Una alfombra roja, el sobrevuelo de aviones de combate y una amabilidad casi desmedida por parte del presidente estadounidense, Donald Trump –que parecía obviar que sobre el mandatario ruso pesan una orden de arresto de la Corte Penal Internacional y múltiples sanciones–, permitieron a Putin romper el aislamiento político al que estaba sometido por parte de Occidente a raíz de la guerra en Ucrania. Y, sabiendo lo que estaba en juego, el Kremlin se esforzó en llegar con su mejor cara a Alaska, donde le esperaba una coreografía calculada al milímetro y de la que el ruso consiguió salir ileso y sin un acuerdo que limitara su ofensiva en suelo ucraniano. Negocio redondo para el presidente Putin.
En el encuentro del pasado viernes entre ambos el presidente ruso propuso quedarse con la región entera del Donbás (Donetsk y Luhansk), que representa la práctica totalidad del este de Ucrania, a cambio de paralizar su ofensiva en el sur del frente de combate y de poner fin a nuevos ataques en el resto del país como una de las condiciones para aceptar un posible acuerdo de paz con el Gobierno ucraniano.
Según fuentes del Financial Times, Trump trasladó estas propuestas ayer al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y a los líderes europeos en una llamada telefónica, durante la que les pidió que “abandonen los esfuerzos para asegurar un alto el fuego de Moscú”.
Tres horas de encuentro
La reunión en Alaska terminó tras tres horas de conversación. Muy por encima de los “dos minutos” que dijo Trump que le harían falta para “leer” a Putin y muy por debajo de las “seis o siete horas” que previó el Kremlin que duraría.
En la rueda de prensa posterior al encuentro –de unos doce minutos, duración también muy inferior a la esperada–, no solo Putin volvió a dejar sin responder las preguntas de la prensa, sino que tampoco lo hizo Trump, quien destaca precisamente por no quedarse nunca callado –en lo que parece otro punto en el que cede ante el ruso–.
Se limitaron a explicar que la reunión fue “extremadamente productiva”, pero sin haber “llegado a la meta”. Una meta que el viernes parecía ser el logro de un alto el fuego en Ucrania, pero sobre la que ayer mismo Trump daba marcha atrás.
Antes de la cumbre aseguró que deseaba “ver un alto el fuego rápidamente” porque quería que “cesara la matanza”. Sin embargo, a su regreso del encuentro con Putin y tras una llamada con el mandatario ucraniano a la que posteriormente se unieron líderes europeos y al secretario general de la OTAN, Mark Rutte; el estadounidense decidió cambiar su posición.
“Todos coincidieron en que la mejor manera de poner fin a la horrenda guerra entre Rusia y Ucrania es llegar directamente a un acuerdo de paz, que terminaría la guerra, y no a un simple acuerdo de alto el fuego, que muchas veces no se sostiene”, escribió en su red Truth Social a su regreso a la Casa Blanca.
Y es así como una cumbre que no cumple ninguna de las expectativas marcadas, en la que el único logro fue el acercamiento para una posible reunión trilateral, se convierte para el presidente estadounidense en la antesala del fin de un conflicto que aseguró en su campaña política que resolvería en “24 horas” y del que todavía no ha conseguido solucionar nada.
La advertencia de Tusk
El primer ministro polaco, Donald Tusk, advirtió tras la cumbre de Alaska que Putin ha vuelto a demostrar su astucia y que ha quedado en evidencia que Moscú solo respeta la fuerza.
En una publicación en X, el primer ministro polaco, que junto con varios homólogos europeos publicó este sábado una declaración conjunta que remachaba la necesidad de garantías de seguridad fiables para Ucrania, señaló que la partida en la que se juegan el devenir de Europa y el futuro de Ucrania ha entrado en una "fase decisiva".
La declaración conjunta emitida este sábado por Tusk, los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Finlandia, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, resalta la necesidad de que como parte de un acuerdo Kiev obtenga garantías de seguridad y no se impongan limitaciones a su Ejército.
Además, una solución negociada debe reconocer la libertad de Ucrania de ingresar en la UE y en la OTAN y no puede contener cesiones territoriales sin la aquiescencia de Kiev, remarcó la declaración.