La muerte de La Castro, una de las drag queens más famosas de la capital, obliga a Marta, su hija, a enfrentarse a un pasado que había intentado olvidar. Profundamente religiosa, introvertida y de ideas conservadoras, la joven debe viajar para despedirse de un padre que desapareció cuando era niña. Al llegar al funeral, se encuentra con el cadáver de su padre vestido con la mejor bata de cola y cargado de rímel, lo que casi le provoca un síncope. Gracias a dos transformistas amigas de la fallecida, Marta comienza a descubrir un mundo completamente ajeno a su educación y creencias.
Este es el argumento de Los tacones de papá, comedia musical escrita por José Warletta, que codirige esta “conmovedora” historia de amor, aceptación y amistad inquebrantable” junto a Juan Luis Iborra. En escena, una explosión de color, música, emoción y humor que invita a “reflexionar sobre la aceptación, la identidad y la complejidad de las relaciones familiares”.
Lo primero, y casi obligado, ¿conocen las fiestas de San Fermín?
–Todavía no, pero de verdad que tengo unas ganas... Me han hablado del ambientazo, de lo bien que se come, del kalimotxo, de los pinchos. Tengo ganas de todo, de estar por la calle, de brindar, y, por supuesto, de las funciones en el teatro. Viví seis meses en Bilbao y tengo muy buenas experiencias en el Norte. Ahora quiero conocer Pamplona.
¿Y qué expectativas hay en la compañía?
–Tanto los actores como yo vamos como locos (ríe). Llevamos ya dos temporadas en Madrid y somos muy familiares, estamos encantados y nos divertimos mucho los bolos. Ahora, parece una de esas excursiones del instituto, con todo el mundo preguntando qué ropa se pone para salir, adónde vamos a ir... (Ríe)
La vestimenta, de blanco y rojo.
–Sí, sí, ya se lo voy a recordar.

¿Por qué el público navarro no se puede perder ‘Los tacones de papá’ en el Gayarre?
–Porque sabemos que os gusta pasarlo bien y por eso llevamos una comedia muy divertida. Es una comedia con la que te vas a reír desde el minuto uno. Por eso la escribí. Aunque es una obra con alma, también tiene mucho de risa y de diversión.
Pamplona es una ciudad de corte más bien conservador para algunos temas. Uno de ellos es, sin duda, la religión, cuestión que aborda en su texto. ¿Cómo lo ha hecho?
–En la obra hablo de la religión mal entendida, pero hablo mal de la religión. Es decir, la van a disfrutar tanto las personas liberales como las conservadoras, porque, ante todo, trata de la amistad, de la comprensión y de unir los puntos que tenemos en común, que los hay, aunque muchas veces creamos que no. Los tacones de papá habla de eso.
De Marta y del shock que sufre al principio de la historia.
–Eso es. Habla de Marta, una chica que ha recibido una educación ultrarreligiosa, que, de repente, recibe una llamada para que acuda al velatorio de su padre, con el que apenas ha tenido contacto. Sorprendida, al llegar ve que el cuerpo está vestido de mujer y sus amigas le dicen que es lo que él quería. Marta descubre así que su padre era drag queen. Este primer encuentro es como el choque de dos trenes, pero los dos acaban entendiendo que tienen que entenderse y respetarse. Y estoy seguro de que el público de Pamplona va a hacer lo mismo. A los bolos de Madrid han venido señoras de edad avanzada que son las primeras en aplaudir y en sacarse fotos con las drags. Hay una frase que dice el personaje de Alexis, a la que interpreta Ornela Góngora, que resume todo lo que quiero decir sobre este tema. Ella le cuenta a Marta que fue separada de su padre porque era gay y su abuela no vio adecuado que siguiera teniendo contacto con él. En un momento dado, Alexis le pregunta: ‘¿Acaso no pudo tu abuela llevarte a misa los domingos y dejar que tu padre se tomara un helado contigo los sábados?’
En estos tiempos en los que la ultraderecha escala a base de mensajes de odio, ¿es más necesario que nunca contar historias que abrazan la diversidad y la tolerancia?
