35 grados en pleno diciembre y 300 kilómetros por delante por una carretera sin asfaltar. Dos 4x4 se abren camino con dificultad entre la tierra rojiza llena de innumerables baches, de animales que se cruzan en el camino, de pequeñas aldeas con casas de adobe a los lados y de numerosos niños y niñas que enseñan un papel a los poquísimos vehículos que pasan. Un papel que significa que están estudiando y que quien les lleve les ahorrará los kilómetros que separan el colegio de su casa y que deben recorrer cada día.

Fátima Djarra De Almeida Sani, afincada desde hace 20 años en Navarra, derrocha energía contando detalles de su país a las voluntarias navarras que le acompañan en uno de los coches y que visitan por primera vez el lugar.

Guinea Bisssau es uno de los territorios más pequeños de África, con poco más de dos millones de habitantes que limita al norte con Senegal y al este con Guinea Conakry. También es uno de los 20 países más empobrecidos del mundo. Empobrecidos, que no pobres, ya que Guinea Bissau cuenta con abundante riqueza a nivel agrícola y con gran cantidad de madera pero el expolio de países como China, un gobierno muy inestable o la corrupción estructural, han fomentado la pobreza de un país con múltiples posibilidades.

Fátima, trabajadora de Médicos del Mundo Navarra y referente a nivel estatal por su lucha contra la mutilación genital femenina (MGF), siempre soñó con impulsar en su propio país un proyecto a favor de los derechos de mujeres y niñas. Fruto de ese sueño nació Dunia Musso, que significa mundo de mujeres en mandinga.

Parte del equipo de la ONG navarra Dunia Musso en Guinea Bissau. CEDIDA

LA ABLACIÓN

Hasta el 96% sufre la mutilación femenina

El equipo se dirige a Gabú, al este del país, donde va a presentar el diagnóstico que ha realizado sobre la situación de la mutilación genital femenina y los matrimonios forzados. Una cita relevante teniendo en cuenta que la prevalencia de la ablación en el país es del 58% mientras que en esta zona aumenta hasta un 96%.

Ya es de noche para cuando llegan a su destino y aún recorren unos pocos kilómetros más hasta llegar al pequeño poblado de Canhaque, donde causan un auténtico revuelo. La mayoría de niños y niñas se abalanzan sobre las cuatro mujeres blancas que viajan con el equipo africano. Les resulta divertido darles la mano, aunque los más pequeños lloran ante la presencia de estas extrañas. La última vez que Dunia Musso visitó el lugar, las autoridades pidieron una silla de ruedas para uno de sus vecinos. La nueva silla provoca gran alegría entre el vecindario y especialmente al hombre que la recibe, algo abrumado por la algarabía que se ha formado a su alrededor.

Hay otra importante petición que de momento no se ha podido cumplir. Fátima se dirige a las personas congregadas y les asegura que va a hacer todo lo posible por conseguir financiación para ese pozo que tanto demandan y que supone que mujeres y niñas recorran cada día cinco kilómetros de ida y otros tanto de vuelta para obtener este bien básico. Tareas que les apartan de temas tan importantes como la educación.

Como cuenta la navarra-guineana antes de que el equipo se retire a descansar, “es imprescindible que tengan lo más básico para que podamos comenzar a sensibilizar sobre la mutilación genital femenina y los matrimonios forzados. Tenemos que conseguir como sea el dinero para el pozo para así poder empezar a trabajar por los derechos de estas mujeres y niñas”.

Al día siguiente, un centenar de personas esperan en el modesto hotel de Gabú la llegada del equipo de Dunia Musso. En el acto participa el gobernador de la ciudad, Adulai Balde, quien muestra todo su apoyo a la erradicación de la ablación, una práctica, por cierto, castigada desde 2011 por ley, aunque siga practicándose en la actualidad.

Yolanda Rodríguez, secretaria de Dunia Musso en Navarra y presidenta de Comfin (Coordinadora de organizaciones de mujeres y/o feministas por la Igualdad de Navarra), desgrana junto a Lamine Ture (jefe de proyectos en Bissau) datos de este estudio realizado puerta a puerta a más de 800 personas. Según relatan, una de cada dos mujeres de 15 a 49 años ha declarado haber sido sometida a algún tipo de MGF. Esta práctica se realiza entre los 4 y 5 años, aunque se está adelantando a los 2 años porque pasa más desapercibida. Además, una de cada dos mujeres de 15 a 49 años declaró haber sido sometida a algún tipo de ablación. En este sentido, los casos de mutilación aumentan cuanto menor es el nivel de escolarización, aseguran. Y en las zonas más pobres de este país, el 90% son analfabetas y solo el 20% de las niñas termina la educación secundaria.

