- Tras trotar por la geografía estatal, desde los hospitales de Donosti hasta Tenerife, pasando por Aoiz, Elixabet Elizalde Ariztegi, original de Etxalar y de 49 años, se asentó en 2014 en Bera y desde entonces trabaja en la Zona Básica de Lesaka, donde ejerce como Jefa de la Unidad de Enfermería desde 2019. A pesar saber que este puesto acarrearía consigo una gran responsabilidad, Elizalde no sabía hasta qué punto sería crucial su papel el pasado año, cuando el coronavirus llegó para quedarse, al menos una larga temporada.

¿Recuerda qué pensó la primera vez que escuchó hablar sobre la covid?

-Pensé que era una gripe fuerte con mayor riesgo de neumonías graves y mayor letalidad. En ningún momento creí que llegaría a tomar las dimensiones a las que ha llegado. No sabíamos exactamente a qué nos enfrentábamos, y por eso el ambiente entre las compañeras era de desconcierto, perplejidad y desinformación.

¿Sintió que no tenía toda la información que le hubiera hecho falta?

-Sí, pero visto con los ojos del 2021, hay que reconocer que la dirección y la gerencia de Atención Primaria estaban tan desconcertadas como nosotros y no sabían lo que saben ahora. Tampoco disponíamos de test rápidos de antígenos, ni circuitos de pruebas PCR, ni de la Unidad Sociosanitaria creada que ayudado mucho en los brotes de las residencias.

¿Cuáles fueron las indicaciones que se dieron a los centros de salud desde Atención Primaria?

-Nos mandaban frecuentemente protocolos sobre la covid, utilización de EPI y cuidados a pacientes covid, pero no nos proporcionaban los materiales suficientes. Al principio de la pandemia se desprogramaron todas las consultas de crónicos y analíticas. Muchas citas eran telefónicas, salvo las imprescindibles, y realizamos muchas más vistas domiciliarias.

¿Cuál era el escenario cuando empezaron a llegar pacientes covid?

-En la Zona Básica de Salud de Lesaka al principio la incidencia fue muy pequeña, pero a finales de agosto hubo un repunte importante en Bera que, aunque no llegó a colapsar el consultorio, nosotras si lo llegamos a estar. En noviembre fue cuando entró la covid de lleno en las dos residencias de ancianos de la zona -en Bera y Lesaka- y parcialmente en el piso funcional de Maddi de Bera. Ahí lo pasamos francamente mal, el esfuerzo del personal del Centro de Salud y de las residencias fue titánico.

¿Cómo vivió aquella situación?

-Con desconcierto. Al tener muy poca incidencia al principio y ver las noticias de otros lugares, sentí miedo porque todos los protocolos nos ponían en el peor de los escenarios.

¿Cómo le afectó aquella situación?

-Lo peor, sin duda, han sido las muertes y el ser conscientes de que si contagiamos a alguien de nuestro entorno también puede fallecer. En nuestro caso el miedo es doble porque podemos pasárselo a nuestro seres queridos, pero también a pacientes.

¿De qué manera afectó el incremento de casos en las zonas rurales?

-En cuanto a la falta de material, al principio no había EPI, pero tengo que destacar que muchas personas de la zona se involucraron en la realización de mascarillas, pantallas faciales, batas... Fue impresionante.

¿Cuál es la situación de la Zona Básica de Salud en la que trabaja?

-Gracias a los protocolos establecidos nuestra seguridad y la de los pacientes es, sin duda, mejor que al principio. En estos momentos todos los días hay positivos, ha habido una relajación clara de las normas sanitarias en los "no carnavales" y tenemos clases enteras, tanto en el instituto como en los colegios, confinadas. La situación no está descontrolada, pero está claro que, cuando nos relajamos, hay consecuencias no deseadas.

¿Qué le diría a la sociedad para mantener una tendencia de casos a la baja y, por fin, detener la covid?

-Que esto no es el fin del mundo y que tenemos que pensar que nuestras acciones repercuten en los demás. Muchos de los fallecidos podían haber sido evitados. Quiero recalcar que con el esfuerzo de todas saldremos mejor paradas de esta situación y que no se nos olvide el uso de la mascarilla, la distancia, el lavado de manos y, por supuesto, la vacunación.

"No se nos puede olvidar ni por un instante el uso de la mascarilla, la distancia social, el lavado de manos y, por supuesto, la vacunación"