Después de una primera Javierada marcada por el mal tiempo y la lluvia –a la que los peregrinos tuvieron que hacer frente con la mejor de sus sonrisas, unos buenos chubasqueros y muchos paraguas–, la segunda jornada comenzó con temperaturas bajas, pero con un sol que alienta las ganas de peregrinar hasta la localidad navarra de Javier. Y, como consecuencia, las rutas hacia el lugar –tanto las de carretera como a través del campo– se tiñeron de los colores de las distintas indumentarias de los peregrinos que, en esta fecha tan señalada, optaron por pegarse la gran paliza –por cuestiones de fe, goce o tradición– y sufrir las fatigosas ampollas, los pies quejumbrosos y un cansancio general que, en muchas ocasiones, hace creer a los paseantes que no pueden dar más de sí. Y, sin embargo, aún queda un hálito, un empuje para continuar. Porque tan solo son unos kilómetros –unas largas horas– para encontrarse con un espacio mágico. Con el de siempre. Pero Javier tiene algo especial porque a la gente le engancha. Y repiten.

En muchos casos, los más jóvenes se integran en esta tradición a través de cuadrillas o grupos –scout, equipos, colegios, etc.– que les animan a pasar el día entero haciendo una actividad física y ociosa –y, en algunos casos, espiritual– que les acerque a la esencia de la Comunidad Foral. Alejandra Saenz de Olazagoitia, Paloma Olabide, María Rodríguez, Marta Morales, Belén López, María Martín, Naiara Rodríguez, Paula Rodero y Rocío Aguinaga, pamplonesas de 14 y 15 años, peregrinaron por segunda vez con el club Isaba con dos pancartas en las que se leía que la Javierada coincidía con el cumpleaños de Marieta. “Era un regalo para que María camine con más ganas”, bromeó Naiara, consciente de que su amiga María lo estaba pasando mal debido a su timidez. “La gente que ve los carteles me grita y me felicita. Y me animan para que vaya bien la peregrinación”, comentó María. En ese sentido, sus amigas confesaron que el objetivo fundamental de esta broma es que “pierda la vergüenza y socialice un poco más”, apuntaron.

Jóvenes disfrutando del merecido avituallamiento. Patxi Cascante

En esa misma línea, Iñigo –de 24 años– y Laura Alonso –de 19– son dos hermanos oriundos de Burgos que se animaron a realizar esta travesía por primera vez por presión de sus amigos, que ya tienen algo más de tablas en esto de las Javieradas. “Salimos desde Pamplona, llevamos 25 kilómetros, pero tiramos. Aunque yo ya le tengo que llevar la mochila a la peque”, se rió Iñigo. Y, tal y como le ocurrió a muchos de los caminantes, los dos hermanos optaron por esta segunda fecha porque sabían que el tiempo iba a acompañar algo más, “aunque teníamos miedo de que empeorara el clima. El único problema es el frío, pero vamos a llegar sí o sí”, aseguró Laura.

Por el contrario, se encuentran los devotos de Javier, los que año tras año, a pesar del mal tiempo o de las complicaciones, marchan hacia la localidad navarra sin pensárselo dos veces. Y, precisamente, Mikel Joango –tafallés– y María Teresa Ursua –pamplonesa– son de esos fieles. “Llevo más de 40 años haciéndola y, a veces, he hecho hasta doblete. La primera la hacía con mi hermano que pertenecía a un grupo de scout de Marcilla, el pueblo de mi madre; la segunda con la Parroquia Corazón de Jesús, en donde yo era catequista”, explicó María Teresa. En el caso de Mikel, este año celebra un cuarto de siglo realizándola. “Antiguamente empezaba desde Tafalla, con el grupo scout Ibaialde, pero cuando me case empecé desde Pamplona”. Ambos iniciaron su marcha a las 5.30 horas desde la capital navarra. “Este día ni me lo planteo. Nos levantamos y decimos hasta Javier, sin excusas”, defendió María Teresa.

