madrid - Cerrar más de un millón de pozos ilegales repartidos por toda España, mantener los acuíferos en buen estado y regenerar las aguas residuales es, según Greenpeace, clave para asegurar el abastecimiento y el riego en sequías severas como la actual, en que los embalses apenas rebasan el 37 % de su capacidad.
Es prioritario parar el continuo robo de caudales que provocan el millón de pozos ilegales reconocidos en 2017 y que agravan la sequía, aseveró ayer Julio Barea, responsable de la campaña de Aguas de la ONG, durante la presentación del estudio Sequía. Algo más que falta de lluvia.
En dicho informe, se detallan las continuas extracciones ilegales de agua en zonas tan emblemáticas del territorio español como Doñana, Daimiel, la cuenca del Segura y en el acuífero de Madrid, entre otras zonas.
Barea explicó que esas aguas subterráneas son “la reserva del futuro” existentes en los periodos de sequía, y lamentó que actualmente no exista ningún control sobre esos pozos, por lo que el panorama de escasez y gestión del agua en España resulta “desolador”.
A su juicio, existe una “desidia total” en la gestión de estos pozos por parte del Ministerio de Agricultura y Alimentación, Pesca y Medio Ambiente (Mapama) y recordó que ya en 2006 el Ministerio reconocía más de 500.000 pozos diseminados por toda la geografía española de los que se extraían ilegalmente unos 3.600 hectómetros cúbicos al año de agua.
“En los últimos 10 años es probable que se hayan cerrado unas cuantas decenas de pozos pero no se sabe cuantos más se habrán abierto y los acuíferos son las reservas hídricas estratégicas en casos de extrema gravedad”, aclaró.
A su juicio, la situación actual es “grave” debido a que el Ministerio reconoce que pueden existir en 2017 más de un millón de pozos ilegales, pero “no da datos y cifras oficiales para no alarmar a la población”.
“Si los pozos estuvieran más controlados y los robos se sancionaran se podría cuantificar de manera formal el agua que se pierde y abordar así el problema”, reclamó.
Durante la multitudinaria rueda de prensa, Greenpeace incidió en que la sequía debe gestionarse desde un punto de vista holístico, que incluya acciones en la agricultura, ecosistemas terrestres y acuáticos, incendios, energía y cambio climático y salud y seguridad pública.
Para la organización ecologista, “basar la política hídrica en la oferta ilimitada de agua es un error con graves consecuencias medioambientales y sociales” y por ello, pese a que España es el país con más embalses per cápita del mundo, “siguen los problemas de abastecimiento en cuanto las precipitaciones descienden”. - D.N.