Las mujeres siguen pagando el precio más alto en los diferentes conflictos que asolan el mundo. En la mesa redonda organizada por FAIN (Federación de Asociaciones de Inmigrantes), representada por Silvia Velásquez, y AMUDISNA (Asociación de Mujeres con Discapacidad de Navarra), con su presidenta María Victoria Remón, participaron mujeres que viven en Navarra pero que conocen bien conflictos en muchos casos olvidados como el que vive el pueblo saharaui, otros abiertos en medio de Europa y que sufre la población de Ucrania.

Las ocho mujeres participantes, con Nené Correia en silla de ruedas, a la derecha. Cedida

Tetiana Marchenko (Ucrania): "Dentro o fuera del país sufren la violencia de la guerra"

Nadie esperábamos hace ahora un año que la guerra continuara. Y mucho menos que el conflicto se recrudeciera. Un conflicto que agrava la vulnerabilidad de mujeres y niñas. El acceso a los medios de subsistencia y a los servicios básicos se ha visto gravemente interrumpido. La violencia de género también es generalizada pero no todos los casos se denuncian. Las mujeres en Ucrania son responsables del cuidado de niños, mayores, personas con discapacidad, sobre ellas ha recaído una parte importante del peso de la guerra. Ucrania ha denuncia violaciones por soldados rusos en zonas ocupadas en el este y sur del país. Tetiana Marchenko, psicóloga de profesión, ha trabajado con Unicef como voluntaria. Vino hace un año con su hija procedente de Polonia en un autobús. Fue acogida por una familia en Pamplona y ahora busca una vivienda y un trabajo para seguir subsistiendo. “Del trabajo que hemos desempeñado con mujeres refugiadas nos damos cuenta del trauma tan grande que es la guerra. Sufrimiento, violaciones, pérdidas, muertes...mucha tristeza”. Mujeres que tenían una vida, una familia, un trabajo, un estatus, y que “lo han perdido todo”, pero sobre todo su identidad. Sus parejas han tenido que ir a la guerra para luchar por su país y muchos de ellos han muerto. Mujeres que han tenido que adaptarse a una nueva realidad, a otro país, a otra cultura a un nuevo idioma; mujeres que se han quedado solas y sin nada han tenido que “empezar de cero sus vidas”. “Mujeres que no saben cuál será su futuro y el de sus hijos”, observa. “Mi hija despertó tras escuchar un misil y tuvo que bajar al sótano para huir. Ella sabe lo que es el impacto de la muerte, y yo trato de enseñarle a querer a su país y que sepa lo que ocurre. Yo quiero que ella vea en mis ojos la esperanza y la seguridad de que haremos todo lo que esté en nuestras manos para volver a nuestro país y que sea feliz”, expone. – A.I.

Tras la invasión de Rusia, miles de mujeres se han visto obligadas a desplazarse o a huir del país que las vio nacer. Violencia de grupos armados que persiste en Colombia donde además se producen más de 600 feminicidios al año. De la violencia física o sexual a la económica o cultural. El subdesarrollo y la falta de oportunidades en los entornos rurales se ceba con las mujeres indígenas y analfabetas en el Perú. La mutilación genital femenina afecta al 45% de las niñas y mujeres en Guinea Bissau.

