Pamplona vuelve a ser escenario de un fenómeno tan absurdo como preocupante: el reto viral de defecar en piscinas públicas. Lo que ya ocurrió el pasado 3 de agosto en las instalaciones de Anaitasuna se repitió este viernes 15 de agosto en Oberena, donde las dos piscinas grandes tuvieron que cerrarse tras detectarse excrementos en el agua.
El incidente obligó a desalojar las instalaciones y dejar sin baño a decenas de familias en pleno verano, con temperaturas que rozaban los 40 grados. Una broma pesada, aparentemente vinculada a un reto difundido en redes sociales, que no solo atenta contra la convivencia, sino que implica un grave riesgo sanitario. Las piscinas de Oberena han abierto este sábado tras culminar las labores de limpieza y desinfectación.
“Con la que está cayendo, dejar a todos los críos sin poder bañarse porque alguien ha querido hacer la gracia dice mucho del nivel al que hemos llegado”, lamentaban indignados varios socios, que no daban crédito a lo sucedido.
No es un fenómeno nuevo. Su origen se remonta a 2018, cuando comenzaron a difundirse en redes sociales como TikTok vídeos de jóvenes que, a modo de broma, defecaban en vasos de piscinas y grababan el momento para lograr notoriedad.
Lejos de desaparecer, la práctica ha resurgido cada verano, afectando a distintas comunidades autónomas. Solo en este 2025 se han registrado más de 300 cierres de piscinas en toda España por este motivo, según datos recopilados por varios medios nacionales.
Comunicado y advertencia de Anaitasuna
Tras el primer episodio en Anaitasuna, la entidad envió un comunicado a sus socios en el que denunciaba “comportamientos incívicos que atentan de forma grave contra la salud pública y que parecen ser un reto viral”. El club recordó que estos actos generan un grave perjuicio no solo por la peligrosidad sanitaria, sino también por las molestias que supone cerrar y limpiar los vasos en plena ola de calor.
Anaitasuna fue tajante al advertir que este tipo de conductas serán consideradas como falta grave o muy grave si se repiten, y que el personal de socorrismo y mantenimiento tiene la autoridad para solicitar la identificación de los responsables y proceder a sanciones.
Una moda peligrosa y sin sentido
Este tipo de episodios no son simples gamberradas. El vertido de heces en una piscina puede provocar infecciones y obliga a aplicar un protocolo estricto de limpieza y desinfección, dejando fuera de uso las instalaciones durante horas o incluso días.
Vecinos y usuarios coinciden en señalar a las redes sociales como caldo de cultivo de este tipo de retos, en los que algunos jóvenes buscan notoriedad a costa de la salud y el bienestar de los demás. “Lo hacen por grabarse y subirlo a internet, como si fuera divertido, cuando en realidad es una auténtica vergüenza”, critican varios socios.
Mientras tanto, Navarra suma al menos dos incidentes en apenas dos semanas, lo que confirma que esta peligrosa moda ha llegado a la comunidad. Un reto tan escatológico como irresponsable que ha convertido a estas piscinas, espacios de ocio y convivencia, en escenarios de indignación.