Administradores de fincas y empresas mantenedoras de calderas advierten de un “duro invierno” para los hogares navarros. “Vamos a pagar más en calefacción y vamos a tener menos confort”, lamentan ante un panorama en el que se van a reducir los horarios de encendido de las calderas y el precio de gas se ha disparado por la invasión de Ucrania.

Tanto desde el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas, como desde el Colegio de Navarra y en conjunto con la organización Cugec, se está luchando por conseguir para las comunidades de propietarios con calderas comunitarias, la regulación del precio del gas por parte del Gobierno, como ocurre con las calderas individuales, que pueden acogerse a la TUR (Tarifa de Último Recurso)

La situación se ha invertido con el encarecimiento del gas, ya que antes los precios para las calderas centrales era más competitivo que para las calderas individuales: 3,4 céntimos de euro frente a 3,5-4. “El Gobierno ha dicho que tiene en cuenta el problema, pero estamos esperando alguna medida”, afirma Peio Mendia, quien cree que “el invierno se presenta frío y complicado”.

"Injusta" situación

Beltrán Pagola, gerente de la empresa de mantenimiento de calderas Beroa, considera “injusta” la situación. “Es curioso, porque desde el punto de vista de eficiencia, es mucho más eficiente una central que una individual: una caldera, cuanto más grande, mejor. Todas las subvenciones públicas han estado dirigidas a las calefacciones centrales, se han potenciado su instalación y uso”, destaca.

Las empresas mantenedoras, los expertos técnicos en la materia, actúan como asesores, si bien “la comunidad es la que decide qué hace con su dinero”. En este sentido, las fincas con calderas más anticuadas parten con desventaja. “Las calderas modernas son capaces de modular su potencia a la demanda del edificio. Funcionan como un acordeón. Por su parte, las calderas antiguas son como un tractor. Se encienden y se apagan, da igual el uso y la demanda que haya”.

Diferencias según la instalación

Pagola señala que “en todas las comunidades nuevas, cada propietario controla el uso de la caldera en su domicilio con un termostato”, por lo que tienen un margen para decidir sobre la utilización y la temperatura de sus calefacciones. En el caso de las fincas en las que no hay control individualizado, las posibilidades de bajar el gasto se limitan a reducir la curva de la calefacción (temperatura), la temporada de uso y los horarios de funcionamiento de la caldera central.

Aunque el invierno se espera con “más gasto y menos confort”, el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Navarra, Peio Mendia, admite que “el confort al que estamos acostumbrado en Navarra, a 23-25 grados en invierno, no es lo normal. En Europa, en países como Francia o Alemania, lo normal son 19 grados. Quizá ha habido un uso excesivo del calor y vamos a tener que cambiar nuestros hábitos”, vaticina.