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Un colegio, infinidad de intereses formativos

Mohamed, Charo, Eduardo, Ana y Gema relatan su experiencia en el José Mª Iribarren, un centro con una oferta diversa

Un colegio, infinidad de intereses formativosOSKAR MONTERO

Mohamed, Charo, Eduardo, Ana y Gema comparten colegio, pero sus objetivos formativos son dispares. Cuando Mohamed Marroufi y Ana Cuculescu llegaron a Pamplona no conocían el castellano por lo que su primera toma de contacto con el CPEB José María Iribarren fueron los estudios de español para extranjero. La experiencia fue todo un éxito y en el caso de Mohamed este año se ha inscrito en Enseñanzas Iniciales II “para avanzar hacia la Secundaria y seguir mejorando el castellano”. Un camino que le gustaría seguir a Ana. Eduardo García Onrrubia se está formando en competencias clave para poder acceder a cursos del INEM mientras que Gemma Berasáin, ya jubilada, decidió el pasado curso mejorar sus conocimientos de Informática. La más veterana, no solo en edad sino también en años de estancia en el colegio es Charo Plaza, que disfruta de lo lindo “aprendiendo” con sus profesores y compañeros en el grupo específico.

Sus testimonios son sólo cinco ejemplos de las cientos de historias vitales que llegan todos los años al único colegio público de enseñanzas de adultos de la capital navarra. Un centro que ofrecen una amplia variedad de enseñanzas y niveles educativos que permiten al alumnado cumplir sus objetivos y expectativas, también diversas. Las clases de castellano para extranjeros son las más demandadas. Allí comenzó la aventura de Mohamed Maaroufi, de 46 años, en este centro. “Llegué a Pamplona desde Marruecos hace casi dos años. No hablaba castellano y conocí el colegio gracias a una amiga de Médicos del Mundo. Empecé en septiembre de 2019 y en marzo las clases se paralizaron por la pandemia”, explica este marroquí, que este curso ha decidido dar un paso más y apuntarse a enseñanzas iniciales II. “Mi objetivo es aprobar y poder pasar a Secundaria y quién sabe, algún día, el Bachillerato. Tengo estudios pero no están homologados y me cuesta más hacer todos los papeles ”, afirma Maaroufi. Él está muy contento con su decisión ya que “aprendo asignaturas, sigo mi formación y a la vez mejoro mi nivel de castellano”.

La moldava Ana Cuculescu descubrió el colegio gracias a una amiga y se matriculó en septiembre de 2019 en clases de castellano para extranjeros. “Me pasa algo parecido que a Mohamed. Tengo estudios pero no están homologados. Lo primero que tengo que hacer es aprender el idioma y después me gustaría seguir formándome para buscar trabajo”, asegura esta joven de 39 años, que vive en Barañáin con su marido y sus dos hijas, que está muy contenta con las clases “porque es muy enriquecedor”.

Sus objetivos formativos nada tienen que ver con los de Charo Plaza, nacida en Otsagabia hace 71 años. Ella es una veterana de este colegio pamplonés, y no solo por su edad. “Llevo muchos años viviendo a este colegio. Vengo los lunes y miércoles y aprendemos muchas cosas. Tenemos club de lectura y también hacemos excursiones. Por ejemplo el otro día estuvimos en el parque de Yamaguchi”, cuenta esta alumna del grupo específico de adultos destinado a personas con discapacidad. “Estoy muy contenta porque tengo unos profesores y compañeros muy majos”, afirma.

Con el objetivo de mejorar sus r más sobre informática aterrizó Gema Berasáin en este colegio pamplonés el pasado curso. “He trabajado de funcionaria pero el sistema era distinto al Windows y utilizábamos programas concretos. Hoy en día es muy necesario tener conocimientos básicos de informática y decidí apuntarme para reciclarme y ponerme al día”, explica esta pamplonesa, que reconoce que “cuando en marzo llegó el confinamiento no pudimos seguir la formación on line, sin embargo, el centro se ha puesto las pilas y ahora cuando hay personas que tienen que estar en casa por alguna situación de confinamiento pueden seguir las clases desde casa”. Esta alumna, ya jubilada, reconoce que no dudó en apuntarse a pesar de la situación de pandemia y asegura que este curso “no falla nadie”.

El último en llegar es el más joven de los cinco. Eduardo García Onrrubia, de 28 años, descubrió el colegio gracias a una amiga de su madre. “Me he apuntado a clases de competencias clave. Damos clases de dos asignaturas Lengua y Matemáticas0 y estoy muy contento porque mis profesores Asun e Íñigo son maravillosos”, afirma este pamplonés. Su objetivo conseguir esta formación para poder acceder a cursos del INEM y en un futuro le gustaría trabajar en una residencia de ancianos.

Formación e Innovación

Adecuar las enseñanzas al mundo digital

El colegio José María Iribarren, en el que trabajan 33 docentes, es un centro en plena formación y adaptación a las nuevas realidades. La irrupción de la pandemia les obligó a acelerar la adecuación de sus metodologías a las nuevas tecnologías. “Tenemos un claustro muy motivado que ha puesto la formación como eje fundamental de su labor educativa,”, afirman. Buena parte de esta formación gira, como no podría ser de otro modo, a la adaptación de sus estudios al mundo digital. Así, el centro ha ofertado cursos sobre metodologías innovadoras, aplicación práctica de herramientas digitales y formación obligatoria en el plan de atención no presencial. “Participó todo el claustro y ya están poniendo en práctica lo aprendido. Se han introducido las nuevas tecnologías en las programaciones y el alumnado está aprendiendo a utilizarlas (por ejemplo dan clases virtuales a través de Classroom). También hay aprendizajes de contenidos que se trabajan con herramientas digitales”, explican desde el equipo directivo, que reconocen que estas actividades tienen un “valor añadido importante” ya que gran parte del alumnado adulto tiene un bajo o nulo nivel en competencia digital.

Además, en el marco de la digitalización, el equipo directivo ha decidido incorporar la posibilidad de la matrícula on line, que ha tenido muy buena acogida.

Por parte, al profesorado del claustro le gusta involucrarse en proyectos innovadores como el Rapoesía (unión del rap y la poesía), las tertulias literarias o iniciativas que aúnan la literatura con la igualdad de género.

RETO EDUCATIVO

Clases a 242 presos en la cárcel

Clases a 242 presos en la cárcelEnseñanzas individualizadas. Este curso docentes del centro José Mª iribarren imparten clases a 242 presos de la cárcel de Pamplona. Educación Física es la más demandada pero también ofertan enseñanzas iniciales, competencias clave e idiomas (euskera, castellano e inglés). La dificultad en este contexto educativo es el perfil del alumnado, que exige una individualización de la enseñanza y una innovación continua para ofrecer metodologías atractivas, ya que no se pueden usar las nuevas tecnologías. Asimismo, explican desde el colegio, el profesorado “a veces debe hacer funciones de terapeuta”, lo que supone “un reto educativo y personal que merece la pena”