Sonidos parecidos al de los truenos inquietaron a los vecinos de Miranda de Arga el jueves. Al salir de sus casas, observaron que comenzaban a caer piedras desde el monte, que comenzó desprenderse poco a poco amenazando tres viviendas. Francisco Gil, alcalde del municipio, alertó a los Bomberos sobre las ocho de la tarde y acudieron hasta el lugar junto con Guarderío Forestal y Policía Foral. 

“Empezaron a avisar a algunos vecinos porque cada poco tiempo se escuchaban las rocas caer y les recomendaron que saliesen de sus casas. La situación impresionaba mucho”, explica Gil. Durante toda la noche, la tierra y las rocas continuaron desprendiéndose, lo que mantuvo en alerta a todo Miranda de Arga. “Ha sido impresionante, porque era de noche y se oía caer la rocas cada muy poco tiempo. Por la mañana hemos visto caminos llenos de tierra y hay una pieza de un vecino que se ha quedado sin ella”, añade el primer edil.

La casa de Lorea Enciso es la que más cerca está del lugar del corrimiento y la vecina de Miranda cuenta que la situación fue impactante. “Yo vivo en casa de mis padres, que está al lado de donde se desprendió el monte. Mi madre estaba en casa y escuchaba ruidos de tormenta pero cuando salió vio que caían piedras y que se caía el monte”, relata Enciso. Sobre las diez de la noche, la joven vio que la cuesta de al lado de su casa estaba llena de rocas y las jardineras y olivos y estaban caídos. “Mis padres no han dormido nada, han estado en constante guardia con otros vecinos vigilando el monte con un foco. Mi madre se pensaba que se iba a quedar sin casa y que todo el vecindario iba a quedar enterrado”, asegura. 

Ayer acudieron al municipio arquitectos del Gobierno Foral para analizar la situación y los daños y desde el consistorio esperan a reunirse con un Geólogo que realice un estudio en la zona. “Estamos esperando a que lo analicen y ver qué podemos hacer porque no podemos actuar por nuestra cuenta”, asegura el alcalde.

estabilizado La situación ha extrañado a la localidad ya que el entorno permanece muy seco y, aunque el desprendimiento está estabilizado, temen que cuando lleguen las lluvias vuelva a suceder. “Cuando llueva se reblandecerá el camino e igual vuelve a ocurrir. Hay muchas grietas y cuando llegué la humedad creemos que volverá a caer el monte”, declara Gil.