Alejandra Martínez y Paula Sierra comparten familia e historia. Son primas y ambas se fueron con una beca de 6 meses a Nueva York, encontraron trabajo, se enamoraron –de la ciudad y de sus actuales parejas– y cambiaron la plaza del Castillo por Times Square. Ahora vuelven a Navarra por Navidad, Alejandra recién casada y Paula ultimando su boda, que tendrá lugar en agosto en la capilla de San Fermín.

“Desde pequeña estaba muy obsesionada con Nueva York, quería vivir allí, pero era consciente de que era muy difícil. Así que ahora estoy viviendo un sueño”, relata Alejandra. Ahora tiene 29 años y lleva ya cuatro viviendo en Estados Unidos, tres en Nueva York y, ahora, en Florida, de donde es originario Dylan, su marido. La joven reconoce que en estos 4 años y medio ha vivido más que en sus 25 anteriores y aunque ha encontrado su sitio en otro país, sigue llevando muy dentro su tierra: “Una de las cosas que más echo de menos es poder pasear e ir a los sitios andando. Eso en la mayoría de ciudades americanas es imposible”.

Alejandra estudió Economía y un máster de Marketing Digital. Al acabar encontró enseguida trabajo en una sucursal bancaria, con buenas condiciones y buen sueldo, pero sentía que aquello no era para ella. “Tenía claro que quería conocer mundo así que en 2016 pedí la beca PIN del Gobierno de Navarra para ir fuera de la Unión Europea. Me la concedieron en Costa de Marfil, pero no me convencía el destino, así que esperé al año siguiente y justo salió una oferta para la Cámara de Comercio de España en Nueva York. No me lo pensé dos veces, pedí la beca y tuve la suerte de que me la concedieron”, recuerda.

El 31 de mayo de 2018 aterrizaba en Nueva York sin piso. Tras pasar por un hotel, encontró un apartamento con otras dos chicas a una hora y media en metro de su trabajo, “no muy lejos” en una ciudad como Nueva York. Alejandra estaba disfrutando al máximo y viviendo el sueño que siempre había querido cuando se topó en su camino el que hoy es su marido: “Conocí a Dylan y de verdad que fue un amor a primera vista. Empezamos a tener una relación pero a mí se me acabó la beca y tuve que volver a Pamplona. Tenía claro que quería volver así que tiempo después conseguí un visado y volví”.

En agosto, Alejandra y Dylan –que se han mudado a Panama City (Florida) se casaron en Cádiz, de donde es parte de la familia de ella, y después pasaron unos días en Pamplona, por lo que no hace tanto que pisa Navarra. De hecho, tiene su tierra muy presente en su día a día: “Antes de la pandemia arranqué un negocio de turismo sobre San Fermín y Navarra, con la idea de ofrecer a a los estadounidenses un modelo de fiesta que quizás no conocen. Pero con el covid-19 no pudimos hacer nada, ahora que han vuelto los Sanfermines esperamos poder sacarlo adelante”.

Alejandra posa con sus padres antes de la comida de ayer. Cedida

Vidas paralelas

Si Alejandra se fue en 2018, Paula lo hizo al año siguiente y su historia es prácticamente calcada a la de su prima: consiguió la beca PIN para trabajar en la Cámara de Comercio de España en Nueva York. En esos seis meses conoció a Michael, su pareja, pero tuvo que volverse a Navarra antes de regresar a EEUU de nuevo. “La verdad es que mi prima y yo hemos llevado vidas paralelas y ahora estamos muy contentas aquí”, comenta Paula, que estudió Periodismo y ahora trabaja como consultora de ventas en una empresa de software.

Pero no todo ha sido un camino de rosas para esta joven vecina de Mutilva: “Después de conocer a Michael se me acabó la beca y tuve que volver. Encima llegó la pandemia por lo que no podíamos viajar pero decidimos intentar una relación a distancia. Fue una época muy dura. Paula estuvo trabajando en Madrid durante 2020 y cuando la covid-19 dio una tregua, consiguió un visado para poder volver a Nueva York. “En enero de 2021 regresé a EEUU. Estuve un tiempo perfeccionando mi inglés mientras conocía un poco más aMichael. Todo ha ido muy bien y ahora hemos decidido dar el paso: nos casamos en agosto en Pamplona”, detalla la joven de 27 años.

Aunque ha fijado su residencia en Nueva York, tenía claro que la boda iba a ser en Pamplona y ayer pusieron rumbo a Navarra ella, Michael y toda su familia: “Hemos venido con la intención de que la familia de Michael esté con la mía y para que conozcan Pamplona. También de paso ultimaremos algunas cosas de la boda”.