La OMS estima que más de mil millones de personas sufren problemas de salud mental en el mundo
Un nuevo informe alerta del fuerte aumento de trastornos como la ansiedad y la depresión, con especial incidencia en mujeres, jóvenes y países de ingresos bajos y medios
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que más de mil millones de personas experimentan un problema de salud mental en todo el mundo, una cifra creciente, pues entre 2011 y 2021 el número de afectados aumentó en mayor proporción que el total de población mundial.
Así lo recoge el informe 'World mental health today', que la OMS ha publicado este martes junto al 'Mental Health Atlas 2024', para urgir a los países a tomar medidas que ayuden a proteger y promover la salud mental, tras conocer la cifra récord de personas afectadas por trastornos como la ansiedad o la depresión, los dos más comunes.
Según muestran estos documentos, basados en datos de 2021, la mayoría de ese 14 por ciento de población mundial que sufre un problema en su salud mental vive en países de ingresos bajos y medios. Dos tercios de ellos experimentan ansiedad o depresión y, aunque se dan diferencias por sexo y trastorno, las mujeres son, en suma, las más afectadas (581,5 millones frente a 513,9 millones de hombres).
En este punto, señala que la pandemia de Covid-19 agravó las diferencias de género. El Estudio de la Carga Global de Enfermedades (GBD, por sus siglas en inglés) de 2020 estimó un aumento del 29,8 por ciento en el trastorno depresivo mayor y del 27,9 por ciento en los trastornos de ansiedad entre las mujeres durante 2020, en comparación con aumentos del 24 y 21,7 por ciento entre los hombres, respectivamente.
Entre la población más joven, el informe de la OMS indica que, en 2021, alrededor del siete por ciento de niños entre cinco y nueve años y el 14 por ciento de adolescentes entre los 10 y los 19 años padecían un trastorno mental. Según precisa, alrededor de un tercio de los trastornos mentales presentes en la edad adulta se desarrollan antes de los 14 años; la mitad aparece a los 18 años; y casi dos tercios a los 25 años.
La OMS ha hecho especial énfasis en el suicidio, aseverando que se trata de una "tragedia" que aún ocurre con "demasiada frecuencia", según ha señalado la directora del departamento de enfermedades no transmisibles y salud mental de la OMS, Dévora Kestel. Esta conducta afecta en especial entre los jóvenes, donde destaca como una de las principales causas de muerte en todos los países y contextos socioeconómicos.
En 2021, aproximadamente 727.000 personas se suicidaron. A pesar de los esfuerzos mundiales, la agencia sanitaria ha remarcado que el progreso en la reducción de la mortalidad por suicidio es demasiado bajo para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), establecido por las Naciones Unidas, de reducir en un tercio las tasas de suicidio para 2030. De seguir la trayectoria actual, solo se logrará una reducción del 12 por ciento para esa fecha.
IMPACTO HUMANO Y ECONÓMICO
En esta línea, el informe subraya el impacto humano y económico que tienen los trastornos de salud mental, que son una de las principales causas de discapacidad. En concreto, solo la depresión genera el nueve por ciento de la discapacidad en todo el mundo, más que cualquier otra condición de salud.
Además, la agencia sanitaria ha señalado que las personas con trastornos mentales mueren antes y disfrutan de menos años saludables que la población general. Esto afecta sobre todo a personas con esquizofrenia, que mueren de media nueve años antes, y a personas con trastorno bipolar, quienes lo hacen una media de 13 años antes, en comparación con el resto de la población.
Respecto a las consecuencias económicas, destaca que la economía global pierde cada año en torno a 850.000 millones de euros (un trillón de dólares) por la pérdida de productividad como resultado únicamente de la depresión y la ansiedad.
UNA CIFRA SUBESTIMADA
"La cifra de mil millones puede ser una subestimación. Es una cifra elevada, sí, pero también existe un gran estigma en el ámbito de la salud mental, y muchas personas pueden ser reacias, al completar encuestas, a respaldar preguntas sobre experiencias que consideran muy privadas. Por lo tanto, no me sorprendería que en los próximos años las cifras aumenten", ha afirmado el jefe de la unidad de salud mental del departamento de enfermedades no transmisibles y salud mental de la OMS, Mark Van Ommeren, en rueda de prensa.
En este contexto, desde la OMS han llamado a los países a la acción, tras recabar evidencia sobre el déficit de medios que persiste en distintos Estados, con respuestas "inadecuadas e insuficientes" para este tipo de problemas de salud.
Aunque la OMS reconoce que, desde 2020, los países han logrado avances significativos en el fortalecimiento de sus políticas y planificación en materia de salud mental, con actualizaciones en políticas y mejoras en la preparación para ofrecer atención y apoyo psicosocial, aún quedan mejoras por introducir.
Al hilo, los informes publicados revelan que, de media, los países destinan tan solo el dos por ciento de sus presupuestos de salud a la salud mental, con diferencias significativas entre los países de altos, medios y bajos ingresos.
En los países de ingresos bajos, hay poco más de un profesional de la salud mental por cada 100.000 habitantes, en comparación con más de 60 en los países de ingresos altos. Dos tercios de los países cuentan con un solo psiquiatra para atender a 200.000 personas o más. Además, la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos esenciales asequibles e intervenciones psicológicas sigue siendo limitada, especialmente en los países de ingresos bajos.
Desde la OMS han lamentado que los trastornos mentales son una de las condiciones de salud más desatendidas, aseverando que la mayoría de pacientes no recibe atención formal. De hecho, se estima que menos de una de cada diez (9%) personas con trastorno depresivo mayor recibe un tratamiento mínimamente adecuado a nivel mundial.
Ante esta situación, la OMS ha instado a los Gobiernos y socios mundiales a intensificar urgentemente los esfuerzos para lograr una transformación sistémica de los sistemas de salud mental en todo el mundo. Para ello, ha demandado una financiación equitativa de los servicios de salud mental; reformas jurídicas y políticas para defender los derechos humanos; una inversión sostenida en el personal de salud mental; y la expansión de la atención comunitaria y centrada en la persona.
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