El regreso de la Casta Navarra con una corrida completa en España se hizo realidad este sábado un encierro de José Arriazu e Hijos. Atrajo a varios miles de aficionados hasta la madrileña Torres de la Alameda. Y la corrida no defraudó a pesar de los grises augurios en cuanto a juego propicio para el toreo moderno. Sin embargo, los toros colorados del Campo de Ablitas proporcionaron el triunfo de los toreros con su movilidad, por momentos enclasada. En el caballo, aunque de inicio se les intentó lucir a distancia, no terminaron de responder lo esperado, aunque varios ejemplares galoparon al peto y empujaron bien.

Entre la materia del envío destacaron los toros 3º, nº 49 y de nombre Tarazonero y el 4º, nº 89, Pilarico, en especial el segundo de ellos, que recibió un ovación en el arrastre. A Tarazonero le cortó una oreja de brega y de conocimiento el zaragozano/tudelano Imanol Sánchez. A Pilarico le arrancó con fuerza las dos orejas Chacón, aprovechando de forma sublime el extraordinario y transmisor pitón izquierdo. Bien el gaditano en faena medida y tirando del toro con temple y mando hasta conjuntar la magia de la bravura y el arte. Estuvo cerca también de obtener una oreja del primer arriazu, Granadino, que cumplió bien en varas, yendo de lejos. Para la muleta se descolgó con buen son, mas el metraje de la faena acabó pronto al desfondarse el animal.

Pérez Mota estuvo muy condicionado por topar con el peor lote: un Fontanero (nº 75) y un 5º bis Carterista (nº 23) y discreto de cara, aunque de buenas hechuras y que había sustituido a un muy escaso de fuerzas Asustado (nº 47), que recordó por sus sienes estrechas y su arboladura saludando al luminoso cielo vespertino a una res de la Camarga gala. Fueron los dos toros más deslucidos y más propios de puestas en escenas decimonónicas, cuando se salía a la plaza a machete. Los dos tuvieron interés, como todos los que lidió Reta hace casi tres meses en Céret en el regreso de los coloradicos y guindillas navarras tras casi un siglo de incomparecencia en funciones de lidia y muerte en todo el planeta taurino.

Lo más emocionante, diría apasionante, de la función se reservó para el final. El torazo que cerraba plaza, fue un Curioso marcado con el número 54 y que portaba toda una playa en su testa. Un tiazo que quitaba el hipo y las ganas de ponerse de verdad. Imanol lo hizo con tanto valor como verdad. Se jugó la vida. En la medida casi imposible, cuajó el toreo al natural.

LOS TOROS

Ganadería. 6 de Arriazu. El 5º, sustituido por otro del mismo hierro. Buena presencia; en tipo. Buen juego. 3º y 4º, aplaudidos. 1º, de buen son, a menos. 2º y 5º, deslucidos. 6º con mucho poder.LOS TOREROS

Octavio Chacón. Saludos y dos orejas.

Pérez Mota. Silencio y silencio.

Imanol Sánchez. Oreja y dos orejas.Las gradas

Incidencias. 3/4. Primaveral. Presidió Jesús Sáinz, M. Caballero y N. Delgado.