SOS Racismo ha atribuido el "brote de violencia" ocurrido en los últimos día en Marcilla relacionado con el centro de observación y acogida (COA) de menores migrantes ubicado en la localidad al "racismo estructural".

Ha acusado a los representantes públicos de "usar este asunto como arma arrojadiza" o para "generar alarma" y ha lamentado "el silencio atronador sobre las condiciones en las que viven estos menores".

SOS Racismo ha reivindicado "una solución profunda y transformadora" que "empieza por garantizar derechos y construir alternativas para poder habitar espacios de dignidad y las calles de nuestros barrios y pueblos sin exclusiones ni miradas racistas".

Un problema de años

En una nota de prensa, ha asegurado que "lo ocurrido la pasada madrugada en las calles de Marcilla no es un hecho aislado ni repentino. Es la crónica de algo anunciado y cocinado a fuego lento desde que en 2019 se abrió por primera vez" uno COA en el municipio. "Desde aquel momento, el propio alcalde de Marcilla tomó la iniciativa de vincular de manera pública a los menores residentes con actos violentos, criminalizando su existencia" y "azuzando el miedo y promoviendo el cierre del centro", ha censurado.

"Años más tarde, en plena pandemia, el consistorio volvió a señalarlo, esta vez como posible foco de transmisión del COVID-19, alimentando nuevamente el rechazo y el miedo", ha indicado.

"Lejos de calmarse, la situación se ha enconado con el cambio de adjudicación del centro y la llegada de un nuevo equipo municipal que, aunque con formas distintas, ha mantenido el mismo discurso de fondo: vincular directamente a los menores residentes con la inseguridad del pueblo", ha criticado.

Críticas de SOS Racismo

SOS Racismo ha mostrado su indignación porque, a su entender, "el foco mediático y político se centre única y exclusivamente en la seguridad" y ha criticado que el ayuntamiento de la localidad "se ha negado sistemáticamente" a empadronar a estos menores, "incumpliendo con ello la legislación estatal vigente". "Se les niega hasta el derecho básico de existir legalmente en el municipio que habitan", ha lamentado.

Igualmente, ha censurado "el silencio atronador sobre las condiciones en las que viven estos menores, sobre sus derechos, sus historias y las causas estructurales que les han empujado a migrar y que este norte global sigue perpetuando". "Nada se dice del racismo institucional que los considera 'inmigrantes' antes que menores, que les considera 'mano de obra desregularizada' antes que ciudadanía con derechos. Nada se dice de lo absolutamente grave que resulta legitimar la violencia sistemática que les atraviesa", ha reprochado.

SOS Racismo ha advertido que "así se construye el odio: ignorando las causas y amplificando las consecuencias, nutriéndose de prejuicios bien arraigados, construyendo un relato centrado en el supuesto peligro que representan". Un "relato" sobre el que "se toman medidas que no buscan soluciones reales, sino la expulsión simbólica y literal".

Al respecto, ha asegurado que "el traslado de 25 menores no responde a la sobreocupación del recurso o a las estancias alargadas más allá de los tres meses previstos" sino al "deseo urgente de sacarlos del pueblo".

Igualmente, ha criticado el aumento de la presencia policial en la localidad. Cuerpos policiales, ha afirmado, "que siguen manteniendo una sobrevigilancia y control discriminatorio sobre las personas racializadas y especialmente sobre jóvenes como los que viven en el COA".

"Mientras sigamos manteniendo la lógica de defendernos de personas en vez de luchar contra las violencias sistémicas que vulneran sus derechos, nada cambiará. Mientras sigamos pensando que la inseguridad se resuelve a golpe de represión y castigo, que además siempre recae sobre las personas que son empujadas a los márgenes, nada cambiará", ha advertido.

Así pues, el colectivo ha afirmado que "de todos estos lodos, llegan los barros en forma de brote de violencia en las calles de un tranquilo pueblo, sin que ningún representante público haya hecho hasta ahora nada diferente a usar este asunto como arma arrojadiza o a generar alarma para justificar medidas de contención y castigo".