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La ‘vida’ tras la guerra en Quíos y Calais

El bombero navarro Xabi Luna cuenta la odisea de los refugiados en Europa tras vivir en primera persona la llegada de los botes a la isla griega y adentrarse en ‘la Jungla’

La ‘vida’ tras la guerra en Quíos y Calais

Con una alguna experiencia a sus espaldas en ayuda humanitaria y denuncia social sobre aquellas realidades donde se vulneran los derechos más básicos del ser humano, Xabi Luna, bombero de 37 años y vecino de Mutilva, dedica su esfuerzo y tiempo para acercarse y contar la odisea que los refugiadas y refugiadas viven actualmente en Europa. El navarro, “sensibilizado e inquieto” con esta problemática, ya ha visitado los campos de refugiados griegos de Quíos y de Calais, en Francia, aprovechando su conocimiento en rescate como bombero y extécnico de ambulancias.

Siguiendo con su afición por lo audiovisual, anteriormente en los campos de refugiados saharauis y también en Colombia. “Trato de echar una mano en todo lo posible pero también grabar y escribir para testimoniar lo que ocurre en estos lugares”, explica. Ahora, Xabi Luna trata de sacar a la luz las dramáticas condiciones en las que viven los refugiados y refugiadas que acaban de llegar, así como la de aquellos que están estancados en las fronteras europeas.

Fue el 20 de abril cuando puso rumbo a la isla griega de Quíos junto con otros bomberos navarros, para colaborar con la ONG de la CAV Salvamento Marítimo Humanitario. Allí, el bombero navarro estuvo ayudando a casi 450 personas durante dos semanas, a pie de playa, que llegaban tras cruzar el mar Egeo. Una vez en Navarra, “con el choque emocional que implica atender a personas que lo arriesgan todo huyendo de la guerra, decidí viajar hasta Calais, para vivir desde dentro el campo situado a las puertas del Canal de la Mancha, donde hay más de 5.000 personas malviviendo”, relata. Así, el pasado 24 de mayo llegó a la conocida también como la Jungla. En este caso, el navarro buscaba recabar información a través de entrevistas así como imágenes que esclarecieran las dramáticas condiciones y la desesperación en la que viven los refugiados para alcanzar la tierra soñada: Inglaterra.

Xabi Luna tenía pensado quedarse 4 días pero una trifulca con 3 fallecidos dentro del campamento de Calais, adelantó su vuelta a la Comunidad Foral. Sin embargo, Luna ya está trabajando con ilusión en su siguiente proyecto, que llevará a cabo este verano con el fin de recaudar dinero para una ONG dedicada a la ayuda de los refugiados.

diferencias “Imagino que para la mayoría de las personas que viven en Europa, Quíos y Calais son lo mismo, dos lugares donde hay refugiados. Sin embargo, son radicalmente opuestos. En uno, los refugiados pisan por primera vez la oportunidad de alcanzar la felicidad y la tranquilidad de sentirse a salvo. Por delante, y más ahora con las fronteras cerradas, les quedan meses de solicitudes de asilo, campos, hambre, viajes rechazos e injusticias hasta llegar a Calais, quizá el último escollo para ser ciudadano inglés”, narra Xabi Luna.

“La luz de las miradas en Quíos ha perdido casi todo su brillo durante el camino hasta la Jungla. Se palpa que no es la misma actitud que los refugiados que han recién pisado tierra europea, que empatizan entre ellos porque todos vienen del mismo lugar. En Calais están desgastados por la situación, hay tensión, desconfianza y hastío, y además vuelven las fronteras en sus miradas. Están los nervios a flor de piel”, manifiesta el bombero.

Asimismo, “en las islas griegas, las personas conviven con la realidad. En Atenas, los refugiados están en la misma ciudad y los turistas bajan de los ferrys frente a una explanada llena de tiendas de campaña donde duermen los refugiados”, explica el navarro. No obstante, en el campamento francés, “un turista regresa a su casa pensado si realmente existe ese campo. De hecho, ni siquiera Google Maps lo contempla”, asegura el bombero, ya que este asentamiento se encuentra a las afueras de la ciudad de Calais y está ocultó de las vías que dirigen al Eurotunel, que pasa a apenas a algunos metros del campamento.

Por otro lado, Xabi incide en que tanto en el campamento de Francia y Grecia, los refugiados son personas “encantadoras” aunque “como en todos los lugares hay unos pocos que sacan un beneficio propio y crean tensiones”. “De estos países huye lo bueno y lo malo. Algunos tiene asilo pero viven en Calais porque tienen un negocio allí. En cambio en Quíos están recién llegados, pero cuando los campamento se estabilicen allá por el cierre de fronteras, puede pasar lo mismo”, afirma.

Lo que Luna coincide en su vivencia en ambos campos, es en su deseo de que estos campos de refugiados “algún día sean olvidados, no porque la gente los ignore, sino porque realmente no existan”.