No es el fentanilo el opiáceo que está causando estragos en EEUU– pero las consecuencias que los gabapentinoides pueden tener en la salud de muchos pacientes también preocupa a las autoridades sanitarias, especialmente en Navarra, donde un reciente estudio ha detectado un alarmante incremento del consumo de este fármaco, que principalmente se usa para tratar el dolor neuropático (daños en los nervios) y la epilepsia, pero el problema está en que más de la mitad de los navarros que lo toma lo hace fuera de indicación.

Navarra no es Estados Unidos y los gabapentinoides no son el fentanilo (bajo control en la Comunidad Foral y en el Estado) y no tienen su potencial de crear una crisis de salud pública con decenas de miles de muertos por sobredosis, pero están creciendo con fuerza. Según este pionero estudio realizado desde la Subdirección de Farmacia y Prestaciones de Osasunbidea, el número de consumidores de gabapentina y pregabalina (los dos gabapentinoides comercializados en España) se incrementó en Navarra un 28% entre 2016 y 2021. En el conjunto del Estado, las ventas de estos medicamentos han crecido un 50% en los últimos cuatro años, según datos de la consultora HMR.

Aunque el incremento del consumo no es algo bueno, lo realmente preocupante es que más de la mitad (56%) de los navarros que consumen este fármaco lo hace para indicaciones no autorizadas como la fibromialgia, los dolores lumbares, las migrañas o el síndrome de piernas inquietas. Tampoco están autorizados en pacientes que ya consumen otros medicamentos, especialmente ansiolíticos o antidepresivos. Es decir, está aumentando su uso, pero sobre todo su mal uso, tal y como alerta Amaya Echeverría, farmacéutica de Osasunbidea y una de las autoras del estudio, que ha sido publicado recientemente en la revista Gaceta Sanitaria.

10.000 consumidores

El análisis que han hecho en el estudio se ha centrado en los pacientes con tratamiento de gabapentina o pregabalina en Navarra en el año 2020, en total unas 9.800 personas. De ellas, más de 5.000 los consumían sin indicación autorizada por la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios). Así, en los pacientes sin indicación autorizada, un 60% toman algún otro fármaco depresor del sistema nervioso central, el 33% algún opiáceo, el 20% opiáceos y depresores y el 4% algún antihistamínico sistémico. Además, el 11% tenían diagnóstico de asma o EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Echeverría explica que en patologías como el asma o el EPOC y en pacientes que mezclan de gabapentinoides con otros depresores del sistema nervioso central (como las benzodiacepinas y los opiáceos) provocan un gran riesgo de sufrir depresión respiratoria y de desarrollar abuso y dependencia.

Esa es una de las razones por las que la AEMPS no autoriza el consumo de gabapentinoides en algunos casos. Otro motivo es la falta de evidencia clínica consistente. De hecho, en el Estado la pregabalina y la gabapentina solo están autorizadas para el tratamiento de la epilepsia, dolor neuropático periférico, neuropatía diabética y neuralgia post-herpética. Además, la pregabalina tiene la autorización para el tratamiento a corto plazo de la ansiedad.

Para el resto de patologías para los que se están usando no están autorizados porque el beneficio es “muy modesto” y conllevan importantes efectos secundarios, según Echeverría, que apunta que desde la Subdirección de Farmacia y Prestaciones se ha elaborado un boletín informativo en el que se detalla la evidencia científica sobre la escasa mejoría de los gabapentinoides en el dolor que experimentan los pacientes de enfermedades como dolor lumbar, la fibromialgia, la migraña o el síndrome de piernas inquietas. “En mayores de 65 años su consumo también puede provocar dolencia cardiaca, edemas, mareos y un mayor riesgo de suicido y depresión”, advierte la farmacéutica, que indica que el 51% de quienes consumían sin indicación este fármaco eran mayores de 65 años y de estos el 39% recibían polimedicación (más de cinco medicamentos) y el 13% hiperpolimedicación (más de 10).

El porqué del aumento

Detrás del aumento de los gabapentinoides hay múltiples factores y es una situación –explica Echeverría– que no solo ocurre en España: la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) lanzó una alerta el año pasado en la que advertía del creciente consumo de estos fármacos y la AEMPS cifró el aumento del consumo de gabapentina y pregabalina en un 17% y un 125%, respectivamente, entre 2008 y 2016.

Pero, ¿por qué está aumentando tanto? Echeverría apunta a una multitud de factores, pero apunta a los tres principales: “En España hay estrategias para evitar el consumo de opiáceos y benzodiacepinas, por lo que si restringimos el uso en unos fármacos, el consumo se desvía a otros. También la industria farmacéutica ha promocionado el uso en indicaciones no autorizadas, hicieron márketing minimizando los riesgos y maximizando los beneficios. Y luego estaría el factor del paciente con dolor, que acude al médico por dolor crónico, que puede ser muy incapacitante, que necesita aliviarlo y para el que tampoco existen demasiadas alternativas”.