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A la huelga madre yo voy también

A la huelga madre yo voy también

Madre, voy junto con miles de mujeres en todo el mundo. Miles que hemos dicho basta a una sociedad que permite y naturaliza, la discriminación, la desigualdad y la violencia contra las mujeres. Nos hemos unido feministas de 177 países, tejiendo redes para decir Basta y llamar a una huelga de Mujeres para visualizar que si nosotras paramos, se para el mundo. Razones nos sobran.

Una huelga de 24h generalizada en la que todas podemos hacer algo y no tiene por qué ser lo mismo. Parar 24h y estar en todas las movilizaciones y acciones. Parar las horas, que puedas y acudir a los actos, ponernos el delantal todo el día y/o colgarlo desde nuestros balcones. También en caso de que por imperativo de cuidado obligatorio o por circunstancias personales ligadas a nuestra situación generalizada de precariedad en este mundo no podamos materializar un paro, podemos estar con nuestro distintivo morado, corazón y pensamiento con el resto de compañeras que van a estar visualizándola no estando en sus trabajos, sean los que sean. En Tudela y en Baztan, pasando por Lizarra y Pamplona.

Este 8 de marzo 2019 va a seguir costando saber la incidencia real, porque los parámetros de medir otras huelgas, no nos valen. Pero lo que es seguro es que va a ser mayor todavía que la de 2018 y que entre unas y otras vamos a hacer entender ese viejo lema tan nuevo en estos momentos y lleno de energía de que “Si nosotras paramos. Se para el mundo”.

Un mundo que ha intentado seguir mirando para otro lado, pero que desde hace un año ya no puede seguir haciéndolo. Por mucho que se empeñen algunos recalcitrantes, nostálgicos y machistas. Nosotras somos más y más unidas. Y cada vez con más hombres.

Un mundo que ante esta explosión colectiva va a tener que pasar de la igualdad formal a la real y poner medidas que tambaleen las bases del heteropatriarcado. Medidas que pasan por la precariedad laboral hasta la brecha salarial, la invisibilización del trabajo de cuidados, el trabajo doméstico, la corresponsabilidad, las violencias machistas y cotidianas, el techo de cristal, el suelo pegajoso, las discriminaciones múltiples, la negación y desvalorización de nuestra historia o los recortes de derechos. Es cierto que en este año ha habido algunos avances. Pero necesitamos más pasos hacia adelante.

Hoy, Las cifras de paro y empleo son peores para las mujeres que para los hombres. El propio Consejo Económico y Social (CES) advirtió hace meses de que la evolución laboral de las mujeres es peor que la que están experimentando los hombres.

Las mujeres son mayoría en las ocupaciones peor pagadas. La brecha salarial entre mujeres y hombres es transversal: Afecta, aunque en distinta envergadura, a mujeres de todos los niveles formativos, edades y ocupaciones. En Navarra cobramos 8000 € menos al año. Somos mayoría entre las pensiones más bajas.

Dedican el doble de horas al trabajo no pagado. El trabajo de cuidados no remunerado sigue mayoritariamente en manos de mujeres.

La representación de las mujeres en los ayuntamientos, parlamentos y gobiernos no alcanza la paridad. La representación de las mujeres en instituciones y puestos de poder y responsabilidad está lejos del equilibrio. Las mujeres son más de la mitad de las personas tituladas en nuestro país, pero apenas tienen presencia en los altos cargos de la administración o en los consejos de administración de las cotizadas en el Ibex 35, y son minoría entre los catedráticos y los profesores de investigación de organismos como el CSIC. En el poder judicial el 64,5% son juezas y 51,6% magistradas. Pero solo 9 mujeres están en el Consejo General del Poder Judicial. 16 mujeres de 79 en el Tribunal Supremo y solo dos en el Tribunal Constitucional. Esto tiene un nombre: El techo de cristal. Y unas consecuencias: la Injusticia patriarcal.

La violencia que sufren las mujeres por el hecho de serlo no cesa. Desde el año 2003, más de 1500 mujeres han sido asesinadas por sus parejas, exparejas o desconocidos. 27 menores asesinados desde 2013 y 223 han quedado huérfanos. Cinco violaciones diarias. Y tenemos que seguir aguantando ser cuestionadas sobre nuestra vida sexual y lúdica.

Estamos cargadas de razones para hacer esta huelga. El mundo esta vez, sí que va a cambiar de base. Las nada de hoy quieren derechos y corresponsabilidad, compartir el trabajo productivo y reproductivo. En definitiva queremos ser libres, con igualdad de derechos, estar vivas y gozar de la vida y de nuestro cuerpo. Queremos una vida para Todas, que sea digna de ser vivida. Para el 99%. Todas somos sujetas del feminismo. Hablamos de la Mujer y de las mujeres.

Feminismo o Barbarie. Feminismo que interpela también a los hombres, dejando claro que el problema es el machismo, la misoginia y el patriarcado, no los hombres. Y el machismo es cultura, por tanto se puede y debe de cambiar. Eso sí, hay que querer hacerlo. Cada vez hay más hombres dispuestos.

Por las que ya no están, por las que siguen estando y por las que en un futuro estarán.

La igualdad es imparable. El feminismo un placer cuando se prueba y conoce. Por eso es el azote de los intransigentes e intolerantes que lo tienen entre ceja y ceja de vez en cuando lo pasean en autobuses.

Madre, yo sé que si vivieras, tu estarás conmigo en esta huelga. A mi lado y con la misma ilusión. Yo por ellas madre y ellas por mí.La autora es Parlamentaria Podemos/Ahal Dugu. Activista feminista. Técnica de igualdad.