Primer día de “nervios, pereza e ilusión” en las universidades navarras

Era un día de nervios, de conocer a los compañeros con los que compartir los próximos años de vida en la universidad. Una primera toma de contacto con tímidos saludos de los que saldrán sin duda grandes amistades. Los abrazos más efusivos quedaron reservados para los más veteranos, que se reencontraban con sus amigos con ilusión, aunque también con cierta pereza por volver a la rutina tras el verano. Toda una amalgama de emociones en una jornada difícil de olvidar para los cerca de 8.400 alumnos y alumnas de grado de la UPNA y los 9.500 de la Universidad de Navarra que comenzaron este lunes las clases. 

Asier Jiménez y Lucía Hernando tuvieron un estreno con anécdota. Fueron los únicos que acudieron a una clase que se había suspendido, pero no habían leído el correo. “Teníamos Programación a las 15.00 horas y no aparecía nadie. Estaba el aula vacía y pensaba que me había confundido”, explicó Asier. Entonces apareció Lucía, que tampoco se había enterado. “Menos mal que no he sido la única y que por lo menos he podido aprovechar para conocer a alguien. Si llego a estar sola, me hubiera dado algo”, bromeó.

Asier Jiménez empezó primero de Ciencia de Datos, una carrera para la que la nota de corte era de 12,4. “Era mi primera opción, me cogieron y estoy muy contento. Ha sido un año exigente para llegar a esa nota, pero al final he conseguido lo que quería”, aseguró el estudiante, que hizo bachillerato en Alaitz. 

El joven comenzó su vida universitaria con ganas y con algo de miedo, sobre todo a la asignatura de Álgebra Lineal. “Estoy muy contento, pero también nervioso porque no conozco a nadie. He estado mirando las clases a ver dónde estaban, aunque soy de aquí y ya domino el campus”. 

Lucía Hernando, en cambio, es de Logroño y todavía no conoce la zona. “He venido a una ciudad nueva y aún no he visto mucho de Pamplona, así que tendré que dar alguna vuelta y descubrirla. Voy a empezar Biotecnología y vengo con muchas ganas y con bastantes nervios por conocer a mis compañeros. Es la carrera que quería estudiar y encima cerca de casa, así que estoy muy contenta. El año pasado fue un curso duro y tuve que trabajar mucho para llegar a la nota de corte, pero todo salió bien”, explicó. 

Alejandro Martínez también vivió un arranque algo especial. Recuperándose de una fractura de tibia y peroné, el estudiante de Ingeniería Industrial llegó a clase en muletas. “He tenido suerte porque hay ascensores y me puedo apañar bien. Tengo pocas ganas de empezar el curso pero bueno, hay que sacar ánimos y de momento va todo genial. Tengo ganas de hacerlo lo mejor que pueda y de aprobar todas las asignaturas. Creo que es una carrera dura, pero me gusta”.

Su compañero Iñigo Mendizábal reconoció que empezaba el curso “con perecilla”. “El verano ha estado muy bien, con mucho monte y disfrutando, así que ahora es como que se corta todo en seco. El primer mes será más tranquilo y luego habrá que ir en progresión. Tengo un poco de miedo a asignaturas como Teoría de Máquinas, que puede ser bastante técnica, pero iremos a por todas. Me gusta lo que estudio”. 

“Por descarte” eligió Verónica Poyo cursar IPPA (Innovación de Procesos y Productos Alimentarios). “Volver a clase a las diez de la mañana me ha dado pereza, pero estoy contenta. No tenía muy claro qué estudiar y acabé aquí un poco de rebote, pero creo que hice bien”. 

Diogo Dacuña, de cuarto de Ingeniería Informática, se reencontró con sus compañeros tras el verano. “Tengo mucho sueño, pero había ganas de volver a verlos. De momento ha sido un día tranquilo y el objetivo será terminar la carrera este año. Me gusta lo que hago, así que creo que he elegido bien”. 

Por último, Tania Monreal y Adriana San Julián, estudiantes de tercero de Magisterio, esperaban a la villavesa después de la jornada inaugural. “Me ha dado un poco de pereza por el madrugón, pero ha ido muy bien. Había mucha gente a la que no veía desde hace tiempo y siempre hace ilusión”, concluían.