Hace unos días, quizás para no amargar la Cabalgata, la Policía Municipal de Pamplona informó en un escueto comunicado del ingreso en prisión de un joven de 18 años por haber protagonizado tres robos violentos a peatones en la zona de la Taconera y en el barrio de la Rochapea. Fue la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona la encargada de dictar prisión provisional, comunicada y sin fianza de este joven, del que ahora se conocen más detalles de su modus operandi.

El encausado, con la peculiaridad de que llevaba el brazo escayolado, una circunstancia que ha permitido más fácilmente su identificación, protagonizó los hechos junto a un compinche y ambos actuaron en una hora frenética en la calle Taconera y en Bernardino Tirapu.

En primer lugar, el 27 de diciembre, sobre las 23.45 horas, el denunciado actuó en la zona del Bosquecillo. Junto a otro joven que no ha sido identificado asaltaron a un hombre, tras colocarse a su altura, empujarle contra la pared y mientras uno le sujetaba, el otro le registraba e intentaba localizar algo que valor. La víctima, ante el temor que le causó su actuación, sacó todo lo que llevaba y al no tener nada de valor, "le dejaron ir sin antes decirle que si llamaba a la Policía le pegarían dos tiros", expone el auto judicial.

A continuación, sobre las 00.05 horas, apenas veinte minutos después, otro hombre relató cómo dos jóvenes le sobrepasaron cuando caminaba por el parque de la Taconera, le pidieron algo para la villavesa y al decir que no tenía, le dijeron que sacara todo lo que llevaba o le pinchaban en el cuello. Asimismo, narró que los asaltantes hacían ver en todo momento que le iban a rajar, todo lo cual provocó que sacara sus efectos, tirando uno la cartera al suelo y mientras seguían diciendo que le iban a rajar y a pinchar en el cuello. Nuevamente le dijeron también que si avisaba a la Policía le buscarían y le matarían.

Por último, a las 00.38 horas, sin que llegara a transcurrir una hora del primer robo, el procesado y su compinche volvieron a asaltar a otro peatón, que esta vez iba en compañía de una amiga. Le solicitaron que les diera todo lo que llevaba encima, le palparon los bolsillos y, al meterse las manos en el interior para evitarlo, uno de ellos le agarró del cuello aprendo fuertemente mientras otro le metió la mano en el bolsillo y se llevó la cartera. Su amiga declaró ante la Policía que sufrió un gran temor al ver los hechos, ya que su acompañante quedó con el cuello rojo tras el agarrón, sacando saliva por la boca y prácticamente asfixiado.

La jueza decretó su orden de prisión a pesar de que el detenido se encuentre en un piso de preparación para la vida adulta por discapacidad, piso tutelado, pero ello "no puede evitar este ingreso puesto que no ha evitado la comisión de varios hechos delictivos graves en un breve espacio de tiempo y al no resultar eficaz ninguna otra medida menos gravosa en este momento para evitar la reiteración delictiva".