Un futuro en el que los robots formen parte de la vida de los humanos parece estar cada vez más cerca que nunca, como se demostró la primera semana de este mes en el congreso mundial de robótica IROS 2018, celebrado en Madrid entre el 1 y el 5 de octubre.

En este, los expertos expusieron los avances en aprendizaje automático, geolocalización para combatir obstáculos en la navegación de robots, robótica blanda o vehículos autónomos, así como en los aspectos legales, económicos y sociales que acarreará la futura convivencia de los robots con los hombres.

Con el lema Hacia una sociedad robótica, esta es la primera vez que se celebró en España, si bien lleva desde 1989 -cuando solo acudieron 75 personas- acogiendo las últimas novedades en la robótica a nivel global. Así pues, 3.500 personas asistieron al evento, cifra superior a la de ediciones anteriores, cuando en 2017 se organizó en Vancouver (Canadá) y en 2016 en Daejeon (Corea del Sur), para disfrutar de las 164 sesiones de trabajo, 50 talleres, 8 tutoriales y 150 expositores que ofreció.

Robots muy humanos

De este modo, más de 1.200 expertos a nivel global expusieron sus proyectos para mejorar la calidad de vida humana incorporando la robótica. Sin embargo, este futuro, no muy lejano, en que haya una sociedad robotizada, donde los humanoides convivan con los humanos, únicamente se conseguirá si los robots funcionan no solo “en condiciones ideales” de laboratorio, sino también en un mundo “adverso”, relató Marc Raibert, de la compañía Boston Dynamics.

La polarización de la robótica se impondrá gradualmente, como la implantación del móvil, y cambiará “nuestra forma de convivir y de trabajar”, aseveró Carlos Balaguer, presidente del congreso IROS 2018, quien afirmó que, “en unos años”, su jefe “será un algoritmo”.

Así, en esta búsqueda progresiva se exige que las máquinas convivan con los humanos sin causarles daño, por lo que, como se pudo ver en los humanoides presentados esta semana, los robots tienen cada vez más un diseño antropomórfico, hecho para imitar el movimiento y las características humanas.

Con esta innovación, se busca que los robots sean más óptimos para la convivencia. Por tanto, se mostraron androides bípedos autónomos, a los que se ha enseñado “cómo mantener el equilibrio”, comentó Luis Sentis, profesor asociado en el Departamento de Ingeniería Aeroespacial y Dinámica de la Universidad de Texas, “incluso cuando son golpeados inesperadamente o se aplica una fuerza sin previo aviso”.

Por tanto, los androides pronto podrán experimentar una funcionalidad similar a los humanos, por lo que, “cuanto más podamos relacionarnos, más fácil será reconocer cuánto potencial tiene la inteligencia artificial para mejorar nuestras vidas”, aseveró Sentis.

Pruebas de viabilidad

Como muestra de estos avances, el evento acogió humanoides “blandos”, que permiten acceder a “sitios más angostos o llegar a escenarios difíciles”, así como manejar situaciones de rescate, dado que están dotados “de los suficientes grados de movimiento para comportarse como un humano”, expuso Elena García, fundadora de la empresa Marsi Bionics.

“Si la cabeza del robot sufre un golpe, el material blando lo absorbe muchísimo mejor que si es rígido”, argumentó Concha Monje, investigadora del Robotic Lab de la Universidad Carlos III de Madrid.

Este es el caso de los humanoides NAO y Pepper, conocidos por sus capacidades sociales y de interacción, que facilitarán mucho la vida doméstica gracias a la interacción por voz con las cosas del hogar, ya que “la tecnología nos reconocerá fácilmente por comandos sonoros”, dijo la científica, aunque los sensores aún tienen limitaciones, porque pueden ser lentos a la hora de percibir o funcionar bien con mucho ruido.

Asimismo, en el IROS 2018 también se presentó una réplica casi perfecta del ojo humano, con sus idénticas estructuras y textura, que permitirá llevar a cabo cirugías sin riesgos y reducirá la experimentación con animales. Esto se está practicando directamente en pacientes despiertos para mejorar las patologías oculares. Además, la empresa que lo desarrolla, la japonesa Kanako Harada, está trabajando en la réplica de un cerebro.

En dos décadas

Si bien en la actualidad ver estos avances se puede limitar a congresos del sector, parece ser una realidad sostenible en la sociedad en 20 años. Así pues, Juergen Schmidhuber, pionero de la inteligencia artificial moderna, comentó que no habrá que esperar mucho tiempo, “quizás un par de décadas”, para que las inteligencias artificiales se expandirán fuera de la Tierra a modo de civilización en busca de “recursos” que dejarán de tener en este planeta.

Además de las ponencias de los expertos, el congreso IROS 2018 fue escenario de las ponencias de los expertos, de una competición de robots asistenciales domésticos dirigidos a personas con problemas de movilidad, como ancianos, para recibir ayuda en el hogar.

“Solo en Estados Unidos, 30 millones de personas emplean gran parte de su tiempo cuidando a otros. Estoy convencido de que, no dentro de mucho, los robots serán útiles en esta tarea”, mantuvo Marc Raibert.

También se desarrolló una prueba, que ganó el androide Justina, para programar al mayordomo “más inteligente”, para lo que los humanoides tuvieron que recoger cosas, reconocer si llaman a la puerta e identificar al visitante. Además, los drones autónomos, dotados de inteligencia artificial para la recogida y el procesado de datos, lucharon para ganar una carrera con diversos obstáculos. - D.N.

Expertos. El congreso, celebrado entre el 1 y el 5 de octubre y respaldado por las dos sociedades de robótica más importantes del mundo, como son el Institute of Electrical and Electronics Engineers, de EEUU, y la Japan Robotics Society, acogió entre el 80% y el 90% de los gurús mundiales en tecnología robótica, quienes compartieron con los asistentes las novedades del sector.

2.700

Artículos científicos, procedentes de más de 70 países, se presentaron en el congreso ‘IROS 2018’, de los que se aceptaron el 46%. Esta participación batió récords respecto a ediciones anteriores.