La presentación termina con una obra de teatro sobre el tema representado por un grupo local y una activa participación del público de Gabú en una llamada a acabar con estas prácticas. Posteriormente, el gobernador invita al equipo al edificio consistorial y allí, el rey de la comarca muestra el deseo de entregar las llaves de la ciudad a la entidad por su labor.

Sensibilización sobre derechos sexuales y reproductivos en la cooperativa Escolar Joao Bernardo Vieira de Bissau. CEDIDA

EDUCACIÓN

Tres años de huelga del profesorado

De vuelta en Bissau, en la oficina de Dunia Musso no hay tiempo para el descanso. Mientras en Navarra la asociación cumple este año su décimo aniversario, el equipo en terreno lleva cinco años de trabajo incansable. Uno de sus proyectos más importantes es la escolarización de 20 niñas que provienen de barrios desfavorecidos con familias con escasos recursos. La educación en este país es prácticamente privada y no existe en todo el territorio. “Del año 76 al 86 todas las escuelas eran públicas, allí daban de comer a niños y niñas y era una forma de asegurar la escolarización. Con el golpe de Estado amparado por Francia, aquello acabó. Las pocas escuelas públicas que hay han estado tres años de huelga porque el profesorado no cobraba. No cuidan las escuelas y además se prioriza la escolarización de los niños”, se lamenta Fátima. “Y es fundamental que las niñas estudien para que conozcan sus derechos, de lo contrario, su futuro oscilará entre el matrimonio forzado, la venta en la calle durante todo el día y las tareas domésticas”.

Estas niñas, cuyas edades van desde los 4 años a los 16 y a cuyos progenitores se les exige que no estén mutiladas, estudian durante la semana y el sábado se acercan a la oficina, al club de las Badjudasinhas, impulsado por Mundo Cooperante, para recibir “apoyo académico, seguimiento socio-educativo, pero, sobre todo, un espacio seguro donde crecer juntas. Aquí también juegan y comen, algo muy importante en un país donde muchas familias no saben si van a tener algo que llevarse a la boca cada día”, incide Fátima. Mientras discurre la mañana, María José Hernández, médica quiro-práctica jienense, se esmera por “ajustar” a cada una de las niñas en una camilla, aunque dice que las “encuentra bien” en general.

No pasa lo mismo con las agentes de cambio, chicas jóvenes que pasan la veintena y a quienes ya se les nota todo el trabajo físico que realizan en sus casas, como llevar grandes cubos de agua o de comida en sus cabezas, por lo que el trabajo se le multiplica.

Las agentes de cambio son las encargadas de contar, casa por casa, la brutal violencia contra las mujeres que supone la mutilación genital femenina. También explican los distintos tipos que existen: desde un corte de la vulva (el practicado en este país), pasando por el corte parcial o total del clítoris y los labios inferiores o el más brutal, el estrechamiento del orificio vaginal con un sello cobertor, una práctica que se da en países como Egipto. Las agentes de cambio, además, se encargan de contar las graves consecuencias de estas prácticas: en el momento puede suponer un dolor agudo, conmoción, hemorragia e infecciones que pueden llegar a causar la muerte. A largo plazo puede incluir la acumulación de flujo menstrual en la vejiga y útero, quistes, incontinencia urinaria, coito doloroso, complicaciones durante el parto y, por supuesto, consecuencias a nivel psicológico.

En el caso de la ablación tipo III, en la que se estrecha el orificio vaginal, se crea una auténtica barrera física para el coito y el parto. Así, las mujeres tienen que sufrir una dilatación gradual de la abertura vaginal antes de tener una relación sexual. A menudo, el marido o un practicante de circuncisiones realiza un corte a la mujer en su noche de bodas para permitir que el marido intime con ella. Durante el parto, también tienen que practicar un corte a muchas mujeres porque la abertura vaginal es demasiado pequeña para que pase el bebé.

