Pamplona - Después de 29 años las calles y parajes de Lesaka volvieron a llenarse de euskaltzales en la celebración de una nueva edición del Nafarroa Oinez con la ikastola Tantirumairu como anfitriona. Como manda la tradición los 3,5 kilómetros de recorrido estuvieron repletos de fiesta, música y, cómo no, apoyo al euskera y a las ikastolas.
Con el deseo de que no haya que esperar tanto tiempo para la próxima edición en Lesaka, la presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos destacó durante su discurso en el acto inaugural que el euskera es “una lengua viva” refiriéndose a que en las últimas décadas ha subido el número de las personas que lo hablan, sobre todo entre los jóvenes. “Por eso tenemos que seguir trabajando para que el euskera tenga una presencia todavía mayor en nuestra sociedad, para que el que quiera la pueda utilizar en cualquier espacio”, apuntó.
Barkos recuperó el “Ezine ekinez egina” del Oinez de 1990 para ahondar en su compromiso de trabajar a favor del euskera “ porque una parte importante de nuestra sociedad quiere vivir en euskera, porque el euskera es la lengua de Navarra y es una de las herencias más valiosas que tenemos”, afirmó. En este sentido incidió en la necesidad de “dar un impulso al camino hacia la normalización del euskera” consciente de que para ello habrá que superar obstáculos.
Pese a las dificultades, la presidenta mostró el compromiso del ejecutivo por seguir trabajando para que el euskera tenga “la ayuda y el prestigio social que se merece” y apostó por un nuevo modo de trabajar para ganar espacio en las áreas en las que aún se le niega la entrada. Para eso, comentó, tendrán que “ahuyentar los fantasmas que generan división”.
El acto estuvo dirigido por la escritora y exalumna del centro Estitxu Fernández, quien en una de sus intervenciones utilizó una nuez para simbolizar la importancia que tuvo para el presente que sus antepasados plantasen la semilla que ha brotado en una ikastola que hoy acoge a más de 100 alumnos.
Tras dar la bienvenida a las autoridades con un jocoso “good morning” precedido del mismo saludo en diferentes idiomas como el catalán, el francés o el alemán, el presidente de la Federación Navarra de Ikastolas (NIE), Mikel Asiain, puso en valor el sistema pedagógico usado por las ikastolas, destacando que fueron pioneras a la hora de incluir en su currículo la enseñanza de otras lenguas además del euskera.
En la intervención de los responsables del centro hubo sobre todo palabras de agradecimiento para los vecinos del pueblo, localidades de los alrededores y, el general, a todas las personas que ayudaron en la organización del evento así como a todas aquellas que ayer se han acercaron a Lesaka para apoyar el euskera. Así mismo, reivindicaron la necesidad de un modelo que esté basado en la igualdad, el respeto y la sostenibilidad. Hubo también un espacio para recordar la historia de la ikastola Tantirumairu, que nació en 1975 con recursos más que escasos y sobre el clamor popular que en aquellos momentos reivindicaba la enseñanza en euskera. Todo ello en un pueblo que, pese a ser euskaldun, contaba con pocos jóvenes que mantuviesen la costumbre de comunicarse en esta lengua.
La tobera, un instrumento de percusión típico de la zona que ha servido como eje conductor de todo el programa de actividades, volvió a ser el protagonista en el acto de apertura de la mano de Arritxu e Iratxe Muxika. Así mismo, Mª Karmen Ubiria y Arantxa Errandonea, madres y abuelas de alumnos y alumnas de la ikastola, plantaron un nogal junto a otro ejemplar que ha sido testigo de los 43 años de historia de la ikastola y del que se tomaron prestadas dos hojas para el logotipo del Nafarroa Oinez de este año. Con el ritmo de Plazara Dantzara, el alumnado de 5º y 6º de la ikastola realizó una pequeña representación, mientras que el grupo de txistularis interpretó Tantirumairu.
