- ¿Qué es Káeru?

-Káeru es un espacio de servicios educativos. Nosotras tenemos 20 años de experiencia en temas de protección al menor y, trabajando con la herida más grande, nos dimos cuenta de que nos gustaría llegar a toda la sociedad desde esta mirada más profunda. De ahí surgió Káeru. Hacemos acompañamiento familiar, trabajamos con las familias desde un enfoque emocional para que puedan acompañar la educación de sus hijos e hijas desde este punto de vista. Entender lo que pasa en el interior de sus hijos y poder dar respuesta a cada uno en lo que necesitan, desde lo que se les está moviendo por dentro. Nuestra experiencia nos dice que no se puede acceder a ciertos aprendizajes si emocionalmente estás roto. Hay que acompañar a la persona para que se abra a los aprendizajes porque sino surgen los fracasos, los conflictos... Es importante tener ese aprendizaje y bagaje emocional para afrontar la vida.

¿Cómo surgió la colaboración con el Departamento de Educación?

Hace año y medio nos contactó el Departamento para crear el maletín de herramientas del programa de educación emocional Laguntza dirigido a Secundaria. No está solo dirigida a prevenir el acoso y promover la convivencia sino que es una mirada más amplia, acompañar cualquier conducta o situación preventiva, darles recursos para que ellos y ellas tengan otra manera de tratarse.

¿Qué materiales han creado y cuál es el enfoque?

-El proyecto consta de una documentación teórica elaborada por Eva Bach, y de un maletín de herramientas, que hemos realizado nosotras. Se divide en dos partes: la primera es una guía para el profesorado que sirve de apoyo para llevar a cabo las dinámicas; y la segunda son las propias dinámicas. Éstas están a su vez distribuidas en cuatro ejes: autoconocimiento, competencias sociales, como tratar a los iguales; la parte transgeneracional, relacionada con los orígenes, de donde vengo, mi familia...; y por último el ecosocial, es decir, como me relaciono con el mundo. Al final del proyecto se plantea una evaluación orientada a que el alumnado valore si ha experimentado ese desarrollo emocional, y también para el profesorado evaluar la efectividad del programa.

¿El programa Laguntza se imparte de forma transversal o se enmarca en una asignatura concreta?

-La nueva ley de Educación está enfatizando la necesidad de trabajar con la perspectiva de la educación emocional. Lo ideal es que no exista una asignatura concreta sino que todo el mundo pueda ser un referente cuando un chaval tiene problemas. Ahora bien, tal y como está la estructura, lo más fácil es impatirla en la asignatura Valores Éticos en Primaria y en Tutoría, en ESO. Es un pilotaje de tres años pero el objetivo es que vayan incorporando esa nueva mirada, que el profesorado, con independencia de su asignatura, incorpore esa manera de acompañar en la educación.

¿Cómo se imparte la formación?

-Dentro del primer año del pilotaje se establece una doble estructura. Por un lado se crea un grupo motor con personas del equipo directivo y de la comisión de convivencia (máximo 4 personas) que se encargada de liderar el proyecto durante esos tres años. El primer año reciben una formación de 24 horas. Por otra parte, el equipo docente se forma en las herramientas que van a usar en el aula (12 horas). El equipo motor decide si la formación es obligatoria para todos los docentes del instituto o es voluntaria.

¿Al aula llegará este primer año?

-El primer año llega alguna cosa suelta, pero primero hay que formar al profesorado. El año pasado algo llegó y conforme avanza el curso la gente se anima y al final celebramos la jornada de buenas prácticas.

¿Qué tipo de dinámicas se plantean? ¿Algún ejemplo?

-Hay muchísimas dinámicas. Unas enmarcadas en los cuatro ejes y otras específicas por la pandemia. En total hay 90 dinámicas, son variadas para todos los grupos y docentes. En general son dinámicas orientadas a lo vivencial, que lo puedan experimentar, dinámicas grupales en las que utilizamos la música, la plástica, el rol playing, vídeos , nuevas tecnologías. Se trata de atraerles desde su mundo.

¿Cuáles son las principales carencias emocionales del alumnado ?

-En el momento actual percibimos diferencia con la situación previa a la pandemia. Hay problemas similares, pero si observamos nociones más depresivas, más tristes... Creo que hay poco lenguaje de mi, mucho de hacia fuera. En el escaparate se mueven bien pero cuando les preguntas como se ven está todo mas estereotipado. Por lo general diría que no sienten el instituto como un espacio de protección y su bienestar depende del tutor o profesor que le toque. Estuvimos en 2º de ESO y en general decían que el profesorado no les preguntaban su opinión, muchas veces no saben su opinión, su necesidad... Es cierto que el propio equipo docente tampoco se siente acompañado, la presión académica está ahí, la Selectividad... El hacer invade todo y el estar o el ser casi no tiene espacio en la escuela.

El profesorado no tiene herramientas para llevar a cabo esa educación desde el plano emocional.

-Llevamos varias formaciones del equipo docente y, en general, hay ilusión, motivación y ganas, pero también miedo de no saber si van a hacerlo bien. Buena parte del profesorado sentía esto como necesario y agradecen que haya un espacio oficial sobre educación emocional para adquirir herramientas en su labor docente. Se trata de que, poco a poco, haya una transformación, que esto venga para quedarse.