Las agentes de cambio reciben estos días distintas formaciones, como el taller de autodefensa feminista de la mano de Nina Parrón, activista y ex directora de Igualdad del Consell de Mallorca, quien les habla del origen de esta práctica en Canadá a principios de los 70, cuando un grupo de mujeres activistas feministas que practicaban artes marciales se reunieron e iniciaron el Wen-Do o “camino de las mujeres”. Un sistema de autodefensa que se centra en escenarios de agresión en los que puede encontrarse como víctima una mujer, como un intento de violación o agresiones domésticas. Las clases incluyen técnicas de percepción para prever la posibilidad de una agresión y evitar un ataque por sorpresa.

Venta callejera en el este de Guinea Bissau CEDIDA

INESTABILIDAD POLÍTICA

Intento de golpe de Estado

La intensa actividad de Dunia Musso se rompe al producirse un intento de golpe de Estado contra el presidente, Umaro Sissoco Embaló, con varios fallecidos tras el tiroteo que se registra en Bissau entre miembros del Batallón del Palacio Presidencial y la Guardia Nacional cuando los primeros intentaban arrestar de nuevo a dos ministros que fueron liberados al tiempo que eran investigados por presunta corrupción. La inestabilidad política acompaña hace años a este país. La corrupción estructural también. Tras los disturbios, las pocas tiendas de la capital cierran y se aconseja a la población permanecer en sus casas. Finalmente, a los pocos días, el presidente disuelve el Parlamento y a pesar de la enorme presencia militar, la gente vuelve poco a poco a las calles.

El grupo de voluntarias que está visitando el país apura tiempos. Ofrecen formación sobre perspectiva de género en proyectos al personal y voluntariado de la asociación, realizan charlas en la universidad lusófona con estudiantes de enfermería sobre derechos sexuales y reproductivos y en la cooperativa escolar Joao Bernardo Vieria, donde varias chicas de 16 años hablan de la importancia del consentimiento, de la utilización de anticonceptivos o del riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual en los baños comunitarios que tienen fuera de sus casas. Quizás no sean aún conscientes, pero ellas ya están cambiando el mundo.

Curso de autodefensa feminista en la sede de Dunia Musso en Bissau CEDIDA

LOS NACIMIENTOS

Muchas mujeres siguen muriendo en el parto

Dunia Musso también ha iniciado una línea de emprendimiento liderada por mujeres en Bissau de confección y costura. Se elaboran materiales textiles que las mujeres pueden vender para su economía doméstica y/o reutilizar para uso personal y familiar. También realizan talleres de alfabetización de mujeres. “Hay que alfabetizar a la gente para que conozcan sus derechos y que no les engañen los políticos” dice Fátima. “Ahora mismo hay muchas mujeres que mueren en los partos porque no hay medicamentos. Algunas ni siquiera llegan al hospital. Si estuvieran alfabetizadas, sabrían que tienen derecho a la salud y lucharían por sus derechos, pero algunos políticos prefieren a la población así y cuando llegan elecciones, con llevarles algo de comida ganan sus votos.

Guinea Bissau siempre ha sido un país que ha luchado por los derechos de las personas, revolucionario en muchos aspectos y eso iba unido a una buena educación. Por eso vamos a fomentar la educación como un medio para obtener sus derechos”.

Entre los próximos retos, la construcción de una Casa de las Mujeres. “Con parte de un premio que recibí de Anesvad”, explica Fátima, “hemos comprado un terreno a las afueras de Bissau. Allí crearemos un centro de día para mujeres y niñas que huyen del matrimonio forzado, de la mutilación genital femenina o de distintas violencias. También daremos formación en igualdad y atenderemos a mujeres en situación de vulnerabilidad. En Guinea Bissau hay muchas necesidades sin cubrir para las niñas y mujeres, así que entendemos que este proyecto es fundamental. Ahora tenemos que centrar nuestras energías en conseguir apoyo financiero tanto a nivel individual, como de instituciones. Toda ayuda va a ser poca y quien quiera puede contactarnos a través de redes sociales”, añade la presidenta de la asociación.

Mientras tanto, llegan buenas noticias desde Navarra. El Ayuntamiento de Tafalla ampliará 10 plazas en el proyecto de escolarización de niñas. Pasarán de 20 a 30. También sostendrá a las agentes de cambio y apoyará los talleres de alfabetización y costura que se realizan con mujeres. Una forma de ofrecer herramientas de emancipación para ellas.

Granitos de arena en medio de desiertos que son fundamentales para un cambio real.

Fátima Djarra, en una calle de Bissau este pasado diciembre CEDIDA