Balance “muy positivo” Pese a que aún no se dispone de datos sobre el dinero recaudado en esta edición del Oinez, desde la dirección de la ikastola Tantirumairu hicieron un balance “muy positivo” de la fiesta que llenó ayer su localidad. “El tiempo ha acompañado muchísimo, la gente se ha animado y se ha llenado el recorrido”, apuntó el director del centro, Aitor Iratzoki, que al igual que su presidenta, Amaia Lasheras, se mostró muy ilusionado por los frutos de tantos meses de trabajo. Iratzoki valoró también que la fiesta se desarrollase con “un ambiente muy sano” y “plural” con “gente de todas las edades” y “de diferentes ámbitos”.
Tampoco se conoce una cifra oficial de asistentes, aunque desde Policía foral contabilizaron 4.465 turismos, 102 autobuses y 429 autocaravanas, algunas de las cuales ya se encontraban en el aparcamiento habilitado desde el sábado. Son cifras inferiores a las registradas en la anterior edición, un hecho en el que ha podido influir su coincidencia con el puente del Pilar.
El objetivo de este Nafarroa Oinez es recaudar dinero para construir un nuevo edificio para la ikastola. Según explicó el director, el actual centro es “demasiado pequeño” para los 101 alumnos que tiene la ikastola. Este nuevo edificio, que se ubicará junto al existente, acogerá la etapa de Educación Infantil en la primera planta y un mayor comedor en la planta baja, donde también se instalará el aula de psicomotricidad. La actual instalación se destinará a cubrir las necesidades de Educación Primaria. Se busca así poder servir la comida a todo el alumnado, disponer de un laboratorio (el original se convirtió en aula de informática), disponer de un aula para el alumnado con necesidades especiales, poder dividir a los grupos duplicados y poder disponer de despachos para la dirección, la asociación de padres y para desarrollar tutorías.
Incidencias Uno de los aspectos sobre los que se había alertado desde la organización era la falta de espacio para aparcar en Lesaka, motivo por el cual se habilitaron aparcamientos en las afueras del pueblo y en localidades cercanas, desde los se habían habilitado autobuses lanzadera gratuitos hasta el recinto. Los vehículos estuvieron funcionando durante toda la jornada, aunque en las horas punta de llegada y salida de los asistentes se formaron largas colas con varios cientos de personas esperando para poder montar en los autobuses . “Ha habido algún momento en Bera que los autobuses se han atascado por el tráfico de coches que había hasta Lesaka, pero una vez que ha empezado a fluir el tráfico a vuelto a ir bien”, explicó Iratzoki.
Desde Policía Foral, que desplegó un dispositivo especial con motivo del Nafarroa Oinez para garantizar la seguridad y regular el tráfico en la zona, informaron que el tráfico se mantuvo fluido durante la mayor parte de la celebración, con tráfico denso pero fluido en las horas finales de la mañana, uno de los momentos críticos ante la masiva llegada de personas. A ello ayudó la eliminación del paso regulado por semáforo en la N-121-A (la carretera de acceso a Lesaka desde gran parte del territorio foral) en una zona de obras junto a Sumbilla, quedando reservado el único carril habilitado para quienes circulaban sentido Irún. Los vehículos que se dirigían a Pamplona, por su parte, fueron desviados por el pueblo.
Fue en este punto donde se localizaron los mayores problemas por la tarde, cuando los asistentes abandonaron el recinto. Aunque desde Policía Foral indicaron que la salida fue escalonada desde Lesaka y Bera y no se produjeron importantes incidencias relativas a la seguridad, sí aludieron a la formación retenciones en la travesía de Sumbilla.
Por su parte, los sanitarios de Cruz Roja tuvieron que atender a 88 personas, cuatro de las cuales precisaron ser trasladadas a un centro hospitalario, aunque ninguna de especial gravedad. Las atenciones se debieron sobre todo a intoxicaciones etílicas, contusiones y circunstancias médicas, registrándose también algunas contusiones.