–Totalmente. Yo me considero activista y creo que el teatro tiene una parte de pedagogía, pero hay que usarla con arte. Es decir, me encanta que la gente vaya a ver mis comedias musicales y se divierta mucho, pero, a la vez, me gusta introducir un lema a favor de la tolerancia por debajo. Por ejemplo, cuando escribí sobre la violencia de género, lo hice de manera que el público no se sintiera violento o incómodo y lo pasara bien. Además, siguiendo con lo del activismo, si hay cinco personajes en una de mis historias, ¿por qué uno no va a ser transexual, y otro gay, otra lesbiana y otro heterosexual? Yo solo muestro una realidad que existe y ahora más que nunca necesitamos que esos referentes sean visibles porque es verdad que vivimos un momento delicado, crucial, y creo que desde el mundo del arte tenemos la obligación y el el deber de de no dar la espalda a los colectivos que nos van a necesitar en breve, por desgracia.
“Desde el mundo del arte tenemos la obligación y el deber de no dar la espalda a colectivos que nos van a necesitar en breve”
Dándole la vuelta al argumento, ¿hay que ser tolerante siempre y con todas las ideas?
–No, por supuesto que no. Los extremos no son buenos y no hay que aceptar lo que venga de ellos. Tampoco doblegarse. La bandera del Orgullo se ondea y se dobla, pero no se doblega. Hay cuestiones en las que no poder permitirnos dar ni un paso atrás. Tenemos que ser conscientes de lo conseguido hasta ahora, pero también de lo fácil que sería perderlo todo. El otro día vi un vídeo de un grupo de personas rezando a las apuertas de la Casa Blanca y pensé ‘dios mío, si parece El cuento de la criada...
¿Por qué este homenaje al transformismo?
–A mí me gusta el arte en todo su esplendor, y creo que las drag queens, los transformistas, los travestis... todos han sido tan vapuleados a lo largo de la historia y tan poco valorados con todo lo que han hecho para grandes artistas...No hay que olvidar que, gracias a las drags, hay muchas cantantes que son divas hoy en día. Porque igual no puedes tener a Cher en Pamplona, ellas pero te la traen exactamente igual. Afortunadamente, y gracias a series como Reinas al rescate, el transformismo tiene en este momento una valoración que hace mucho tiempo que no tenía.
¿Qué le gusta de ellas?
–Siempre me han atraído. Estas personas tardan dos horas en maquillarse y muchas veces es para ir a un sitio donde solo cantarán dos canciones y les pagarán alrededor de 80 euros. ¿Cómo pagas el maquillaje y la ropa con eso? Por eso quise contar la historia de este colectivo, que parece que ahora está viendo un poco de luz.
Ha codirigido el montaje junto a Juan Luis Iborra, ¿qué significa este director de cine y de teatro en su carrera?
–Juan Luis Iborra es mi todo. Es mi amigo, es mi hermano. No solo es que haya ganado un Goya, sino que ha trabajado en teatro, cine, televisión y ha dirigido muchísimas galas. Él y yo nos entendemos. Nos gusta trabajar juntos, tanto, que aunque yo ahora tenga que viajar mucho porque tengo obras en nueve países, yo mira con todos los proyectos que tengo porque yo tengo, tengo ahora obras en 9 países, que el año que viene serán 12, me voy a hacerle de ayudante de dirección a Oliver Twist. lo tendré en 12, pero por ejemplo, me voy con él como ayudante de dirección. Nos lo pasamos tan bien juntos... Para mí es todo un referente. Es muy generoso, un maestro.
¿Siempre supo que lo suyo era el musical?
–No, no. Yo llevo 10 años dedicándome al teatro y donde me siento cómodo es en la tragicomedia; en que tú te rías y yo te emocione. Pero, de pronto, decidí rescatar esta obra, que llevaba 12 años metida en un cajón, y convertirla en un musical. Tavino Ordinas ha creado unas letras y unas músicas maravillosas conmigo y hemos creado un espectáculo. Y me ha gustado mucho. Tengo otro musical escrito y también varias comedias, porque, en principio, los musicales no eran lo mío, pero son tan adictivos... (Ríe)
¿Y le han llevado a traspasar fronteras?
–Sí, Los tacones de papá se ha estrenado en México y se va a estrenar en Puerto Rico y en Portugal. Y la comedia Santas y Perversas ha estado en Puerto Rico, México, Bulgaria...
Para terminar, ¿cómo es la interacción con el público de ‘Los tacones de papá’? ¿Qué van a vivir, en ese sentido, las/os espectadoras/es que acudan hoy, mañana y el viernes al Teatro Gayarre?
–No quiero desvelar mucho, pero hay un momento en que el público va a participar. La drag más rebelde va a romper la cuarta pared, va a coger un micro y se va a ir al público...