Nassy Abizadeh (Irán): Una lucha más allá del velo: por un cambio de régimen

Nassy es iraní, profesa la religión bahai, vino a Navarra con apenas nueve años, hoy tiene 56 y es profesora de inglés. El velo se ha convertido en un símbolo de la lucha de la población iraní que persigue un cambio de régimen.“Se intenta prohibir que pienses libremente, ya no sólo importa cómo vistas, se puede castigar por pensar incluso aunque no lo expreses. Por el mero hecho de pertenecer a una minoría religiosa o étnica se producen persecuciones extremas”, señala. Buena parte de las protestas contra el velo las han protagonizado niñas a partir de diez o once años en las escuelas e institutos, “porque toda esta generación del Tik Tok ya no quiere vivir sin las mínimas libertades. Por eso los ataques que se han producido en escuelas con bombas tóxicas y que penetran en el sistema nervioso interpreto que es un intento de silenciar a las mujeres que piden no solo libertad para vestirse como quieren sino para tener los mínimos derechos humanos que han sido pisoteados durante años”. El régimen de los ayatolás ha hecho retroceder las conquistas y derechos sociales y civiles de las mujeres. “Las mujeres, respaldadas ahora mismo por muchos hombres, y sobre todo jóvenes que son el 75% de la población, no quieren vivir bajo el yugo de una constante represión”. En este momento, explica, las cárceles de Irán están llenas de blogueros, periodistas, defensores del medio ambiente, artistas o minorías religiosas y étnicas como Kurdistan. “A las mujeres bahais se les prohíbe ir a la universidad, hay muchas carreras a la que se restringe el acceso a las mujeres, pero la realidad es que más del 60% de los universitarios son mujeres en un claro desafío”, subraya. Mujeres que no tienen miedo en su lucha, prueba de ello es la cantidad de adolescentes, chicas y chicos, que han sido asesinadas en las calles o torturadas en prisión, ahorcados en la vía pública, simplemente por participar en protestas, y que prefieren morir a vivir sin derechos”. Con gente así Nancy espera volver un día a un Irán diferente. – A.I.

Niñas que son obligadas a casarse con hombres más mayores que sus propios padres. En Ghana, una región azotada por las guerras civiles, las mujeres rurales son las más expuestas a la pobreza, la esclavitud y los trabajos forzados. Violencia también ideológica o moral. Pese a las detenciones, torturas, violaciones e incluso ejecuciones, las mujeres iraníes salen a las calles para defender sus derechos. Voces de mujeres que apenas oímos.

Marcela Bejarano y Fayzuri Caicedo (Colombia): La mujer, el eslabón más débil ante la violencia

La colombiana Marcela Bejarano tiene 27 años, vino a Navarra hace cinco, es psicóloga, y forma parte de la Cátedra Unesco. En positivo, hizo un repaso de los avances conseguidos en los últimos años en Colombia. Recordó que el año pasado se legalizó el aborto en un país con un alto índice de embarazos no deseados y embarazos adolescentes, y se ha aprobado una ley contra el feminicidio. Durante la guerra las mujeres han sufrido una violencia extrema que se ha cebado con los hombres, maridos o hijos que desaparecían. La mujer se veía obligada a emigrar a las urbes y ha luchado para que se haga justicia y “denunciar tanto la violencia estatal como la de organizaciones situadas al margen de la ley”. Mujeres que también son víctimas de abusos sexuales. “En la ciudad donde yo viví no llegó el conflicto armado pero si he vivido de cerca la violencia de género. El acoso, vivir con miedo a ocupar espacios públicos..”. Tampoco tienen el apoyo de sus parejas cuando son madres. Para Faysuri Caicedo, hay mucha esperanza con el cambio de gobierno, y muchas mujeres están encabezando movimientos sociales e indígenas. El estallido social de hace dos años hizo que muchas mujeres se rebelaran lo que trajo consigo una mayor represión hacia ellas en forma de violaciones, torturas y agresiones. “Tras los acuerdos de paz los grupos armados paramilitares están avanzando en las regiones antes ocupadas por la guerrilla. Y, como siempre, la mujer es el eslabón más débil y la que se utiliza para amedrentar, para extorsionar....”. “Yo crecí en una ciudad donde las mujeres no íbamos solas por la calle, siempre acompañadas. Somos el blanco perfecto para que te puedan subir a un coche y desaparecer”. También está muy normalizado el acoso sexual. “Esperamos que con los cambios legislativos haya una transformación social, y logremos que los grupos armados no alisten a chicas como hacía la guerrilla. Yo ayudé a escapar a una niña que fue reclutada con doce años, que fue violada en los campamentos y quedó embarazada”. – A.I.

27 conflictos armados en todo el planeta con un claro protagonismo masculino visible en instituciones patriarcales que instauran la lógica del dominio. “Cuando las mujeres participen plena e igualmente en los asuntos del mundo, en las leyes y en la política, cesará la guerra”: Nassy Abizadeh tiene claro que la responsabilidad en la crianza de los hijos, familiares y el cuidado de la propia comunidad hace que las mujeres no deseen que los hijos vaya a la guerra o exista violencia”.

