Los dos juzgados especializados en Violencia sobre la Mujer en Navarra, que a partir de septiembre recibirán también la competencia para asumir la investigación de cualquier caso denunciados de delitos sexuales (los que no se producen en el ámbito de una relación de pareja o expareja se instruyen hasta ahora en un juzgado de instrucción ordinario), tienen constancia a través de los distintos cuerpos policiales que existen en Navarra que existen varios casos de hombres encausados judicialmente por haber cometido algún delito relacionado con la violencia machista y que en las últimas fechas, merced a las rendijas abiertas por la ley Trans, se han cambiado de sexo en el Registro Civil para figurar en su filiación como mujeres.

Si bien, como explica la jueza Esther Fernández-Arjonilla, la decisión del cambio de sexo “no afecta a aquellos procedimientos judiciales que tenga en vigor esa persona, sí le afectará en el caso de que cometa una agresión contra una mujer o su pareja o expareja en la actualidad, ya que no se le podría investigar ni juzgar en el juzgado de Violencia sobre la Mujer y tendríamos que inhibirnos en favor de un juzgado de instrucción”.

La magistrada considera que la normativa “nos ata las manos a los juzgados, porque tiene efectos inmediatos sobre la competencia donde juzgar a esa persona, que ya no sería un hombre, pero la modificación de ese cambio de sexo en el Registro no es nuestra competencia y no podemos intervenir”. La jueza sí observa que este tipo de maniobras que han llevado a cabo algunos matratadores tiene como fin principal poder eludir un futuro enjuiciamiento por violencia de género.

“Si comete una nueva agresión, se trataría de un delito cometido de mujer contra mujer, por tanto no puede ser juzgado por violencia de género. Y es muy distinto a efectos legales, porque en violencia un tortazo puede ser constitutivo de un delito de maltrato de obra y, sin embargo, si no es de nuestra competencia, un tortazo puede recibir una condena como un delito leve de lesiones, es decir, que ni siquiera tendría antecedentes penales y no constaría obviamente la consideración de que ha sido condenado por violencia machista”.

Se inhibió en un caso

Si bien la jueza navarra no se ha tenido que enfrentar todavía a causas en las que algún maltratador le alegue que no puede ser juzgado por el cambio de sexo, sí que ha tenido un procedimiento de ida y vuelta por este motivo. Se trataba de un hombre que cometió un delito de maltrato físico sobre su pareja, unas lesiones leves. Cuando acudió al juzgado de instrucción, solo presentó un DNI caducado y no hizo alusión a ningún cambio de sexo en el Registro, y sin embargo cuando elevó el asunto al juzgado de lo Penal competente para que fuera enjuiciado, el asunto le vino de vuelta.

“Entonces, a punto de ser juzgado, fue cuando presentó la inscripción en el Registro Civil de que cuando habían ocurrido los hechos ya era mujer. Era un caso en el que había una duda razonable, porque este hombre vestía por ejemplo como mujer. Pero en lugar de decirlo desde el minuto uno, esperó a que la causa estuviera a punto de juzgarse, después de varios meses en tramitación, para alegar en ese sentido. Y me tuve que inhibir a otro juzgado y se le condenó por delito leve. Está claro que la ley tiene agujeros y que hay que modificarla, porque hablamos de asuntos que pueden ser muy graves y un hombre condenado por maltrato no puede tener esas facilidades para cambiarse de sexo”.