tudela - La avalancha de bañistas en las piscinas municipales por la ola de calor y los recientes casos de ahogamiento en dos instalaciones navarras, han abierto en el seno de los socorristas un debate en torno a las condiciones en las que trabaja un colectivo que, sobrepasado por las exigencias de un trabajo temporal “que solo trasciende a la opinión pública cuando sucede una tragedia”, pide que se revisen los criterios que determinan el número de vigilantes que se hacen cargo de los vasos de agua.

Actualmente, el número de socorristas que debe tener cada instalación está en función de la suma total de metros cuadrados de superficie de lámina de agua de todos sus vasos, excluidos los de chapoteo, algo que en términos puramente numéricos significa que por cada 1.500 metros cuadrados de agua, se contrata un socorrista. Este criterio, basado en la superficie hídrica, no contempla, sin embargo, el número de bañistas que, en horas punta, hace prácticamente imposible que una sola persona (en algunos casos, menor de 18 años) controle todo lo que ocurre en los vasos, máxime cuando entre las competencias y obligaciones del socorrista se incluye, por ejemplo, la atención de pequeñas curas con el material de botiquín del puesto de socorrista.

Por eso desde el sector se plantea la necesidad de que, sobre todo en las administraciones locales y gestoras de las instalaciones públicas, el número de socorristas se establezca en función del número de bañistas, y que se refuerce el servicio en las previsibles “horas punta” que se producen en todas las piscinas, sobre todo derivadas de jornadas de extremo calor como las de los últimos días. “La normativa habla de metros cuadrados, pero a las cinco o las seis de la tarde nos encontramos con una cantidad de bañistas incontrolable. ¿Cómo podemos hacernos cargo de dos o tres vasos en los que por cada metro de agua puedes tener a cuatro o cinco menores?”, denuncian los socorristas. En este sentido, apuntan la posibilidad de instalar tornos de acceso a la zona de baño y de establecer un aforo máximo. “Si se sabe de antemano que de cinco a siete de la tarde es cuando va a haber más gente en el agua, es necesario o contratar apoyo, o regular el número de bañistas mediante un sistema que impida que hasta que no se desaloje el vaso, no puedan acceder más personas. Es una cuestión de seguridad para todos”, consideran.

convenio y exigencias Actualmente, el trabajo de un socorrista de piscina municipal en Navarra se rige por el convenio colectivo de Gestoras de servicios y equipamiento deportivo, que establece una jornada laboral de 35 horas semanales con un salario base de 1.234 euros, que se pagan en proporción a la temporalidad de los tres meses de campaña. El acceso a estos puestos requiere de cursos de Primeros Auxilios (60 horas), Salvamento acuático, Teoría del salvamento, Psicología y Legislación; además de una capacitación aparte, destinada a personal no sanitario, para el uso de desfibrilador semiautomático.