Ruth Torrea, indígena peruana: La violencia institucional y cultural contra la mujer indígena

Ruth Torrea, mujer rural, indígena y quechuaparlante, lleva siete años en Navarra donde ha desempeñado diferentes trabajos y actualmente está jubilada. “Las mujeres peruanas somos guerreras pese a las discriminaciones”, asevera. Tras la destitución del presidente, “muchas campesinas indígenas salieron a protestar y muchas de ellas fueron apresadas o asesinadas”, subraya. “Pedro Castillo, ahora en prisión, era un presidente incómodo que no gustaba a los poderes oligarcas. Fue el único candidato que se acercó a la población indígena y pobre”, remarcó. Las desigualdades en este país han hecho salir a la calle a muchas mujeres y “todo aquel que sale a la calle para reivindicar un país más justo es tildado de terrorista o delincuente. Miles de universitarias se han enfrentado a las instituciones”. A su vez, la violencia contra las mujeres y niñas persiste, principalmente en la Amazonía y la Sierra. “Se registran embarazos entre los diez y los quince años, en su mayoría producto de abusos sexuales”. La Amazonía es la región con más casos de niñas que se convierten en madres sin estar preparadas, por falta de educación sexual, de políticas preventivas y también por razones culturales, étnicas y familiares. “La educación sexual es un tabú, en la Amazonía y en la Sierra es pecado”. Como también hay abortos clandestinos de chicas que han sido forzadas por abusos sexuales. “La ley no es clara, los violadores se salen con la suya y más si tienen dinero”. El estigma de la madre soltera persigue a muchas mujeres que son “despreciadas”, hay niñas y adolescentes que desaparecen.., y “las mujeres campesinas deben caminar detrás de su esposo”. “Vengo de un pueblo de los Andes del que me enorgullezco pero he visto cómo mi abuelo daba ostias a mi abuela que escondía los moratones. Y a mujeres que piensan que los hombres tienen derecho a maltratarlas”. – A.I.

Mientras tanto, las mujeres seguirán siendo utilizadas como botín de guerra o su cuerpo como territorio de violencia impune. “En zonas supuestamente más desarrolladas equivocadamente creemos que hay igualdad pero mientras exista cualquier grupo de mujeres en el mundo, en cualquier rincón del planeta, que no tenga sus derechos reconocidos no podemos decir que hemos avanzado”, añaden las ponentes. También para que las que vienen detrás sean conscientes de lo que ha costado conseguir muchos derechos y de los retos que tienen otras jóvenes y adolescentes en diferentes rincones del mundo.

Alice Addo (Ghana): Ellos emigran, ellas sostienen la familia y la comunidad

Alice tiene 19 años, estudia Trabajo Social en la UPNA y vive en Navarra desde hace seis años. Forma parte de Black Power, el colectivo de jóvenes afrodescendientes que trabajan por el empoderamiento de la mujer a través de la cultura. Hasta 6º de Primaria pudo acudir a un colegio privado desde la casa familiar donde vivía con su abuela y cuatro primos. Si algo define a su país es la abundancia de recursos naturales y el escaso desarrollo económico. Una región con grandes diferencias a nivel de pobreza entre el norte y el sur. El Sida se ceba con las mujeres, existe esclavitud y la poligamia afecta al 29% de los matrimonios. La inmigración está afectando a este país y al resto del continente africano, jóvenes que se van a Europa o América y que dejan al país sin mano de obra para desarrollarse. “Ellos emigran y ellas se quedan solas con los niños y los mayores, y cargan con todo el trabajo. A las tres de la mañana acuden al mercado a comprar mercancía al por mayor para venderla después en su pueblo, tienen que trabajar muy duro para sacar adelante a su familiar...el rol de la mujer es muy importante, sin ellas no se podría avanzar, son las que mueven el país”. En las últimas décadas, el país ha hecho grandes avances en la lucha contra la pobreza. Pero estos avances han sido dispares y aún existen importantes desigualdades, especialmente entre el sur y el norte del país, donde la mayor parte de la población vive con menos de un dólar al día. Cerca del 24,2% de la población del país vive por debajo del umbral de pobreza. Según denuncia la ONG Oxfam, la verdadera tragedia de Ghana, como de muchos otros países de la región, es que no está consiguiendo acabar con la pobreza extrema y combatir las disparidades que dividen la sociedad a pesar de poseer los recursos necesarios para ello.– A.I.

