Una reclusa del centro penitenciario de Pamplona I ha logrado por vía judicial que se le permita tener en su celda su juguete sexual (satisfyer), después de que se lo retuvieran en el Departamento de Ingresos del centro y la dirección de la cárcel denegara devolvérselo.

La interna recurrió a su abogada, y la juez de Vigilancia Penitenciaria le ha dado la razón, informa el diario ABC, que ha tenido acceso al auto. El fallo de la magistrada se produjo el pasado 23 de junio, más de un mes después de que se cursara la solicitud, realizada el 14 de mayo. "La interna tiene derecho a la libertad sexual con este objeto, que no representa un peligro", refleja la magistrada. 

El 'satisfyer' es un juguete sexual que emite ondas expansivas y pulsaciones que, sin llegar a tocar el clítoris, hacen llegar al orgasmo. El funcionamiento es otra de las ventajas de este objeto, ya que su manejo es muy sencillo e intuitivo.

Panorámica de la cárcel de Pamplona. Patxi Cascante

"El objeto retenido tiene una peligrosidad nula", alegaba la rea, y no se encuentra "incluido en el catálogo de objetos prohibidos en prisión", después de que la dirección del centro ubicado en la colina de Santa Lucía argumentara que su negativa se amparaba "en el protocolo en materia de seguridad y la instrucción 3/2010, de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias". 

La dirección de la cárcel navarra alegaba que se hizo saber a la reclusa que "un uso compartido de estos objetos podría propagar enfermedades y también sería un riesgo para el funcionario que tuviera que inspeccionarlos, por exponerle de manera innecesaria a un artículo que pudiera alojar patógenos y bacterias".

La juez autoriza "el objeto sexual retenido en el departamento de Ingresos, sometido a las condiciones de control vigentes en la cárcel. Esta autorización podrá ser revocada en caso de que la interna realice un mal uso del mismo o incumpla o dificulte el cumplimiento de las condiciones internas. Se le autoriza con condicionantes. A saber, no podrá compartirlo con otras usuarias; lo usará en momentos concretos en un ámbito de intimidad; debe facilitar la posterior retirada de pilas; se le restituirá lavado con agua y jabón al personal de prisiones que lo custodiará; y lo devolverá en cuanto se le requiera".

"Cada interna podría tener, en caso de adquirirlo, su particular 'satisfyer' siempre que se atuvieran al respeto de las condiciones que se imponen, pues no resulta un objeto prohibido ni peligroso", resuelve la juez, que solicitó un informe detallado al fabricante acerca de las características del aparato y sus posibles riesgos.

Literas y lavabo de una celda de la cárcel de Pamplona. Patxi Cascante