La sobrecarga de planes, compromisos sociales y la presión digital pueden convertir las vacaciones en una fuente de ansiedad, advierte el psicólogo Jorge Buenavida, quien advierte de que "el deseo de exprimir cada minuto de las vacaciones puede ser más fuente de estrés que de disfrute perjudicando nuestro bienestar emocional, por lo que resulta esencial aprender a gestionar las expectativas y basar nuestra agenda y planes en la apetencia y no la autoexigencia o productividad de disfrute".
En este contexto, Jorge añade que las redes sociales han intensificado esta sensación de obligación. "La exposición continua a imágenes de viajes idílicos y agendas llenas de planes despierta la sensación de estar perdiendo oportunidades, lo que conduce a comparaciones constantes y a una necesidad de sobreplanificar el tiempo libre". "Es importante priorizar momentos de descanso real para evitar caer en el agotamiento incluso en vacaciones", comenta el experto del Servicio de la Promoción de Salud de Sanitas, quien propone varias ideas para prevenir y gestionar el burnout veraniego.
Así, recuerda que es importante redefinir el concepto de descanso, en su opinión disfrutar de las vacaciones no significa necesariamente llenar el calendario de actividades. Reservar tiempo para pausas y momentos de tranquilidad ayuda a reponer energía mental y física, evitando así la fatiga acumulada por el exceso de estímulos. "Permitirse espacios de calma es tan importante como cualquier plan social o viaje", añáde.
Desconexión digital
Aconseja fomentar la desconexión digital, limitar la exposición a redes sociales durante las vacaciones puede mitigar la presión de compararse con la vida de los demás. Por ello, "dedicar momentos del día a estar offline facilita que la atención se centre en el presente y en las propias experiencias, sin la constante necesidad de validación externa".
Escuchar las propias necesidades, de modo que hay que organizar las vacaciones teniendo en cuenta las apetencias reales, más allá de las expectativas sociales o familiares, permite priorizar el bienestar personal. En este sentido, reflexionar sobre qué actividades generan un disfrute verdadero contribuye a evitar la sensación de obligación o sobrecarga.
Aconseja aprender a decir "no", es decir rechazar compromisos que no resultan apetecibles es clave para proteger el equilibrio emocional. Establecer límites claros con el entorno posibilita disfrutar de un tiempo libre más reparador y evita la sensación de estar cumpliendo con una agenda impuesta.
Y, finalmento, probar técnicas de relajación; incorporar actividades como el yoga, la meditación o simplemente paseos en la naturaleza favorece un estado de calma y disminuye los niveles de estrés. Estas prácticas pueden convertirse en aliados para afrontar la ansiedad derivada de una agenda de ocio altamente exigente.
"Durante el verano, muchas personas sienten que deben rendir incluso en su tiempo libre, como si descansar fuera una dualidad entre la obligación o el fracaso. Detectar estas dinámicas, entender que la productividad es mucho más que "aprovechar" el tiempo o medirnos bajo criterios que son "adecuados" y otros que no es uno de los primeros pasos para romper la meritocracia y vivir unas vacaciones verdaderamente reparadoras y basadas en el deseo", concluye Buenavida.