con tan solo dos meses, Iñigo Ustárroz se ha convertido en un auténtico luchador que se enfrenta contra viento y marea por aferrarse a la vida. La historia de supervivencia de este niño comienza ya en el vientre de su madre Jaione Ustárroz Sorbet, pamplonesa de 39 años, cuando en una ecografía le diagnosticaron graves problemas cardiacos. La fecha de su nacimiento se preveía para el 3 de septiembre, pero Iñigo tenía prisa por llegar al mundo.

Fueron 44 días los que se adelantó el parto. Así, el 25 de julio, Jaione rompía aguas en Pamplona. Como ya conocían la gravedad de la enfermedad cardíaca de Iñigo, desde Urgencias del Virgen del Camino la trasladaron al Hospital de Cruces de Barakaldo en helicóptero, para finalmente aterrizar en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, todavía con el niño en su tripa. Fue en este complejo hospitalario , uno de entre los diez que más trasplantes de corazón infantil realiza a nivel nacional, donde nació Iñigo a pesar de los esfuerzos del equipo médico por retrasar el parto lo máximo posible.

Cuando el pequeño ya estaba en la incubadora de la UCI de neonatos, los médicos hablaban de las probables opciones para salvar la vida de Iñigo. Primero descartaron la idea de la cirugía, aunque Iñigo pesaba entorno a los 3 kilos para tratarse de un niño prematuro, era su aorta de tan solo 2 milímetros de diámetro, entre otras dificultades, la que hacia pensar que no soportaría una operación. De ahí la segunda alternativa, un nuevo corazón. “Fue horroroso. Cuando te hablan de trasplantes piensas que no va a sobrevivir a ese tiempo de espera, que algo va a ocurrir” explicó Jaione en una entrevista. El 12 de agosto, Iñigo entró en la lista de espera gestionada por la Organización Nacional de Trasplantes que buscaba un donante cero positivo de hasta 8 kilos de peso.

Desde entonces, Iñigo pasó sus días entre vías y un respirador junto al incondicional apoyo y presencia de su madre junto a la incubadora. “Lo que me daba fuerzas es el niño, ver cómo luchaba por su vida siendo tan pequeñito. Es muy duro, te encuentras en una ciudad enorme, en la cual no conoces a nadie. Tenía que estar cerca de él ya que era consciente de que estaba ahí”, según aclaró la madre de Iñigo. Durante un mes y dos días el pequeño hacía grandes esfuerzos por respirar pero a su vez regalaba emotivas señales a su madre con su sonrisa dentro de la difícil situación.

Durante ese periodo, la madre contó que tenía el apoyo familiar al igual que el psicológico gracias a los expertos de los que dispone el hospital. Además, existen asociaciones para padres con hijos ingresados por enfermedad cardíaca en hospitales de Madrid, la cual te ayuda a gestionar los papeles o te ofrecer un lugar donde dormir de forma gratuita.

El pasado 14 de septiembre, a las 00.09 horas, llegaba la segunda oportunidad del pequeño. Entraba al hospital un corazón compatible con el grupo sanguíneo de Iñigo y lo metían en quirófano. “Esto fue posible gracias a unos padres que donaron el corazón de su hijo y de la Organización Nacional de Trasplantes que consideró que mi hijo era el mejor candidato por las características del donante o del órgano”, aclaró Jaione. La operación fue un éxito, Iñigo ya tenía su nuevo corazón.

Los médicos dicen que es pronto para hablar de un futuro específico. “Aquí se vive el día a día. Esto es una montaña rusa, un día está muy bien y otro, sucede algo que empeora la situación. Si sigue estable, los profesionales creen que no habrá que realizar ninguna otra cirugía”, aseguró la madre de Iñigo.

donaciones Jaione, que cuenta con una plataforma en las redes sociales bajo el nombre Un corazón para mi hijo Iñigo con casi 11.000 seguidores, trata de concienciar de la importancia de las donaciones. “Después de la muerte puede haber mucha vida. Consigamos esos pulmones, riñones o corazones que tantas personas necesitan”, escribió Jaione en su portal online. “Si se conoce el caso de mi hijo, y por desgracia hay padres que tienen a un hijo enfermo terminal, puede ser que entiendan la importancia de las donaciones para dar una oportunidad a otros niños que pueden salvar su vida”, añadió Ustárroz.

Jaione está agradecida a la gran labor del equipo médico, enfermeras y personal sanitario del Hospital Gregorio Marañón, al apoyo familiar y a los mensajes de ánimo de los seguidores de la plataforma, pero sobre todo “a los papás de ese niño por devolverle la vida a Iñigo. No sé quienes son pero les estaré siempre agradecida”.