tipo de ansiolítico, tranquilizante, pastillas para dormir, antidepresivos... No obstante, en Navarra la prescripción de este tipo de fármacos, en población adulta 14 y más años se ha estabilizado en 2013 en torno a los 1,3 millones tras un aumento de entre 3 y 4 puntos entre 2007 y 2013. El año pasado, exactamente fueron 1.296.266 envases (2,6 por persona mayor de 14 años). Factores como el tamaño de los mismos, las variaciones de población o el envejecimiento pueden estar detrás de estos cambios que en una visión dinámica no son significativos para los técnicos del Plan Foral de Drogodependencias pero, en términos absolutos, si demuestran que este tipo de medicamentos con efectos sobre el sistema nervioso central están muy extendidos y que, como segunda reflexión, siendo la prescripción estable y la receta obligatoria, puede haber un mayor consumo por otras vías no reguladas como la compra por internet, etc...

En cualquier caso, desde una visión sociológica y comparando las distintas encuestas, es una evidencia que desde 2005 se da un aumento paulatino de este tipo e sustancias, especialmente entre las mujeres donde la subida entre 2011 y 2013 se duplica al pasar de un 8,5% a un 16%. La explicación de esta variante de género tiene que ver, posiblemente, con que el hombre, ante situación de ansiedad o depresión, busca salidas en otros productos como el alcohol u otras drogas mientras que las mujeres tienden más a acudir al centro de salud. En el epígrafe de hipnosedantes se incluyen tranquilizantes como Tranquimazin, Tanscilium, Orfidal, Valium, Diazepan, Alprazolam; somníferos como Loramet, Noctamid, Rohipnol, Dormodor..; y antidepresivos del tipo Prozac, Ree, Lantanon, Xerosat...

Más allá de este enfoque, los datos de la encuesta dan materia para abrir diferentes debates. Uno tiene que ver con los riesgos de la automedicación, es decir utilizar estas pastillas recetadas para pacientes crónicos de la familia o amistades para uso propio o de manera continuada. El segundo pone la pelota en el tejado de los facultativos en el sentido de cuestionarse si no hay una excesiva tendencia (o quizá no hay otra salida, debido a los recortes o las dificultades de la atención multidisciplinar) de recetar estas sustancias en vez de abordar los procesos buscando las causas. Finalmente, en un tercer nivel, se encuentran las situaciones de consumo asociadas a un uso recreativo que tienen que ve sobre con el intento de contrarrestrar los efectos de otras drogas.

El Post-it

2007. Según la Encuesta de Condiciones de Vida de Navarra un total de 13.953 personas se autorrecetaban algún tipo de ansiolítico o somnífero.

2011. La encuesta cambió su metodología por lo que los resultados no son comparables ni entran a este detalle, pero, según sus conclusiones, 53.669 personas se autorrecetaban ese año pero sin distinción de medicamentos.

Se anticipa el inicio en cannabis y alcohol. La edad de inicio en el consumo de diferentes sustancias es un factor muy importante. Aunque la encuesta, al abarcar todo el tramo de 14 a 65 años, es menos fina en este aspecto que otras estatales y forales dirigidas sólo a jóvenes, arroja algunos datos significativos. Así, el debut en el tabaco se sitúa en 16,4 años, dos años antes que en el cannabis. En el caso del alcohol, el inicio se sitúa en los 16,7 años. No obstante, la encuesta Estudes (centrada sólo en la franja 14-18 años) y complementaria a ésta, le daba un inicio en los 13,9 años en el caso del hachís. La cocaína no se empieza a consumir hasta los 23,2 años y los hipnosedantes se retrasan a los 35,2 años (aunque en el caso de uso sin receta se adelanta a los 31,2 años).

El botellón, entre los 15 y 24 años. El desglose por edades resulta ilustrativo en el caso del consumo de alcohol por “atracón”. Así, la mitad de estas conductas se encuentran entre jóvenes de 15 a 24 años, especialmente chicos.

Los chicos, más cannabis y más alcohol. El factor de género tiene mucha influencia en el consumo de alcohol y de cannabis. La misma diferencia se detecta en la cocaína.

La mujeres duplican a los hombres en hipnosedantes. El porcentaje de mujeres que consumieron hipnosedantes en el último año duplican el de hombres (16% frente a 8,5%). Las diferencia aumentan con la edad. En el tabaco el consumo es masculino pero las generaciones de jóvenes se recortan diferencias. x

13%

Apenas un 13% de los encuestados señalaron en la encuesta que no habían consumido en el último año ni alcohol, ni tabaco ni drogas ilegales. En este bloque de personas de conductas saludables las mujeres también duplican a los hombres.

Baja la opinión favorable a la legalización sube la confianza en la educación. Al ser preguntados por una batería de acciones contra las drogas la gran mayoría apuesta por la educación en las escuelas (opinión en alza) mientras que pierden fuerza las posturas por la legalización.