Un vecino de Estella fue juzgado ayer en el Juzgado de lo Penal número 3 acusado de un delito de acoso y de otro contra la Administración de Justicia al entender la acusación particular que es el responsable de haber depositado en varias ocasiones unos escritos obscenos con dibujos y alto contenido vejatorio en casa de uno de los primeros denunciantes de abusos en la Iglesia en Navarra, el estellés Jesús Zudaire, que fue víctima de delitos sexuales por parte del que fuera director del colegio El Puy, José San Julián Luna, en los años 60 y 70. La Fiscalía considera que las notas (algunas de las cuales están reproducidas en este artículo) no son constitutivas de infracción penal y por tanto solicita la absolución del denunciado.

La Guardia Civil confirma la autoría

Pese a que no hubo testigos presenciales de que el acusado depositara en la vivienda de Jesús Zudaire los escritos obscenos que se mencionan, los especialistas en técnica grafológica de la Guardia Civil realizaron un informe pericial caligráfico comparando las letras que acompañaban los dibujos con una prueba de escritura que realizaron al acusado. Señalaron que el resultado era concluyente y que había indicios claros de que el encausado era también autor de esas notas manuscritas.

El procesado lo negó con rotundidad y dijo, además, que le daba vergüenza que crean que yo he escrito eso”, puesto que el acusado tenía estudios de Filología y las notas contenían gruesas faltas de ortografía. La Guardia Civil explicó que cuando se depositan notas anónimas de este tipo, las personas que lo hacen tratan de disimular su escritura y su nivel de conocimiento de la lengua. “Tratan de simular que son otras personas”, declararon los agentes. 

Uno de los escritos vejatorios. Redaccion DNN

En la vista oral, que va a continuar el lunes con otra pericial caligráfica y en la que el acusado tendrá derecho a la última palabra (ayer sin ir más lejos le pidió a la jueza que quería defenderse a sí mismo porque no estaba de acuerdo con los planteamientos de su abogado), también testificó una psicóloga forense del Instituto Navarro de Medicina Legal, que se había entrevistado con la víctima, Jesús Zudaire. La perito manifestó que este hombre ya está diagnosticado desde 1991 de un trastorno de ansiedad y que en 2005 empezó a verbalizar ya los abusos sufridos en su infancia. “La sintomatología que presenta era fruto de la experiencia traumática que tuvo cuando era niño en el colegio. Por ello esas notas reactivan su ansiedad, su insomnio y sus conductas compulsivas. Son notas de contenido sexual que se mandan a una víctima precisamente de abusos sexuales, por lo tanto es normal que se le reactiven los síntomas y es muy difícil que pueda estar mintiendo”.

El acusado negó haber dejado las notas entre octubre y noviembre de 2020 en el domicilio de Zudaire. “Yo no escribía esos anónimos, no tengo nada que ver, pero llevo ya ocho denuncias. Y al final le he tenido que denunciar para que parara con esto. Menudos tres años llevo con todo esto”. Sobre su experiencia en el colegio El Puy, donde también estudió, el encausado dijo que le parecía “ridículo denunciar a un cura que había muerto hace 30 años”. “Ese cura daba palizas, pero de ahí a abusos sexuales va mucho. No nos bajó la ropa ni nada de eso, yo creo que hacía caricias y nos reíamos de que lo hacía”.