Rocío ha madrugado hoy de lo lindo para ir a su primer día de colegio, pero la sonrisa le ha acompañado toda la mañana. "Estaba muy emocionada, como en una nube", describía Paqui Díaz sobre las sensaciones que recorrían a su hija, Rocío Gutiérrez, de 20 años y con una discapacidad del 97%, que esta mañana por fin ha podido auparse al autobús que la trasladara al centro de educación especial El Molino.
Hasta este curso Rocío acudía en taxi para formarse junto a una compañera que finalizaba su escolarización. A partir de septiembre dicha ruta expiró y la joven se quedó sin transporte escolar desde Elcano, donde vive en la residencia Javier desde hace seis años. Desde hoy, Educación ha alargado la ruta del autocar en el que viajan otra veintena de compañeros y compañeras al mismo colegio y Rocío ha vuelto a clase después de once días de ausencia. El viaje es toda una aventura por la Comarca de Pamplona, pero "es mucho más positivo que vuelva al colegio, que recupere sus rutinas y aprenda a seguir comunicándose con el comunicador, que todo el viaje que pasa en el autobús. No es lo ideal, pero al menos es una solución", comenta Paqui, que ha agradecido la bienvenida de su tutor, Alberto Beúnza, y la labor del monitor que la acompaña en todo el traslado, Adrián Roures.
El comunicador al que vive aferrado Rocío es su lenguaje oral y escrito. En una aplicación de esa tablet ella traslada a través de pictogramas las ideas para expresarse. Trabajar con esa herramienta, ahora que le quedan dos años para escolarizarse, era algo básico para ella y para su desarrollo. No tiene lenguaje verbal y eso le frustra. Es muy despierta, muy sociable y lo va comentando todo, y eso era algo que estos días le faltaba". Rocío sufre el llamado síndrome del maullido de gato, que es una rotura del cromosoma cinco durante el desarrollo del feto y esa falta genética es lo que provoca su discapacidad intelectual, que lleva aparejada problemas comunicativos, motores, visuales, de deglución o de sordera.
Para Paqui, "el hecho de que Rocío haya perdido días de cole no es agradable para una madre, anímicamente estaba mal y es que además pensaba que tenía solución. Para las familias con niños y niñas con discapacidad no es fácil tener que dar tantos pasos para solucionar una cuestión como el transporte, porque además no es justo", resume. Pero a su vez eleva el tono por todo lo que queda pendiente.
"El caso de Rocío tenía una fácil solución, como se ha visto, pero hay muchos casos detrás que hay que atenderlos y darles facilidades. Como padres tenemos que conciliar la vida con nuestros hijos y no es justo que tengamos que dejar de trabajar. Tienen unas necesidades especiales y hay que facilitarles la vida. Son personas sin voz y tenemos que ser los padres los que luchamos por derechos tan básicos como la educación".