¿Cómo se siente ante su primera actuación en Sanfermines?

Me hace muchísima ilusión, es la primera vez que voy a Sanfermines, y encima para cantar... Fíjate que llevo ya no sé cuántos cientos de conciertos, miles... y piensas: ya no me quedan sitios donde tocar. Mentira. Tocar en Sanfermines es una de las ilusiones de cualquier artista de este país.

Conocerá las fiestas de oídas, ¿qué le han contado, qué espera de ellas?

A ver, yo soy de esas familias en Albacete para las que los Sanfermines son sagrados, o sea, mi madre se sigue levantando súper temprano para ver los encierros en la tele, y mi padre también los veía. Ese es un recuerdo de mis veranos de toda la vida. Y tengo muchos amigos muy aficionados que sí que han venido a las fiestas.

Será especial actuar en la plaza céntrica de una ciudad, muy diferente a hacerlo en un recinto cerrado.

Sí, es una pasada. Cuando tocas en las plazas, es como volver a tomar las calles. Y vuelves a sentir que estás en comunidad y que esto nos pertenece a todos. Hay algo ahí de celebración, muy enriquecedor. Es cuando más sentido tiene la música.

Se siente al público de otra manera.

Sí. Y el hecho de que sea un concierto gratuito me gusta. Fíjate, la última vez que vine a tocar aquí fue en noviembre pasado en el Navarra Arena, y estaba a reventar. No sé si vinieron más de 7.000 personas..., una pasada. Pamplona es de las ciudades que más me apoyan desde el principio. Y lógicamente hay personas que no se pueden permitir ver un concierto de pago porque tienen unas condiciones más precarias; entonces, volver donde más de 7.000 personas ya pagaron una entrada para verme, ahora en un concierto gratuito, me encanta, porque todo el mundo se lo puede gozar.

“La vida son los afectos, el estar juntos, bailar, mirarnos a los ojos... decir más veces ‘gracias, te quiero, lo siento”

¿Se escuchará el euskera en su directo en la Plaza del Castillo?

Yo creo que ya ha pasado algo aquí, y en todas las tierras vascas, es que si no canto en euskera... Ya es algo que se espera. Y es que es tan bonito... He grabado cuatro canciones en euskera, pero con Xalbadorren Heriotzean ha pasado algo que muy pocas veces ocurre. Hay que cantarla. Aparte de por mostrar el respeto a vuestra cultura y vuestra lengua, porque es una canción que cantamos todos juntos. Y es tan emocionante e impresionante, es tan bella, que me temo que cada vez que venga para acá la tendré que cantar (sonríe).

¿Quién dijo que la canción de autor, de autora en este caso, no podía ser uno de los géneros más escuchados, y también bailados? Imagino que querrá poner a bailar a la Plaza del Castillo.

Claro. Ahora, para este tramo de despedida de la gira, he hecho unos cambios pequeños que hacen el concierto aún más festivo. Como este disco tiene tanto de duelo, soy la primera que necesita que celebremos la vida. Y por supuesto que hay una parte muy emotiva, hay parte de reivindicación, pero sobre todo hay mucha fiesta, porque hay que cantar y bailar mucho.

“Tocar en las plazas es como volver a tomar las calles, tiene algo de celebración; es cuando más sentido tiene la música”

Y hay mucho afecto. En su música y en su disco ‘El Abrazo’; y los afectos se desatan en los ambientes festivos, ¿no?

Claro. Es que la vida es eso, ¿no? El estar juntos, bailar, mirarnos a los ojos. Como digo en La cara amable del mundo, el decir más veces gracias, te quiero, lo siento.

La cantautora manchega tiene como uno de los recuerdos de verano de su infancia el momento en que sus padres se levantaban para ver los encierros de San Fermín en la tele. Iñaki Porto

Hay que celebrar la vida sin obviar esa otra cara, la dureza, la rabia, la tristeza, a las que también hay que mirar de frente.