"Las jotas de la Javierada"

Uno de los protagonistas de la mañana, Jesús Úriz, avanza en un Citroen 600 E de color rojo de 1971 decorado con muchas pegatinas, y lleva en lo alto del coche una cesta que guarda champán y otras delicias para dar a los peregrinos. "Siempre vengo el día de las chicas, llevo 12 años viniendo en coche, les pongo música y traigo unas pastas para dar a la gente, es una forma de pasar el día”, explicó. ”Yo he venido 50 años andando, lo que pasa es que la edad ya no me deja (tiene 72 años)", compartió mientras animaba a los peregrinos al son de “las jotas de la Javierada”.

Jesús Úriz, con su llamativo vehículo. Patxi Cascante

Tres de los caminantes posan para la cámara. Izaro Díaz

Puesto de avituallamiento en Loiti

A pesar de que la Asociación de voluntarios olímpicos de Navarra (Asvona) prefieran Venta de Judas como punto de avituallamiento gratuito para peregrinos, el cual llevaba funcionando más de 40 años, Loiti es el lugar por el que se sigue optando desde la organización de las Javieradas. Y, con más o menos resignación, los voluntarios trabajan de forma ardua durante largas horas para que todos los que pasen por este punto tengan algo con lo que hidratarse, alimentarse y poder descansar. Elena Acaz, presidenta de la asociación, reconoció que los peregrinos de esta segunda jornada llegaban a triplicar a los de la vez pasada, que tuvo lugar el 8 de marzo. "Llevamos desde las 8.30 de la mañana entregando bolsas de comida. Casi no nos da tiempo a reponer, pero hacemos lo que podemos. Sobre todo, en esta segunda pasan jóvenes", señaló. En cuestión de tres horas habían elaborado más de 500 bocadillos con productos típicos de Navarra, de todas y cada una de las empresas que les donan surtidos de alimentos. "Al principio, como hace mucho frío y al estar en alto se nota más la rasca, sobre todo nos pedían caldos y cafés", contó. En lo que respecta al excedente de estos productos, Asvona hará entrega de lo que sobre a una familia ucraniana con once hijos, con la que llevan colaborando desde hace varios meses.

Por otro lado, Acaz quiso hacer énfasis en la problemática con las basuras. "Este año nos han traído solo tres contenedores por cada Javierada, que es poquísimo. Se generan muchos residuos y restos que, si no se tiran a la basura, tenemos que recoger nosotros. Y hacemos una hora y media de batida para dejar todo limpio, tal y como nos lo habíamos encontrado", reivindicó.

Previsión del tiempo en la Javierada

La Aemet prevé para esta jornada predominio de los cielos nubosos y cubiertos aunque con grandes claros en el tercio sur. En Javier se esperan cielos despejados durante todo el día y temperaturas frías, que no superarán los 9 grados e irán descendiendo a partir de las 16.00 horas.

A las 15.00 horas partirá el Vía Crucis desde Sangüesa y a las 17.00 horas se celebrará la misa de esta segunda Javierada presidida por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Florencio Roselló, en la explanada del Castillo de Javier.

El mensaje de la homilía

En la homilía, el obispo ha insistido en la acogida humana por parte de todos los miembros de la Iglesia. "En nuestra iglesia caben todos, todos, todos. También en Javier caben todos. Todos somos bien recibidos, los brazos de San Francisco Javier nos abrazan, nos acogen. Con estos brazos abiertos, con esta cara de bondad y recibimiento, nos sentimos en casa. No pregunta, no cuestiona, abraza y acoge", ha defendido Florencio.

Además, ha recordado a los miles de peregrinos que lo escuchaban la necesidad de revivir su espíritu misionero, sin vergüenza y dando testimonio de su fe, como hizo San Francisco Javier en 1625, hace 500 años. El santo tenía una vida fácil y segura. Sin embargo, su vocación cristiana le impulsó a abandonar su vida de estudiante en París y dedicarse a llevar la palabra de Dios por el mundo, comenzando una vida nueva. "Nuestra Iglesia necesita peregrinos valientes, cristianos orgullosos que hacen pública su fe. Vosotros representáis la alegría del Evangelio, se ve la alegría, ilusión. Una es la alegría que contagia", concluyó..