Los cazadores de Navarra se encuentran atónitos ante la situación que está propiciando el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra. La sección de Caza de este departamento convocó al sector cinegético el pasado 24 de mayo para presentar, dentro de la Comisión Asesora de la Caza, el borrador-propuesta de la Orden Foral de Vedas para la temporada 2023-2024. Un documento en el que especies emblemáticas de Navarra, como la perdiz roja y la liebre ibérica, ven reducido su aprovechamiento cinegético a mínimos históricos.

Entre las explicaciones aportadas por el departamento destacan los muestreos, en los que se han detectado diversas incoherencias que han despertado el recelo entre los cazadores. Si se revisa el pasado reciente, se descubre que, para el establecimiento de las jornadas de caza de la temporada 2022-2023, el Ejecutivo foral tomó como referencia las cifras aportadas por los titulares de la gestión de los cotos, en la mayoría de los casos, sociedades de cazadores y ayuntamientos. En ese momento, el presidente de la comisión, que este año no tuvo a bien participar en ella, indicó al colectivo cinegético que los muestreos elaborados por el Guarderío de Medio Ambiente le generaban dudas y que, por ese motivo, no le servían para adoptar determinadas medidas contenidas en la orden de vedas.

Sin embargo, en la comisión celebrada este pasado mes de mayo, se expuso a los cazadores que los datos recopilados por los cotos no son fiables en esta ocasión y no tendrán la misma consideración que la temporada pasada. Para la Federación Navarra de Caza (FNC), el departamento liderado por Itziar Gómez está exhibiendo una gran desorganización, al constatarse importantes incongruencias a la hora de otorgar o denegar fiabilidad a las distintas fuentes de información que sirven para gestionar las especies cinegéticas.

Si se ahonda en el tema, la suspicacia se acrecienta, al revelarse las enormes diferencias entre los conteos de los cotos y los de los guardas forestales. Por un lado, los trabajadores del Guarderío de Medio Ambiente dieron la voz de alarma, al presentar los datos más bajos de población de perdiz de toda la serie histórica. Según sus muestreos, el Índice Kilométrico de Abundancia (IKA) de esta especie ha registrado en un año un descenso del 27%. Ante esta tesitura y con los peores registros de los últimos 30 años, una de las opciones que sugieren es que que la perdiz sea vedada. En cambio, los conteos de los cotos reflejan que la densidad de la perdiz ha crecido este último año un 3,2%.

Para entender mejor el contexto, se ha de precisar que la evolución de la perdiz en Navarra controlada mediante estas dos fuentes de seguimiento ha sido muy semejante en las últimas dos décadas, a excepción de este último año, en el que han aflorado divergencias. Y con la liebre ibérica, se produce la misma coyuntura: los guardas forestales anunciaron que en la pasada primavera se registró el valor más bajo de la serie histórica y que la población ha caído en tan solo un año en un drástico 53%.

En este punto, además, los cazadores critican la actuación del departamento, que les entrega estos datos en la misma reunión, negándoles la posibilidad de acudir al encuentro con un análisis de las cifras aportadas por el Guarderío de Medio Ambiente. A su parecer, el Servicio Forestal y Cinegético tendría que enviar los datos de la situación y de la tendencia de las especies principales a todos los miembros de la comisión varias semanas antes, para que pudieran ser estudiados.

Ante la grave situación que parecen presentar determinadas especies en los acotados navarros, la FNC ha recordado y recalcado en la comisión que es la Administración la que ostenta las competencias y que, por tanto, debe ser ella la responsable de custodiar y proteger las especies que se encuentran en dificultades.

En este sentido, el organismo que defiende los derechos de los cazadores en Navarra ha exigido al Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente que desarrolle una gestión responsable de estas especies, incluyendo inversiones y actuaciones directas que potencien su crecimiento. De hecho, le han remarcado que las inversiones directas realizadas por la Sección de Caza para, por ejemplo, mejorar las poblaciones de la perdiz roja o de la liebre, han sido nulas durante las últimas temporadas. El objetivo que se debe buscar, según la FNC, es alcanzar los parámetros necesarios para generar el mayor aprovechamiento cinegético posible.

Lo que sí tienen claro los cazadores es que, para controlar mejor las poblaciones de perdices, se estima imprescindible recuperar las autorizaciones excepcionales para el control de los zorros, su principal depredador. Un exhaustivo control de este animal, subraya la FNC, es uno de los criterios básicos de la gestión cinegética de la perdiz, tal y como está recogido en numerosas publicaciones. Es más, el propio Gobierno de Navarra esgrimía en su plan para la recuperación de las aves esteparias que “la presión depredadora que afecta al 60-70% de los nidos es típica del zorro y de gatos asilvestrados”, por lo que fijaba como objetivo que se redujeran “las tasas de depredación de estas aves mediante el control de depredadores generalistas”.

En otro orden de cosas, los cazadores proponen ampliar la fecha de cierre de la temporada de la becada hasta el 18 de febrero, siguiendo la estela de comunidades vecinas, como Aragón, y debido también a que, según los informes y estudios técnicos realizados, la evolución de las poblaciones de esta ave es estable o incluso al alza. En cuanto al zorzal común y al zorzal alirrojo, se solicita que su caza en puesto fijo pueda desarrollarse hasta el 10 de febrero, a pesar de que otras especies de zorzal, como el real o el charlo, no sean cazables hasta esa fecha, en virtud de la Directiva Aves. La FNC recuerda al Gobierno que los cazadores son especialistas en la materia y que, por tanto, disponen de la suficiente experiencia y formación como para diferenciar unas especies de otras.

Clave

Sin margen de tiempo. La Orden de Vedas entra en vigor el 15 de agosto y, sin embargo, se hace pública pocos días antes. En el 2022, por ejemplo, se publicó el día 9 de ese mismo mes. Esta falta de tiempo dificulta muchísimo la labor comunicativa de las sociedades de cazadores, que han de trasladar a sus miembros las fechas de caza, los cupos y los calendarios.