Desayunodnnn con Aena: “Creamos sistemas inteligentes de pago, pero también sociales y de interacción”
Su pasión por el trabajo y la innovación y creación tecnológica, junto con un equipo especializado, han provocado que Muxunav, una “empresa pequeña” de Navarra haya conseguido expandirse a nivel mundial por Europa y Latinoamérica
En cada espacio, hay una historia de innovación, de personas y de futuro. De alguna manera, esto es lo que Antonio Torres –ingeniero navarro y CEO de la empresa Muxunav– comenzó a discernir conforme fue desarrollando su vocación –o adicción, en el buen sentido de la palabra– por las nuevas tecnologías y por la creación. De esta forma, en el ciclo de Desayunosdnn con Aena, Torres reflexiona sobre su recorrido biográfico y humano, siempre ligado a las máquinas, y abre un debate sobre la importancia de estas últimas para la satisfacción de las necesidades de la nueva sociedad que se está formando.
Muxunav nació para transformar máquinas tradicionales en dispositivos inteligentes de pago, ¿cuándo descubrió que la innovación podía nacer de mirar en lo cotidiano?
Es la base de la innovación tecnológica humana. Se trata de mirar lo que tienes alrededor y ver cómo eso lo puedes adaptar. Desde joven, me ha gustado el intentar crear y, a veces, solo con cambiar una coma ya cambia el sentido. De esta manera, cambiando cosas y uniéndolas se pueden crear cosas que no existen. Por ejemplo, en la pandemia combinamos los códigos QR con sistemas de pago y no mucha gente apostaba por esto, pero ahora hay más de 7.000 dispositivos vendidos.
Pero para eso hay que pensar...
Creo que es la función que tengo dentro del equipo: aportar la chispa. Tiene que venir la inspiración de alguna manera.
Su recorrido profesional combina tecnología, ingeniería y una clara vocación emprendedora, ¿qué aprendió de liderar equipos de innovación navarros e internacionales?
Cuando te encargas de atraer talento, si no les escuchas, rozas la necedad y yo intento no serlo. Hay que escuchar al equipo. Cada una de las personas del equipo Muxunav sabe más que yo en su área. Y, ante esto, solo me queda escuchar y aprender. Lo mismo ocurre con los clientes. Si te proponen cosas, hay que escucharles para no rozar el absurdo.
Alguna vez ha dicho que usted es “adicto a crear” y no adicto al trabajo. ¿Cómo mantiene viva esa energía creativa en una empresa que crece tan rápido?
Es adicción –se ríe–. A mí me gusta mucho esto porque, cuando siento que estoy dando en el clavo, noto adrenalina, dopamina y otros muchos neurotransmisores. Y eso se vuelve completamente adictivo porque no te cuesta sino que te lo pide el cuerpo. Para mí, es la parte chula de mi trabajo. A veces, también tienes que tener una labor de tratar de filtrar lo que puede ser y lo que no para no volver loco al equipo.
En Muxunav desarrolláis sistemas que facilitan el pago en entornos desatendidos, como estaciones, hospitales, universidades... En un contexto, como el Aeropuerto de Pamplona, donde el tiempo y la experiencia del usuario son esenciales, ¿cómo puede cambiar la tecnología la forma en la que viajamos?
En cualquier espacio en el que la gente viaje, vamos a encontrar tiendas desatendidas, pero ya hay máquinas con sistemas de pago. Creo que a futuro seguirán interactuando y va a tender a que sean inteligentes. Nosotros buscamos sistemas inteligentes con los que pagar, pero que también te informen; por ejemplo, que te diga la máquina que no compres este producto porque tiene cacahuetes y tú eres alérgico. No se trata de sistemas de pago, sino de interacción. Y con un claro servicio social porque cada vez se va uniendo todo.
El mundo del viaje y los medios de pago tienen algo en común: eliminar fricciones. ¿Qué le inspira del concepto de movilidad fluida, donde moverse y pagar se integran en una misma experiencia?
Estamos yendo ya hacia allí. Los asiáticos tienen esto muy claro, ya van integrando los sistemas de pago digitales con funciones para que sea cada vez más rápido, más autónomo y desatendido. También está claro que los sistemas de pago no tienen que ser solo físicos, sino también digitales.
Muxunav ha apostado por la sostenibilidad tecnológica al alargar la vida útil de las máquinas y reducir residuos, ¿qué papel juega esta responsabilidad en la innovación?
Si se consigue que máquinas de los años 90 obtengan nuevas funcionalidades, ya no son consideradas como chatarra. Se contribuye a no generar residuos y darles una segunda vida. Las máquinas solo son cajones y, si les incluimos sistemas que son mejores, no hay que tirarlas porque es mejor que una nueva.
Su empresa se está expandiendo a nivel mundial por Europa y Latinoamérica, ¿cómo se mantiene la esencia de una empresa pequeña cuando se da ese salto?
Seguimos siendo pequeños y, por más que crezcamos, seguiremos siendo pequeños porque tenemos que seguir siéndolo. Antes hablaba de escuchar y me repito. Muchas empresas no se dan cuenta que a la hora de innovar es un auténtico regalo la información que dan los clientes. Si eres capaz de hacer una unión de cara a innovar, lo materializamos. El día que Muxunav deje de escuchar, tendrá un problema.
¿En un aeropuerto del futuro, cómo se imagina que la tecnología de su empresa podría incidir?
No tengo una bola de cristal, pero veo un aeropuerto desatendido. No tendríamos que facturar, se nos identificará biométricamente. Es decir, pasarás, una pantalla te identificará, meterás tu equipaje en una cinta, pasarás un control y, por supuesto, el desembarco también estará desatendido. Todo eso existe y solo hay que unirlo. Creo que solo falta un tema legislativo.
¿Dónde coloca la muga entre la automatización y la experiencia humana?
Van unidas. Los que nacimos en el siglo pasado tenemos un sentimiento romántico porque hablamos de nuestro pasado, pero eso nunca más va a existir. Nada va a volver. Hay que tener contacto humano, pero es innegable que no se puede luchar contra la tecnología y nuestra forma de comunicarnos ha cambiado para siempre.
¿Cree que la tecnología puede desconectar a las personas?
¿Y qué es desconectar? Creo que es más peligrosa la hiperconexión que la desconexión, que siempre es necesaria. Creo que estamos sobreconectados y sobreexpuestos. Hay una falta de paréntesis para reunirnos con nosotros mismos, pero hay que obligarse a hacerlo.
Si hoy pudiera coger un vuelo, sin maletas, sin compromisos, ¿a dónde iría? ¿Sería capaz de ir desconectado por completo?
A Nueva York. Mis hijos me enseñaron a que no tenía que llevar dispositivos. A ellos les dolía ver que su padre desaparecía y aparecía a las tres horas. Me pareció una señal. No es que no sea capaz, sino que ahora confío en el equipo y sé que puedo y debo desconectar.
Temas
Más en Sociedad
-
Igualdad recaba datos del crimen de Rincón de la Victoria (Málaga) como presunto caso de violencia de género
-
La Plataforma 0-3 de Navarra exige bajada de ratios en las aulas y más contratos a jornada completa
-
Más de 2.600 personas en las Jornadas de Puertas Abiertas de la Universidad de Navarra
-
Navarra estrena su primera certificación oficial en competencias digitales con un 85% de aprobados