pamplona - Leila camina tranquila por los bajos del número 5 de la calle Emiliana Zubeldia en el barrio de la Rochapea. Un rayo de luz se cuela por la ventana e ilumina el blanco pasillo de la sede central de ESK que le conduce hasta el pequeño cuarto reservado para el equipo de Bidean. Ella es toda una señora documentada. ¡Ahí es nada! Originaria de Marruecos, tiene 52 años, lleva 13 años residiendo en Pamplona y tiene tarjeta de residencia. Consiguió un contrato de trabajo limpiando una casa y cuidando a niños. Luego se casó y la vida le ha sonreído hasta que, como tantas mujeres, el cáncer de mama le obligó a “achatarse” y a envolver de otra manera su velo de mujer musulmana. Su hermana Massa en cambio lo ha tenido más difícil como inmigrante. Lleva cinco años en Navarra, carece papeles y es ahora cuando va a poder conseguir un empleo. Leila la necesita de veras para que le cuide, para llevar la casa y atender a su familia. Se encuentra “muy débil”. Está recién operada, le han quitado un pecho y varios ganglios, necesita rehabilitación para movilizar su mano derecha y la izquierda depende de una prótesis. Tras pasar por las oficinas de Extranjería decidió acudir a Bidean donde le han echado una mano para poder formalizar esa esperada relación contractual entre hermanas. “Son muchos papeles y leyes que desconoces, y buscas alguien que te de confianza”, subraya Leila con una mirada agradecida pero firme, de las de haber superado el miedo a la vida.
La realidad de la calle y las propias estadísticas avalan el proyecto Bidean. El colectivo de personas extranjeras asciende a 90.000 en Navarra. De ellas más de 40.000 de ellas se han nacionalizado (más de 2.000 al año), el resto mantienen su ciudadanía de origen (principalmente sudamericanos y subsaharianos), mientras unas 3.500 personas sobreviven sin papeles. Las problemáticas son variadas y en el local cedido por el sindicato ESK los inmigrantes encuentran un equipo de abogados y psicólogos que les dan pistas para reconstruir sus vidas.
Se llaman Bidean, traducido en camino, el de tantos inmigrantes en ruta pero sin brújula. Tienen tanta vocación de ayuda como de independencia. La asesoría la forman cuatro voluntarios, tres abogados (Rafael Paredes Giraldo, Xabier Barrena y Natalia Ibarra Lazkoz), especializados en Extranjería, y un coordinador. La mayoría ha trabajado como voluntarios en otras entidades sociales. Irrumpen hoy y ahora para ofrecer un asesoramiento jurídico gratuito a las personas inmigrantes más necesitadas, aquellas que no cuentan con ingresos laborales, sin permisos de residencia y un largo etcétera, si bien no descartan su apoyo a aquellas personas autóctonas que estén en difícil situación. A este equipo se suman otros cuatro voluntarios de Psicólogos sin Fronteras. Cuando los casos que se atiendan y requieran acudir a los tribunales se derivarán a los diferentes colegios de abogados de Navarra para que los lleve un profesional.
Otro de los objetivos del proyecto es ayudar a formar a estudiantes de Extranjería que estén interesados en el mundo de la inmigración y quieran adquirir conocimientos prácticos.
colaboración La asesoría colabora fundamentalmente con aquellas entidades a las que estas personas se dirigen para solicitar cualquier tipo de ayuda, ya sean publicas, como los servicios sociales de las unidades de barrio o de pueblos, de centros de salud, etcétera, como aquellas ONGs que complementan la labor social de las distintas administraciones como es el caso de Cáritas, Traperos de Emaus, Médicos del Mundo, SOS Racismo, etcétera. Para Javier Urroz, coordinador de Bidean, es un servicio específico para “esas personas que no pueden pagarse un despacho de abogados, sin papeles, sin un trabajo estable...”. Personas que quieren traer a su familia al país donde ahora viven, matrimonios mixtos, fórmulas para contratos de trabajo...
Hace poco llegó al despacho un colombiano en busca de trabajo en el sector del transporte. Vino a casa de sus primos, lleva en Navarra más de un mes y “ya se ha buscado la vida porque huye de la violencia en su país”. “No es gente pobre como los subsaharianos, tienen recursos y piensa traer a su mujer y a sus dos hijos”, destacan desde Bidean. Le esperan tres años sin papeles pero al año podrá acceder a una renta garantizada. Con sus ahorros aguantará doce meses. De los países del Este, rumanos y búlgaros llegaron cuando la UE les abrió las puertas pero la crisis y la falta de empleo ha retraído la entrada de este colectivo. Y del África profunda las historias son mucho más duras. Shany es un chaval subsahariano que llegó en patera. Le pillaron con un pasaporte falso y se libró de prisión. Consiguió sobrevivir en Navarra pero no pagó la multa y lo deportaron. Acaba de regresar tres años después con los ahorros conseguidos a base de jornadas maratonianas trabajando en la construcción en Marruecos por 10 euros al día. “Volvió a montarse en patera y se presentó de nuevo. Al entrar por la puerta no me lo podía creer. No volveré a cometer errores, me decía”, asegura Rafael Paredes. De éstas hay muchas historias de luchas personales.
“La puerta siempre va a estar abierta. No preguntamos ni el apellido a quien entra ni hay cita previa. No importa de donde vienen sino trazar un futuro”, asegura la abogada Natalia Ibarra. ¿Nos relacionamos después de tantos años? “Apenas”, responden al unísono. “Seguimos viviendo de espaldas al de fuera. Hay puntos de coincidencia en el trabajo, en el barrio, en el colegio, pero no se establecen relaciones de amistad”, avanzan.
“La mayoría es gente que ha venido a trabajar y a ganarse la vida, y que no dan ninguna guerra”, subraya Xabier Barrena. “Lo que valoramos es el comportamiento de estas personas, no nos importa que tengan o no papeles sino su capacidad para sacar adelante a su familia, trabajar donde sea y respetar a los demás”, coinciden. Destacan además que la entrada en vigor de la nueva renta garantizada se ha notado mucho entre los inmigrantes con hijos menores que pueden entrar al sistema al año, pero también ha beneficiado a la gente de aquí que vivía más arrastrada. “Ha solucionado la vida a muchos inmigrantes sin papeles y que vivían hacinados en habitaciones. Ahora se pueden pedir hasta tres rentas por vivienda”, subrayan.
psicólogos Félix Esparza, de Psicólogos sin Fronteras, explica que además de dar asistencia psicológica a víctimas de catástrofes naturales también intervienen en proyectos con comunidades desfavorecidas. “Detrás de cada inmigrante hay una vida complicada y situaciones difíciles muy diferentes a las que nosotros sufrimos”, asegura Félix, de origen salvadoreño. Entre los temas que abordan destacan las dificultades que supone para los inmigrantes alejarse de su familia, problemas de convivencia y de pareja, situaciones laborales difíciles, discriminación...
Horario. De 10 a 13.30 horas y de lunes a jueves, en la sede de ESK en el número 5 de la calle Emiliana Zubeldia.
Doble servicio. El equipo jurídico atiende todo tipo de problemáticas. Facilitar la renta básica, asuntos relacionados con reagrupaciones familiares, conflictos en relaciones familiares. Todo aquello que no requiera juicios ni recursos que se derivan a los colegios de abogados. Asimismo, Psicólogos sin Fronteras complementan este trabajo con colectivos más desfavorecidos. Sus duelos y problemas de integración.