Nené Correia (Guinea Bissau): Cuando la pobreza es la mayor fuente de desigualdad

 Desde los 17 años se mueve en silla de ruedas. Estando embarazada y en medio de un conflicto tribal le atravesó una bala la espalda, pudieron salvar a su bebé pero ella sufrió una fuerte lesión en la columna vertebral que bloqueó su movilidad. Nené vive en Navarra desde hace 22 años con su hija y su prima, y trabaja en una fabrica. Las mujeres en Guinea Bissau viven en una sociedad que les relega a un segundo plano tanto en la esfera pública como privada en este pequeño país de apenas dos millones de habitantes. El 64,7% de la población femenina es analfabeta. Más de la mitad de la población femenina ha sufrido algún tipo de mutilación genital. Y casi una de cada cinco han sido madres o están embarazadas antes de cumplir los 18 años. La pobreza, la igualdad y la inclusión social siguen siendo asignaturas pendientes. “Hay muchos conflictos, robos, delincuencia, ocupación de viviendas... y mucha impunidad”. La gente se dedica a cultivar la tierra y a sembrar cacahuetes, arroz y maíz pero no es suficiente para subsistir. “Si vas por la calle no puedes llevar ni un bolso porque te roban o te pueden matar, la situación ha empeorado y existe mucho feminicidio”. Según Nené, “las mujeres no son nada, tienen que estar en casa, trabajando con los críos. Un hombre puede decidir, la mujer no”. Las niñas no van al colegio y las mujeres lo hacen todo, en casa y en el campo, cultivando la tierra... “Yo tuve estudios porque mi hermano se empeñó y obligó a mis padres pero la mayoría allí son analfabetas. La situación ahora ha empezado a cambiar, las niñas empiezan a acudir a clase pero queda mucho camino por recorrer”. “Allí la sanidad funciona si tienes dinero y, si ocurre una violación, te defienden si pagas”, subraya. En su caso como persona con discapacidad resulta muy difícil moverse en silla de ruedas en un país que ni siquiera tiene carreteras asfaltadas. – A.I.

Desde la organización, Isabel Díez-Díaz y Silvia Velásquez de FAIN (Federación de Asociaciones de Inmigrantes de Navarra), y María Victoria Remón, de AMUDISNA (Asociación de Mujeres con Discapacidad de Navarra), junto a las mujeres participantes en el Civican. Cedida.

Lebteit Ainatu Alamin (Sáhara Occidental): Activismo femenino por la libertad del pueblo saharaui

Lebteit vive desde hace cinco años en Navarra, tiene 25 años, es madre de un hijo pequeño, está estudiando y es activista por la autodeterminación. Estudió en los campamentos la Primaria, y la ESO y el Bachillerato en Argelia. “Sin la acción de las mujeres el pueblo saharaui, probablemente, habría desaparecido”: Lebteit suscribe la cita de la abogada y activista Louelia Mint el Mamy. Arrastrando bombonas de butano, preparando comidas para comunidades enteras, aprendiendo a arreglar placas solares, racionando la ayuda que llega cada vez más a cuenta gotas.... La mujer en la cultura nómada ya gozaba de un papel social relevante. En 1974, nació la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, una organización con actuación nacional e internacional que aún hoy sigue activa defendiendo los derechos de las mujeres. Sin la acción de las mujeres la lucha del pueblo saharaui no existiría. A apenas 100 kilómetros del Estado español se vulneran derechos humanos por parte del régimen marroquí a población saharaui únicamente por ser saharaui. Las mujeres están las protestas. Y además de sufrir abandono político, España firma de forma continua acuerdos comerciales con Marruecos que, tal y como aseguran los y las saharauis, expolian sus recursos naturales. Lebteit se siente orgullosa de reconocer que las mujeres que ha conocido en los campamentos saharauis son “las más liberales en el mundo árabe e islámico ya que no tienen que depender del hombre a la hora de tomar decisiones y trabajar”. Mujeres que han desempeñado un papel fundamental en los tiempos de guerra. Hoy, la Unión Nacional de Mujeres Saharauis no solo se encarga del reparto de ayuda humanitaria, trabajan por el empoderamiento de las mujeres y por reivindicar sus derechos. Ocupan el 70% de los servicios educativos y un 80% de la atención educativa. – A.I.