– ¿Cuál es la situación actual de la sequía en Navarra?

– Con los datos hasta julio, todas las cuencas del Ebro en Navarra por su margen derecha se encuentran en situación de sequía (Ega, Arga y Aragón) y las cuencas cantábricas estaban a punto de entrar. Sin embargo, si hablamos de escasez, las cuencas del margen derecha se encuentran en estado de normalidad. En cambio, tanto en el eje del Ebro como en la margen derecha del Ebro en Navarra (Alhama y Queiles) se está en situación de prealerta.

¿Es excepcional la sequía de este año?

–No, ha habido sequías más importantes y prolongadas que las actuales, sin ir más lejos a comienzos del siglo XXI (en especial 2000, 2002) y del siglo XX, la década de los años 40 fue un periodo muy seco y en 1989 y 1990 se registraron dos años muy secos y encima consecutivos. Lo diferente este año son las olas de calor, que provocan una mayor evapotranspiración, y la ausencia de precipitaciones en los últimos cuatro meses ha hecho que se adelante el estiaje de los ríos con respecto a otros años. Lo preocupante es que estos niveles en los ríos que se han registrado en junio y julio lo más normal es que se presenten a finales de agosto o septiembre.

¿Temen que haya problemas de suministro en algunos lugares?

–Utilizando los datos de 2020, el 55% de las demandas proceden de embalses, o de pozos de acuíferos, mientras que el 45% son de manantiales y cabeceras de los ríos. Las primeras en principio están garantizadas, ya que las reservas en los embalses y de los acuíferos son suficientes para cubrir la demanda de abastecimiento, que además es prioritaria con relación al resto de usos. En Navarra se consumen al año 76,5 hm3 (dato de 2020), lo que supone el 1,56% de los recursos hídricos generados directamente en la Comunidad Foral, y el 0,77% de los recursos hídricos circulantes (los generados en Navarra y los que proceden de comunidades limítrofes). El 45% restante, que son los recursos de abastecimiento que se alimentan de manantiales y cabeceras de ríos, son los que pueden tener problemas dada la situación de sequía. Las mancomunidades o ayuntamientos que cuentan con fuentes diversificadas como Pamplona pueden suplir esta carencia, pero los que no tengan alternativa tienen y pueden tener problemas.

¿Podrían ser necesarias nuevas medidas en más zonas de Navarra?

–La predicción que realiza AEMET a tres meses vista indica que los más probable es que las precipitaciones en toda Navarra sean inferiores a la media histórica, por lo que la situación puede agravarse en agosto y septiembre. Algunos años, esta situación se ha prolongado más allá de octubre. Esto podría afectar a las entidades locales de pequeña población que no tienen alternativas a los manantiales o cabecera de ríos y a los que se suma un aumento importante de la población estacional en verano. Aunque están repartidos por toda Navarra, se concentran fundamentalmente en las cuencas pirenaicas y prepirenaicas, y en las cuencas cantábricas, donde la tradicional abundancia de recursos no hacía necesaria contar con embalses o balsas de almacenamiento de agua. Si la sequía persistiera y se prolongara en el otoño e invierno que viene, como sucedió a finales de los 80, los problemas podrían generalizarse, pero todavía es pronto para hacer semejante predicción.

Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes. ¿Cómo debemos prepararnos?

– Se pone en evidencia la necesidad de medidas de adaptación. Antes, la solución tradicional era la gestión de la oferta, aumentar los recursos captados con la construcción de embalses o pozos. Sin embargo, el Plan Director del Ciclo Integral del Agua de Navarra 2019-2030 apuesta por la gestión de la demanda. Reducir las pérdidas de agua (renovación de depósitos, tuberías o reducción de la presión en las redes), y hacer un uso racional del agua. Solo en el caso de que estas medidas no sean suficientes se puede pensar en aumentar los recursos con nuevas captaciones o regulaciones. – Josu Álvarez