pamplona - Sin pretensiones ideológicas ni posicionamientos a favor o en contra. Con ese espíritu vio ayer la luz Las terapias-placebo: posibilidades, limitaciones, perspectivas, último libro del antropólogo social Eduardo Aznar Martínez (Barcelona, 1977). El autor, nacido en Barcelona pero crecido de Fitero, realiza en su segundo libro publicado con Pamiela un repaso desde el chamanismo hasta la homeopatía pasando por la hipnosis para analizar de una forma rigurosa y sin prejuicios el encaje que tienen las terapias alternativas tradicionales en los procesos curativos modernos.

En la reseña de presentación queda claro que el libro pretende “superar toda clase de prejuicios” y constituirse como una guía para introducirse en la materia. ¿Qué quiere ser este libro?

-Este libro no está ni a favor ni en contra de las terapias-placebo. Simplemente trato de recopilar lo que se ha investigado estos años sobre el efecto placebo: qué se ha dicho, líneas principales, lo que parece más seguro, teorías de las que se han servido para explicarlo... No he querido meterme en cuestiones técnicas. He querido hacer una cosa más accesible. Simplemente por el por qué: cómo es posible que una persona que se trata con placebos psicológicamente le influya, note mejorías... ¿eso por qué? Quiero exponer eso, sin ideologías.

¿Por qué tiene tanta mala fama el placebo?

-Tiene mala fama porque son terapias que según criterios científicos no actúan a nivel material. Parece que es como un fraude, que engañan al paciente, que estamos dándole algo falso haciéndole creer que está recibiendo una cosa eficiente. Es más complejo que todo esto. La ética medica dice que se debe prescribir al enfermo cosas que le van a beneficiar. Pero claro, si se le prescribe un placebo.., ¡Pero esto se hace! Casi todos los médicos lo hacen en su práctica diaria. No se lo dicen al paciente, no lo dicen a los cuatro vientos, pero tienen unos códigos con los farmacéuticos que son placebos, que no son medicinas reales porque hay muchas personas que no tienen posible tratamiento. Esto está institucionalizado, en cierto modo.

¿Cuándo un médico prescribe un placebo a un paciente?

-O bien cuando una persona se queja continuamente y no hay un diagnóstico claro de su problema o en casos de problemas crónicos sin mucha solución. Siempre con unas limitaciones: un poco para bajar su estrés. Sí que creo, por lo que sé, que es cuando no hay un diagnóstico claro. Pero cada caso es diferente.

¿Qué peso tiene el placebo en el proceso curativo de una persona?

-Depende. Es muy variable. Ni siquiera todas las personas responden al efecto placebo. Hay una pista para saber si una persona puede responder al efecto: su capacidad para ser sugestionados. Los más condicionables psicológicamente por estímulos externos son los que responden mejor al placebo. Los más incrédulos, críticos, los más materialistas y pesimistas responden muy mal o no responden. Es muy variable, también depende de qué país estemos hablando. La respuesta a los placebos en Alemania o en Brasil es totalmente diferente.

Este aspecto dinámico que comenta, ¿puede desdibujar la frontera entre el fraude y la terapia?

-Hay que precisar qué es un fraude. Fraude es que tú estás convencido que lo que le estás dando no tiene utilidad de ningún tipo y le estás cobrando por ello. Un homeópata cree fielmente que su terapia es eficiente y que ayudará al paciente, y eso no es propiamente un fraude. Es muy complejo.

¿Se ha parado a pensar qué acogida puede tener este libro entre la comunidad médica?

-No es un libro rebelde antisistema. No deberia tener una respuesta negativa del mundo médico convencional: no estoy defendiendo la homeopatía, no defiendo ninguna terapia, estoy estudiando en qué se basan los mecanismos de acción del placebo. Básicamente es información para el gran público con el ánimo de reducir la confusión que hay. La gente mezcla muchas ideas, consume medicina convencional con alternativa, hace mejunjes... veo a nivel popular mucho lío. Trato un poco de informar a la gente. No es un libro ideológico, ni el libro justifica la homeopatía. Símplemente informa cuáles son sus mecanismos de acción real. Casi te diría que puede tener una reacción más negativa desde el punto de vista homeópata: los homeópatas niegan tajantemente que sea un placebo: yo digo desde el principio que es un placebo.

Últimamante pueden verse por la calle carteles asegurando que, mediante la hipnosis, se puede conseguir dejar de fumar. Esto es chamanismo, homeopatía... ¿Qué es?

-La hipnosis es una disciplina que se puede considerar como científica. Es muy contestada, pero hay mucha gente, médicos convencionales, psiquiatras, psicoterapeutas que la manejan. La hipnosis no es una cuestión de magia, no es brujería. Son una serie de técnicas que algunas personas usan como terapia. Eso sí, pueden hacerlo solo personas que tengan conocimientos cualificados.

¿Con qué ojos ve el público general a la homeopatía?

-La mayoría es pragmática. La gente busca soluciones y si no le satisface una cosa busca otras. Yo lo que veo es mucha mezcolanza. Incluso hay auténticos adictos, drogadictos de las terapias que se pasan la vida en los consultorios, casi por aburrimiento. La gente busca soluciones, la gente no piensa en teorías. Piensan: a ver si me funciona, y si no me funciona paso a otra.