Juntos a Javier con compañerísmo e ilusión

El Grupo Scout Nuestra Señora de La Paz vuelve un año más a las carreteras con destino a Javier. Como cada marzo, este grupo ha movilizado a cientos –esta vez 109 inscritos– de niños y jóvenes de entre los 8 y los 23 años, junto a sus familias, al castillo del patrón de Navarra.

Marta Gironés, aunque la ha hecho cuatro veces desde Lumbier, debuta este año en los 50 kilómetros. “De momento voy muy bien, me da un poco de miedo el cansancio, pero tampoco estoy nerviosa”, confiesa Marta. Para sus compañeras Sonia Villanueva y Karen Domench, que la hacen por sexta vez, “este día se nos pasa volando. Si buscas buena compañía, vas hablando o cantando, no se te hace nada pesado”, expresan ambas. “Las expectativas son llegar a Javier sin ampollas y con mucha alegría”, declara Álvaro Suárez, integrante de La Paz.

Los más pequeños no son los únicos que disfrutan de esta tradición. Aunque abandonaron el grupo scout hace un año, Santi Arroyo y Hathi Guillén, monitores durante 8 años, no han querido dejar pasar esta cita, reservada casi obligatoriamente en su calendario. “Me parece un día bastante guay en el que se junta mucha gente”, señala Santi, que lleva 17 años perenigrando. “Te reencuentras con personas que no veías desde hace tiempo. Es un buen día, y más este año con el buen tiempo”, sostiene Hathi.

El Grupo Scout Doniantzu, de Zizur Mayor, también ha participado en esta segunda javierada. Y no lo han hecho exclusivamente a pie, sino que, también, a cuatro ruedas y cargados de muchas sorpresas. Después de muchos años despertándose de madrugada e iniciando la ruta bajo el cielo todavía estrellado, varios exmonitores del grupo han cambiado su rol este día. “He hecho varias javieradas, he andado con los chavales muchos años y ahora que estamos en otra etapa les hemos preparado el almuerzo”, expresa Rakel Mendioroz, exmonitora de Doniantzu.

Caldo, txistorra, ColaCao y café ha sido el manjar que estos voluntarios han ofrecido, no solo a sus chicos, sino también al resto de peregrinos que pasaban por el “bosquecillo” en lo alto de Loiti. “Después del almuerzo iremos a Liédena, desde donde haremos los ocho kilómetros hasta Javier”, explica Miren Usunariz, exmonitora del grupo.

Para ambas la javierada ha sido una marcha que han cumplido durante una década y que, “ahora con una familia es un poco más complicado hacer”, confiesa Miren. Así, llenos de repuestos deliciosos, estas veteranas cumplen una función esencial en la peregrinación.

Los veteranos no son los únicos que se atreven con esta costumbre. También hay quienes sin pensarlo mucho, se lanzan de par de mañana a caminar. Es el caso de la cuadrilla de Cristina Goñi, Nerea Orrade, Andrea Martorell y Amaia Larreta. Es la primera vez que estas pamplonesas se animan a hacer la javierada. El estreno de todas, menos de una. Para Cristina Goñi es la quinta.

“Surgió la idea y nos apeteció probar, por juntarnos todas y hacer un plan deportivo distinto”, expresaron. Con 12 kilómetros en el cuerpo –han empezado en Monreal– estas amigas mantienen el buen ritmo y sus pies, todavía, sin ampollas ni rozaduras. Puede que los consejos de la experta les estén ayudando. “Les he aconsejado que se traigan ropa de abrigo y calzado cómodo”, confiesa Cristina.

Además, seguro que las reposiciones que están a punto de tomar en el punto de avituallamiento gratuito de la asociación de voluntarios Olímpicos de Navarra (Asvona) – este grupo repone fuerzas con yogures, patatas o Aquarius, entre otros –, les aporta fuerza y resistencia en la jornada, que proveen finalizar a las 17.00 horas en la explanada de Javier. Una experiencia cargada de “muy buen ambiente y muchas personas”, que no dudarán en repetir.