La rehabilitación energética ha sido una de las apuestas más fuertes que ha hecho el Gobierno foral en la última legislatura y que ha permitido, en el caso de la reforma energética de fachadas, que en Navarra se hayan instalado más de 7.000 envolventes térmicas en los últimos cinco años. Tanto las subvenciones concedidas como las viviendas que han rehabilitado sus fachadas han ido en aumento año a año, especialmente en la pasada legislatura, con alrededor de 1.500 envolturas instaladas al año. En concreto, 2023 se cerró con 1.724 envolventes térmicas realizadas, cifra que supone un aumento del 54% respecto al año anterior y que se acerca al máximo histórico de 2021 (1.761).

Estos datos implican que en la última década más de 10.400 edificios del parque de viviendas de Navarra han mejorado su eficiencia energética y han reducido las emisiones de carbono, uno de los compromisos adquiridos por el Ejecutivo foral con el fin de reducir la huella ambiental en un contexto de crisis climática. Además, las envolventes térmicas ayudan también a reducir el consumo, lo que se traduce en un abaratamiento de la factura de la luz, ya que las envolturas consiguen reducir la pérdida de calor de los hogares, reduce la necesidad de utilizar sistemas de calefacción y en consecuencia disminuye el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los edificios que reforman la fachada para aislarlo, así como los nuevos, están recubiertos, principalmente, por materiales como lana mineral o lana de roca, componentes que son incombustibles. De hecho, el Gobierno foral no tiene constancia de que en Navarra haya viviendas con fachadas cubiertas de poliuretano, el material que contribuyó en la propagación de las llamas en el incendio que afectó a un edificio de 14 plantas en Valencia el pasado 22 de febrero, que está prohibido desde 2019 por ser altamente inflamable en virtud del Código Técnico de la Edificación.

11,7 millones para ayudas

El presupuesto que el departamento de Vivienda ha ido destinando a la subvención de las envolventes térmicas también ha experimentado un importante incremento en los últimos años hasta alcanzar los 11,7 millones del año pasado, que además se complementaron con otros 7,4 millones de fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR). El Gobierno foral subvenciona entre 6.000 y 7.500 euros por vivienda y cabe recordar que no hay una partida concreta reservada para esta línea de ayudas, sino que el Ejecutivo foral subvenciona todos los proyectos que se presentan, siempre que cumplan los requisitos.

Pero las envolventes térmicas son solo una parte de todas las rehabilitaciones que se están acometiendo en Navarra, una apuesta para la que el departamento de Vivienda ha ido contando año a año con un mayor presupuesto en concepto de ayudas y que en 2023 alcanzó los 79 millones de euros: 43,8 de la partida propia del Gobierno foral y 35 de los fondos europeos MRR. La vicepresidenta y consejera de Vivienda, Begoña Alfaro, dio cuenta de las ayudas ejecutadas en una comisión parlamentaria a mediados de marzo, en la que detalló que se beneficiaron de estas subvenciones 11.179 viviendas, 2.328 de fondos europeos y 8.851 de fondos propios, cifra esta última que marca “registros históricos”, según valoró Alfaro. De las viviendas rehabilitadas gracias al presupuesto del Gobierno foral, el 60% fueron para la supresión de barreras en viviendas (3.690) y par envolventes térmicas (1.724), con un montante de 79 y 11,7 millones, respectivamente.

Estos fondos de ayudas a la rehabilitación que ha gestionado el departamento de Vivienda se han canalizado por varias vías como el Plan Biziberri, puesto en marcha en 2022 y que ha contado con seis líneas de subvenciones, cuatro de ellas aprovechando los fondos europeos MRR, que han supuesto un desembolso total de 70 millones. Dentro del Plan Biziberri, el año pasado Vivienda impulsó la última de esas seis convocatorias de ayudas para el plan de regeneración urbana en barrios, con el que ha acometido la rehabilitación energética de 1.600 inmuebles en diez localidades: Pamplona, Burlada, Ansoáin, Villava, Tudela, Estella, Tafalla, Lesaka, Lekunberri y Uharte-Arakil.

Más allá del menor impacto ambiental y de la reducción de la huella de carbono, la rehabilitación de viviendas tiene un componente social, al favorecer la equidad y la inclusión. “Continuaremos reforzando la rehabilitación de viviendas como motor para lograr mejores barrios, una mayor cohesión social y para facilitar la accesibilidad universal de todos los edificios de nuestra comunidad”, apuntó la consejera en su comparecencia.