e llamo del Servicio Navarro de Salud para darle cita para la vacuna de la Covid”. La presentación a través del teléfono de Irati Fernández, que lleva un mes trabajando en el call center de Forem, suele obtener respuestas de lo más variadas a lo largo de una mañana de trabajo. Este periódico contempló su tajo en la centralita durante 20 minutos el pasado viernes. Fernández, pamplonesa de 20 años y estudiante de Relaciones Laborales y Recursos Humanos en la UPNA, era una de las 14 personas que se ocupaba dicha mañana de la citación de personas dadas de alta en el Servicio Navarro de Salud, sin cita todavía para la vacuna y con sospechas de que puedan residir en alguna otra comunidad o país.

A los profesionales de citación cada día se les entrega un listado con teléfonos de personas de las que no consta su vacunación. En 20 minutos, Irati efectuó 14 llamadas. En una de ellas tuvo éxito para conceder una cita. Fue a las 12.27 horas cuando una joven de 22 años, residente en la Ribera y que tiene tarjeta de desplazada, porque antes vivía en otra comunidad, aceptó el ofrecimiento. La chica tenía abierto todo el calendario que quisiera para reservar su dosis. Se decantó por inocularse al día siguiente en Maristas, al mediodía. La segunda dosis le corresponde el 28 de septiembre, en Forem, a primera hora de la tarde. Irati le informó de todos los detalles y de que no olvidara acudir con la tarjeta sanitaria o el DNI. Incluso tuvo que hacer de GPS para orientar a la vacunada sobre la manera de llegar a uno y otro lugar.

Del resto de las 13 llamadas que tecleó Irati en el tiempo para este reportaje, en cinco de ellas el telefoneado no respondió al móvil, saltó su contestador o lo tenía apagado. Estas personas pasan a ser clasificadas como los que no responden. Todo queda registrado en el sistema. El día y la hora en la que se les llama también. Luego, se les seguirá repescando. Se les llamará al día siguiente en un horario distinto por si se encontraran en turno de trabajo.

La joven telefonista explica que durante esa mañana no había tenido ninguna negativa explícita a la citación entre las personas con las que había contactado. Pero ese rechazo sucede, de modo sui generis, a las 12.25 horas. Quien responde entonces es una joven de 22 años de la Comarca de Pamplona. Es la receptora de la llamada. Al preguntarle si tiene intención de vacunarse, responde: “No quiero cita, tengo pánico a las agujas y necesito asimilarlo con el tiempo”. Irati la tipifica entre las negativas. Volverán a dar con ella pronto, a ver si sus fobias han desaparecido. Mientras, los minutos transcurren pegados al teléfono. Una sangüesina le agradece la llamada a Irati y le dice que se vacunó en Zaragoza, donde pasa el verano; otro joven estudiante le informa de que vino de Francia vacunado en julio; otros dos muchachos son clasificados para que se les cite a partir del 15 de septiembre, cuando se cumplen dos meses de que pasaron la Covid, y un chico, que le coge el teléfono en un pueblo de la Zona Media, le comunica que por quien pregunta es su hermano, que se ha marchado a Bolivia en verano y se va a pegar un año por allí. Preguntado por si sabe si se vacunó, el hermano le responde: “No lo creo”.

“Noté más rechazo cuando me tocó llamar a repescados de 30 a 39 que al llamar a jóvenes”

Trabajadora del Call Center de Forem