Después de arrasar 70 hectáreas de terreno y llegar a lindar con viviendas habitadas, el lunes por la noche se declaró finalmente por extinguido el incendio forestal de Olloki y Alzuza. Ya se han retirado todos los medios terrestres que continuaban en la zona, que en días anteriores habían llegado a ser de hasta 60 efectivos de bomberos apoyados por 8 medios aéreos y 22 vehículos. Guarderío de Medio Ambiente también ha participado en la extinción del incendio que mantuvo en vilo a los vecinos de la zona, realizando fajas de cortafuegos para asegurar el perímetro de la zona quemada.

Es habitual que en situaciones como la vivida en los anteriores días los guardas de Medio Ambiente participen como apoyo a los bomberos. “Si el mando de la extinción considera oportuno realizar un cortafuegos, se pone en contacto con nosotros para movilizar la maquinaria”, cuenta Mikel Reparaz, técnico forestal. Según explica, según la trayectoria del fuego se establece dónde conviene hacerlo, para parar el incendio o facilitar a los bomberos su actuación.

Nuestros montes están repletos de esas franjas de terreno que se deja sin vegetación para impedir que se propague el fuego en caso de incendio. Y es que los cortafuegos, además de una medida complementaria a la extinción de un incendio, también es una forma de prevención. Reparaz apunta que “se desbroza esa parte de terreno y se quita arbolado en zonas susceptibles de que pueda ocurrir un incendio, para así poder detenerlo”.

Sin embargo, no todo el terreno es hábil para poder usar la maquinaria Bulldozer: “Algunas zonas tienen pendientes demasiado pronunciadas o una vegetación que dificulta mucho la realización del cortafuegos”. “Hay que buscar una línea donde la maquinaria pesada pueda trabajar, aunque para ello, a veces, se deba sacrificar algunos metros de terreno ante las llamas” y el cortafuegos no pase exactamente por donde al equipo de extinción le gustaría, aclara Reparaz.

Ataque directo e indirecto

Durante los incendios que asolaron Navarra el año pasado se movilizaron una decena de máquinas de Guarderío de Medio Ambiente que estuvieron trabajando en la realización de cortafuegos, como una medida más de extinción. La maquinaria pesada participa en ataques directos, aquellos que persiguen la eliminación del oxígeno o del calor y que se aplican directamente sobre el frente de llamas, “removiendo la tierra y echándola encima de las llamas”. También participa en ataques indirectos, que consiste en operar en zonas alejadas del borde del incendio, realizando los tan mencionados cortafuegos a varios metros de distancia.