Claro. Yo en absoluto oculto mi parte triste, ni mi parte de rabia por por lo injusto de la vida. Aunque estudié psicología, evidentemente no me puedo tratar a mí misma y pido ayuda cuando no sé gestionar algo en la vida. Y ahora estoy haciendo una terapia con mi psicóloga de aceptación y compromiso; resumiendo muchísimo, es eso, el aceptar que la vida es injusta, que la vida es cruel. Estamos viviendo algo que... dentro de unos años no sé cómo nos van a recordar por permitir algo así. Pero es que la vida es así, ¿no? Y el momento de tener que aceptar eso y decir, bueno, pues dentro de todo esto acepto, hago todo lo posible por intentar lo que esté en mi mano, ser más amable y comprometerme con ciertos valores para tener una vida lo más plena posible. Eso yo creo que se muestra en las canciones.

¿Qué sería eso simple y vital a lo que se aferra para seguir adelante en esta aventura que es la vida?

Pues a ver... Estos años que para mí están siendo tan marcados por los duelos en general, y hasta lo de Letur (su pueblo, arrasado por la DANA) para mí también es un duelo, no solo hemos enterrado a seis de mis amigos, sino que se me ha roto el sitio de mi recreo. Vivir los duelos y vivir los procesos lógicos de negación, de ira y de aceptación, me hecho amar más la vida. Incluso con las crueldades que veo. Mi padre que amaba la vida por encima de todo y, desde que no está, cuando me levanto, simplemente estar con los ojos cerrados mirando el sol, imitando a mis animales, eso me llena y pienso: joder, qué suerte tengo. También con la vida tan rápida que llevo y esta vorágine loca, a mí tener una conversación me parece un privilegio. El estar en una terracita tomando un café, bañarme en un agua fría... Ser consciente de esos momentos, valorarlos y agradecerlos. Me parecen los únicos importantes. Fíjate que vivo cosas muy fuertes, de miles de personas delante de mí en un directo. Pero en eso estás tan nerviosa, que no terminas de disfrutarlo muchísimo. O sea, disfrutas casi más el después, cuando cuando analizas todo y de repente te estás tomando una copita de vino y dices, madre mía, qué fuerte. Entonces, sí, las pequeñas cosas creo que son las que más suman.

"Volver aquí, donde más de 7.000 personas ya pagaron una entrada para verme, ahora en un concierto gratuito, me encanta, porque todo el mundo se lo puede gozar"

¿Qué se ha traído consigo de Latinoamérica, de México, de Colombia, lugares a los que se ha vinculado con su música?

Tuve un viaje muy especial con la ONG Entreculturas a la costa pacífica de Colombia para conocer proyectos relacionados con la paz en el país y entender el conflicto de allí, que es tan complejo y tan bestia. La canción Llévame, por ejemplo, tiene una parte de inspiración de allí, donde hay tantos afrodescendientes. También la champeta (género afrocaribeño), hay una champeta pop en mi último disco, el tema Lo tengo claro... Cuando viajas se te abren un montón de partes del cerebro, y musicalmente Latinoamérica tiene mucho que aportarnos. Te das cuenta de las similitudes, de que todo viene de África... Te das cuenta de todo lo que te une, de que hay unas bases que son idénticas y otras que dependiendo de los acentos y de cosas muy simples parecen súper diferentes y enriquecen...

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Tengo entendido que a Navarra también le une el vínculo que tiene con El Drogas...

Sí, la verdad es que admiro mucho a los artistas de aquí: Gorka Urbizu, Iseo... hay mucho nivel. Y con Enrique, encima, tengo muchas cosas que me unen. Lo que más nos une es esta obsesión por la memoria democrática. La última vez que actué en el Navarra Arena, me quedé dos o tres días por aquí y Mamen y Enrique me cuidaron como a una hija y me llevaron al Fuerte de Ezkaba, me hicieron una ruta de lugares de memoria; me llevaron a comer rico, fueron unos anfitriones brutales. Y yo, claro, escucho a Barricada desde cría. Admiro mucho el talento de Enrique, y este verano además se viene a cantar a mi pueblo, al festival Leturalma (17, 18 y 19 de julio), para apoyar en estos momentos tan duros. Parte de lo que se recaude de la venta de entradas va a ir para la reconstrucción del pueblo. También vienen ETS..., va a ser la primera vez que se cante en euskera allí.